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El Prismático es el blog de opinión de elDiario.es/aragon. 

Las opiniones que aquí se expresan son las de quienes firman los artículos y no responden necesariamente a las de la redacción del diario.

“Viven como animales”

Chabolismo en Níjar, poblado de Los Nietos

Plácido Diez

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“Visité zonas que muchos españoles no reconocerían como parte de su país, barrios con condiciones mucho peores que un campo de refugiados, sin agua corriente, electricidad ni saneamiento durante muchos años”. En la afirmación con ecos futuristas del relator especial de la ONU para la extrema pobreza y los derechos humanos, el australiano Philip Alston, hay algo incómodo que zarandea nuestras guías turísticas, nuestras conciencias y nuestra percepción de la realidad. Como si viviéramos en una realidad paralela, la de un debate público, o como en su día matizó Felipe González publicado, una realidad que gira y gira sobre el separatismo catalán, el terrorismo vasco, Venezuela, la traición a España y el patriotismo.

¿Hay mayor ataque al patriotismo que tener a la cuarta parte de los españoles en riesgo de pobreza o exclusión social? ¿No merece mayor atención en el Congreso de los Diputados y en el Senado, en los titulares, análisis y opiniones en los medios de comunicación convencionales y digitales?

El dato se desprende del informe de veinte páginas de Alston, que durante doce días, después de haber estado interpretando estadísticas durante un año, recorrió seis comunidades autónomas (Cataluña, País Vasco, Galicia, Extremadura, Andalucía y Madrid) y varios municipios de la mano entre otras de la organización no gubernamental más relevante de la Iglesia católica, Cáritas.

A Alston le impactó especialmente un campo de temporeros recolectores de fresas de Huelva: “Viven como animales”. No es el único. Hay muchos repartidos por el territorio español como, por ejemplo, el poblado de chabolas de “Los Nietos” en el mar de plásticos de Almería cerca de la rotonda de Los Albaricoques, pedanía de Níjar, de los 'Campos de Níjar' que inmortalizara Juan Goytisolo en un libro de viajes publicado en 1960.

Un poblado de infraviviendas a pie de carretera en el que ya se han registrado varios incendios, alguno con heridos graves. Níjar, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), es oficialmente el municipio más pobre de España de los mayores de 20.000 habitantes con 6.253 euros de renta anual media. Un 44% de los empadronados son inmigrantes.

Níjar, junto a El Ejido y Roquetas de Mar, son tres de los municipios donde más porcentaje de votos recibió Vox en las últimas elecciones generales, el 35%, el 36% y el 30% respectivamente. Alrededor de esa renta anual giran varios municipios andaluces de Huelva, Cádiz, Sevilla, Málaga, y alguno de Murcia como Mazarrón que apenas supera los 7.000 euros.

Si bajamos a la categoría de barrios, podrían ponerse muchos ejemplos de ciudadanos en riesgo de exclusión o directamente excluidos incluso al lado del distrito financiero de Madrid, en Barcelona, en Sevilla, en Valencia, en Bilbao, en Zaragoza... En la capital aragonesa, basta con darse un paseo el domingo por los alrededores del Rastro junto a la estación del AVE para comprobar que coexistimos o convivimos con muchas personas relegadas a un estado de tercera clase.

Políticas sociales insuficientes

El relator especial de la ONU, que desde 2014 ha visitado Chile, Rumanía, Mauritania, China, Arabia Saudí, Estados Unidos, Reino Unido, Ghana, Laos y Malasia, concluye en su informe que “España ha salido de la crisis gobernando para los ricos y abandonando a los pobres”. La sensación de abandono de los entrevistados es la que se le quedó grabada.

Alston recogió en su informe que las políticas sociales están quebradas y son ineficientes en España y que la pobreza no ha hecho más que aumentar en los últimos años con el beneplácito de los gobernantes.

“La España poscrisis registra más pobreza y exclusión, más paro y abandono escolar, mientras los ricos cada vez tienen más dinero y pagan menos impuestos”. Alude también a las familias que no pueden pagar los libros de texto de sus hijos, a la pobreza farmacéutica, a la privatización de servicios públicos en la sanidad, a la falta de vivienda barata, al incremento de hasta el 50% en los alquileres, a la especulación, a los desahucios.

Es un diagnóstico que seguramente en buena parte hace suyo no solo la izquierda española sino también Cáritas. El Informe también cita la falta de servicios de todo tipo en la España despoblada y el colapso burocrático de las insuficientes ayudas sociales, el papeleo que se exige a los desfavorecidos comparado con la libre circulación de capitales.

En el informe del relator hay otro diagnóstico que nos debe poner en alerta: el de la fractura de la imagen de una sociedad familiar arraigada, de las redes de seguridad familiares de abuelos a padres, de padres a hijos, entre hermanos y cuñados, de las que tanto nos enorgullecemos los españoles.

El relator especial de la ONU refleja también que el Gobierno no le supo cuantificar el fraude fiscal. Perseguir el fraude fiscal es una de las recetas de futuro en su informe. También, rebajar las deducciones fiscales a las rentas más altas, construir 20.000 viviendas sociales en los próximos cuatro años, regular los precios de los alquileres, aprobar una ley de pobreza energética y una renta mínima para toda la población.

Son propuestas que en buena medida ha hecho suyas el nuevo Gobierno PSOE-Unidas Podemos que también ha incluido en su programa de gobierno proteger a la infancia y la adolescencia frente a la violencia y aprobar un plan de choque para reducir hasta un 75% las listas de espera de los dependientes. En el proyecto de Presupuestos que tumbó Esquerra Republicana de Cataluña (ERC) para forzar una convocatoria electoral había consignados 800 millones de euros para la dependencia.

Definitivamente, seguimos necesitando “hispanistas” como el relator australiano de la ONU que desde la distancia nos ayuden a evaluar la percepción de la realidad que se nos está transmitiendo desde el ruido y la furia. ¿Cómo nos pueden ayudar? Contándonos desde la perspectiva y desde la sorpresa del viajero el mundo oculto, amargo y extremadamente desigual que está a nuestro lado, la dualidad que nos cuesta enfocar pero que debería ser una prioridad esencial del patriotismo.

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