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El cáncer de mama masculino: la enfermedad invisible que Aragón quiere poner en el mapa científico

Laura López, Beatriz Beriain, Alberto Jiménez Schuhmacher, Sophia Berna y Marta Baselga, investigadoras de este proyecto.

Naiare Rodríguez Pérez

11 de septiembre de 2025 22:26 h

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“Tenemos tetas. Podemos tener cáncer”. La frase, tan simple como incómoda, la pronuncia Alberto Jiménez Schuhmacher, investigador ARAID y jefe del Grupo de Oncología Molecular del Instituto de Investigación Sanitaria Aragón (IIS Aragón). 

Habla de un tumor que afecta cada año a entre 350 y 700 hombres en España, entre 10 y 20 de ellos aragoneses. Sin embargo, para la mayoría sigue siendo una enfermedad inexistente, un tabú que condena a los pacientes a diagnósticos tardíos, operaciones radicales y, con frecuencia, a la incomprensión social.

En este escenario nace el 'proyecto Antonio', el segundo en España y uno de los pocos en el mundo dedicado en exclusiva al cáncer de mama masculino. Este trabajo pionero busca dotar de visibilidad a los pacientes y de herramientas científicas a los laboratorios para que este tumor deje de ser un agujero negro en la investigación oncológica.

Una urgencia científica y social

A pesar de que este diagnóstico siempre produce miedo e incertidumbre, la oncología vive un momento esperanzador. Cada año se anuncian avances en tratamientos, biomarcadores o inteligencia artificial aplicada a la detección precoz. No obstante, en palabras de Alberto, el cáncer de mama masculino sigue fuera de este progreso.

“En repositorios puedo adquirir miles de líneas celulares de muchos tumores, pero ninguna de cáncer de mama masculino. No existen o no están disponibles. No hay, y no hay no puede ser una respuesta”, afirma.

Sin esas herramientas resulta imposible avanzar en fases iniciales de investigación o probar nuevos fármacos con rigor científico. Y, como consecuencia, los hombres diagnosticados reciben en gran medida los mismos protocolos diseñados para mujeres, pese a que la biología del tumor masculino presenta particularidades.

Por la falta de visibilidad, de concienciación sobre la enfermedad entre los hombres y de detección temprana, el 80% de los diagnósticos se efectúan en fases avanzadas (III-IV), con propagación y metástasis.

Además, la ausencia de programas de detección, junto con la percepción de “baja incidencia”, han generado un alto porcentaje de diagnósticos tardíos en comparación con el caso femenino.

“Muchos hombres no saben que tenemos mamas o podemos padecer este tipo de cáncer. El no ser conscientes hace que los diagnósticos sean más tardíos, cuando los tumores son más agresivos. Tampoco existen cribados en hombres y no sabemos autoexplorarnos”, explica el investigador.

Esta situación, sumada a una menor cultura de autocuidado en la salud masculina, conduce a que, en España, el 96% de los varones diagnosticados pase por una mastectomía, frente al 70% de las mujeres. “Las mamas de un hombre son más pequeñas, por lo que es más difícil realizar una cirugía conservadora. Incluso tumores más pequeños, al estar junto al pezón o la fascia pectoral, obligan a extirpar toda la glándula”, detalla.

A su juicio, el cáncer masculino se ha considerado como una “rareza” durante décadas y la mayoría de las guías clínicas se basaban en la experiencia en la mujer, “extrapolando tratamientos al varón sin ensayos clínicos propios”.

Pero eso se quiere cambiar y, para luchar contra esta realidad, el Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón (IIS Aragón) y la Asociación de Cáncer de Mama Masculino (INVI) firmaron un acuerdo en 2023 para poner en marcha el segundo proyecto de investigación en nuestro país sobre el cáncer de mama masculino.

