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Tras 27 años cerrada Alcalá de Gurrea recupera su escuela para los niños ucranianos refugiados en el pueblo

Aula de la nueva escuela de Alcalá de Gurrea

Candela Canales

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27 años después de que la escuela del pueblo cerrase sus puertas vuelve a abrir el colegio en Alcalá de Gurrea. Esta localidad zaragozana de 250 habitantes ha habilitado su ludoteca para dar clase a los once niños ucranianos que residen ahí desde abril de 2022, cuando comenzaron a llegar tras el conflicto en su país. 

Son once niños, con edades comprendidas entre los tres y los once años, los que no van a tener que realizar los 12 kilómetros que los separan de Almudévar a diario. El resto de niños del pueblo sí que lo hacen, sin embargo, para las familias refugiadas “era muy raro tener que dejar a sus hijos e hijas en un autobús, sin saber cómo era el colegio o los profesores, teniendo en cuenta la situación de guerra de la que venían. El objetivo era que niños tan pequeños no tuvieran que desplazarse y estar lejos de sus padres”, explica José Eugenio Marín, alcalde de Alcalá de Gurrea. 

Este centro se convierte este año en colegio de nuevo por una situación “excepcional” y no se sabe si continuará el próximo curso. Además, si los matriculaban en Almúdevar era necesario desdoblar algunas aulas “y lo más fácil era habilitar un espacio en Alcalá, porque además vienen con un idioma distinto, podrían aprender bien castellano, realizar tareas y los que están matriculados en Ucrania seguir con sus clases online”, expone Marín. 

El alcalde explica también que con la acogida de refugiados se va decidiendo día a día puesto que “todo va cambiando mucho”. La decisión de reabrir el colegio se tomó a principios de verano y se ha hecho dentro del Colegio Rural Agrupado (CRA) Violada Monegros, de Tardienta. Las aulas ya estaban habilitadas puesto que era una ludoteca y “solo hemos tenido que adaptar algo de mobiliario”. 

Centro de refugiados de Alcalá de Gurrea

Cuando comenzó el conflicto, el ayuntamiento de Alcalá de Gurrea ofreció la residencia, que no estaba en funcionamiento por gestión de permisos, para alojar a 35 refugiados ucranianos. En principio era un centro de emergencia en el que cada persona o familia iba a estar 30 días, “pero la siguiente fase está colapsada entonces hay algunas que llevan desde abril”. 

En estos momentos hay 37 personas en el centro, puesto que se adaptó una cama más para un niño y una de las mujeres refugiadas ha dado a luz estando en Alcalá de Gurrea, el pasado 11 de agosto. 

En cuanto a la respuesta del pueblo, Marín explica que ha sido muy positiva y que hay unos 30 o 40 voluntarios que acompañan a los residentes a hacer papeles, al médico o que imparten clases de español. “Yo creo que la simbiosis es muy buena y estamos haciendo una labor importante y poder utilizar una instalación que teníamos ahí parada y hacer una labor social importante”, asegura. 

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