Félix de Azara, el aventurero aragonés precursor de la teoría de la evolución y admirado por Darwin
Las localidades aragonesas más pequeñas también tienen a sus personajes ilustres y a sus héroes. El pintor Francisco de Goya nació en Fuendetodos, una localidad zaragozana que ahora cuenta con 180 habitantes. El médico Miguel Servet, que describió la circulación pulmonar hace cinco siglos, lo hizo en Villanueva de Sijena (Huesca) y el escritor Ramón J. Sender en Chalamera. En Barbuñales, a 42 kilómetros de la capital, nació Félix de Azara (1742-1821), militar, ingeniero, explorador, cartógrafo, antropólogo y naturalista que se adelantó a la teoría de la evolución de las especies de Darwin, que lo citó en su 'Origen de las especies' y del que se dice que viajaba siempre con un ejemplar de 'Viajes por la América Meridional' del altoaragonés.
Destacó como estudioso del medio natural, sobre todo a raíz de sus viajes a América como comisario encargado de delimitar con precisión las fronteras españolas. Este trabajó le llevó a describir más de 440 especies de aves nuevas. En el 200 aniversario de su muerte, y con el objetivo de difundir su obra y poner en relevancia su figura, la Diputación de Huesca (DPH), a través del Instituto de Estudios Altoaragoneses (IEA) y el Departamento de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón, están trabajando en un acto conmemorativo que tendría lugar en Huesca en las próximas semanas, antes de que finalice este año.
Paralelamente, desde la Diputación de Huesca se está en contacto con la Fundación de Historia Natural Félix de Azara, con sede en Argentina y que está también desarrollando diferentes acciones conmemorativas de este aniversario tanto en este país como en Paraguay, donde Félix de Azara estuvo destinado y allí desarrolló una parte importante de sus estudios sobre flora, fauna, entorno natural, costumbres de sus habitantes. “Félix de Azara fue para su época un adelantado en cuanto a ideas y observaciones”, afirma Adrián Giacchino, presidente de la Fundación de Historia Natural Félix de Azara.
Precisamente esta Fundación es una de las instituciones que más contribuye a la internacionalización de la figura del ilustrado naturalista altoaragonés y por tal motivo recibió en 2016 el Galardón Félix de Azara. En esta línea de colaboración, el IEA está ya estudiando un espacio para albergar el legado de Félix de Azara que va a ceder dicha Fundación. Mientras tanto, y con motivo del bicentenario, en el canal de Youtube de la DPH hay un vídeo de la Fundación Historia Natural sobre Félix de Azara.
“En el caso puntual de Argentina, la Fundación tiene previsto el estreno de un nuevo documental sobre su vida y obra; el lanzamiento de los Premios Félix de Azara para el área sudamericana; la realización de algunas conferencias que ya se vienen realizando desde principios del año; la publicación de una biografía ilustrada sobre el naturalista; y la realización por parte de distintos escultores e ilustradores argentinos de una serie de esculturas y retratos”, dice Giacchino. El legado académico de Félix de Azara es enorme, pero es su estudio en profundidad del medio natural lo que movió a la Diputación Provincial de Huesca a crear el Premio Félix de Azara, un reconocimiento a la conservación del espacio natural.
Herido y dejado por muerto en una playa
Tras completar formación militar, en 1775 tomó parte en la expedición contra Argel y en las operaciones de desembarco fue herido y dejado por muerto en la playa. En 1777, España y Portugal, en litigio sobre la demarcación de sus fronteras en América, fijaron en el tratado de San Ildefonso las bases para resolverlo, cuya ratificación se verificó por la paz de El Prado en 1778. Ambos países nombraron comisionados para determinar sobre el terreno los limites de sus posesiones. Félix de Azara fue nombrado por la parte española y se agregó a la marina con el grado de teniente coronel de ingenieros. En 1781 partió desde Lisboa rumbo a Río de Janeiro y, como capitán de navío, firmó su 'Geografía Física y Esférica' y pasó a la posteridad en el cuadro donde Goya le retrató
El periodo que media entre su llegada a Buenos Aires en 1781 y su vuelta a España en 1801 es el más fecundo. En forzado retiro, porque la corona le había encomendado una misión pero no había asignado el suficiente presupuesto, su espíritu investigador e inquieto le hace viajar, observar la flora, la fauna, los indígenas, tomar apuntes y sacar conclusiones que, en un principio, fueron autodidactas y se apoyaron en la obra del francés George-Louis Leclerc de Buffon, gran autoridad de la época a la que después rebatiría en muchas de sus conclusiones.
Azara había observado diferencias entre los animales de una misma especie que no se debían a una causa superficial sino a una causa interna. El no sabía explicar los mecanismos de la evolución, pero observa que existe, en el ser vivo, la posibilidad de cambiar, con lo cual introduce el desorden, algo se escapa a la perfecta armonía del universo y además se acerca al concepto de mutación de la biología moderna. Su importancia como naturalista, no está en la formulación de hipótesis, sino en la ruptura del orden científico del siglo XVIII para abrir un abanico de posibilidades a los programas de futuros investigadores.
Como etnógrafo recopiló datos sobre las costumbres, formas de vida y relaciones humanas de los indios salvajes de la América Meridional. Como filósofo intervino en la polémica que se suscita a raíz del Descubrimiento de América sobre el origen de los indios y si el “indio” es un ser racional y, por lo tanto, hombre “digno de recibir el sacramento de la eucaristía, o si no llega a esta categoría”. Investigó sobre el descubrimiento y conquista de Río de la Plata y del Paraguay y analizó los medios empleados por los conquistadores de América para reducir y sujetar a los indios “salvajes” anteponiendo el método seglar de estudio a los eclesiásticos.
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