‘Antonio’: un nombre que ayuda a investigar

El proyecto liderado por J. Schuhmacher busca aislar líneas celulares de pacientes de cáncer de mama en varón con el objetivo de desarrollar modelos celulares, modelos de ratón xenoinjertados con tumores y líneas metastásicas con tropismo por determinados órganos para generar modelos de metástasis in vivo. “La generación de todos estos modelos permitirá que puedan ensayarse terapias en fases preclínicas. Comenzaremos evaluando los estudios que tenemos en marcha en el grupo y que están siendo analizados en cáncer de mama en muestras derivadas de mujeres”, añade Alberto J. Schuhmacher.

Más en concreto, tal y como explican desde el IIS, a partir de muestras de tumores primarios de pacientes varones, se aislarán líneas celulares y organoides que podrán ser implantadas en mama o en flanco de ratos inmunocomprometidos. Después, se realizarán injertos de tumor primario si la muestra lo permite y, cuando hayan crecido, se extirpará el tumor primario y se esperará a que se formen metástasis.

Una vez logrado todo ello, según matiza el investigador, estas se diseccionarán, cultivarán y aislarán para injertarse después en la mama de nuevos ratones o empleando diferentes vías que puedan favorecer su implantación en órganos diana.

En base a este proceso, se espera obtener una base sólida para el desarrollo de estrategias terapéuticas más efectivas dirigidas a prevenir o tratar la propagación metastásica del cáncer en general, y el de mama en particular.

“Los hombres tenemos un cromosoma Y, que no sabemos si juega un papel. Del mismo modo que no todos los cánceres de mama en mujeres son iguales, tampoco podemos asumir que el masculino sea idéntico”, explica. En cuanto al nombre, Antonio, el investigador explica que era el padre de un amigo suyo que falleció de cáncer de mama: “Quise rendirle un homenaje porque la ciencia debe ser social. No es cáncer de mama masculino, son Antonio, Màrius, Marcos, Julio, José, Esteban…”.

Ese recuerdo personal conecta la frialdad de los tubos de ensayo con la vida real de los pacientes. En palabras de Alberto, “no es lo mismo tener una línea celular con un código de letras y números comprada en un repositorio, que saber que tienes la muestra de una persona que está en el hospital y sobre la que puedes impactar”. “A menudo lloro cuando veo las muestras que recibimos”, admite.

Aragón como motor

El IIS Aragón y los hospitales públicos de la comunidad ofrecen un ecosistema único, ya que, según ironiza, conviven médicos de múltiples disciplinas y “ratas de laboratorio como yo”.

En cuanto a mejorar la concienciación, Aragón ha mejorado después de celebrar en 2023 la II Jornada Aragonesa de Humanización en Cáncer de Mama, bajo el lema ‘Ellos también suman’, con materiales específicos sobre autoexploración masculina y testimonios de pacientes.

“Concienciar, concienciar y concienciar acerca de este tumor como hace INVI y promover la salud masculina como hace TheMoveMen”, insiste Alberto, quien asegura que el estigma pesa tanto como la enfermedad y silencia síntomas que, de detectarse a tiempo, podrían salvar vidas.

“Tenemos tetas. Podemos tener cáncer. Si notas un bulto, te supura el pezón o algo te preocupa, acude al médico. Si se pilla a tiempo puedes evitar un problema serio. Cuida de tu cuerpo como cuidas de tu coche o mejor. Y, sobre todo, habla de ello”, indica.

Aunque el camino hacia una mayor detección y una mejora de los sistemas que ayudan a atender a las personas que padecen esta enfermedad, Alberto se apoya en el poder de las nuevas tecnologías.

En este sentido, asegura que es “creyente” de la biopsia líquida y, en unos años, se podrá mirar una serie de alteraciones en una muestra de sangre como hoy se mira el azúcar o el colesterol. 

“Con inteligencia artificial ya se identifican tumores en TACs antes de ser visibles. Todo está en pañales, pero empieza a funcionar a pequeña escala. Nos viene una revolución”, remarca.

Y a esta revolución hay que estar preparados, tanto los profesionales como la sociedad. Porque, tal y como apunta, la esencia del proyecto ‘Antonio’ es investigar para curar, pero también hablar para prevenir. Lo que no se nombra, no existe. Y lo que no existe, en definitiva, no se investiga.

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