El Prismático es el blog de opinión de elDiario.es/aragon.
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Las Cortes de Aragón aprobaron recientemente el techo de gasto para el próximo año. Una buena noticia que facilitará la aprobación de unos presupuestos que por primera vez en cinco años serán realmente sociales. El techo de gasto es la consecuencia de un error que cometimos los socialistas y del que ya hemos dado muestras de arrepentimiento, aunque los que quieren captar votos de nuestro electorado insisten en que no es así. Se trata del artículo 135 de la Constitución, que fijó la estabilidad presupuestaria como condición para hacer política ante la presión que sufrió España de las instituciones europeas.
Por eso, espero que este sea el último año en el que se apruebe un techo de gasto, porque espero que el nuevo Gobierno, y confío en que sea socialista, reformará este artículo para que las políticas sociales no se vean condicionadas a la estabilidad presupuestaria. Es decir, la contención en el gasto es necesaria, sí, pero jamás puede condicionarse a las necesidades sociales de la ciudadanía. Esto es lo que ha pasado en los últimos cuatro años, en los que la obsesión por cuadrar el rigor del déficit llevó a la miseria y a la desprotección social a miles de aragoneses. Y, para colmo, tanto ajuste y recorte tampoco pudo contener el equilibrio de las cuentas.
Por eso celebro hoy que el nuevo Gobierno haya podido sacar adelante el que espero que sea el último techo de gasto, que puede permitir tener unos presupuestos que piensen más en los ciudadanos que en los intereses bancarios. Que no dejen a nadie en la estacada.
Por eso, niego la premisa de que la economía no puede gestionarse con criterios políticos de izquierdas. Más bien al contrario, pienso que es la única manera de gestionarla. Y que es posible compatibilizar el crecimiento, racional y justo, con la cobertura de los servicios públicos y la construcción de un país en el que las desigualdades se van eliminando. De lo contrario, se puede convertir en un dragón voraz que acaba con todos.
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