El Gobierno de Aragón constituye una Comisión para “fomentar y proteger los espectáculos taurinos”
“Es lo que manda el Reglamento”. Esa es la explicación dada desde el Gobierno de Aragón para justificar la constitución de la Comisión Consultiva Aragonesa de Asuntos Taurinos. Como si el Reglamento fuera potestad de algún ente ajeno, se escudan en él para argumentar que se sienten obligados a crearla.
Se refieren al Reglamento de Espectáculos Taurinos que el Gobierno de Aragón, con Marcelino Iglesias (PSOE) como presidente, aprobó el 3 de noviembre de 2004. En este reglamento se dice textualmente que una de las funciones de la Comisión es “proponer cuantas medidas estime oportunas para el fomento y protección de los espectáculos taurinos”.
La Comisión, también siguiendo los dictados del Reglamento, está formada por 18 personas; encabezadas por el consejero de Presidencia, Vicente Guillén, como presidente, y la directora general de Justicia e Interior, María Ángeles Júlvez, como vicepresidenta. Además de 16 vocales en representación del Gobierno y de distintas asociaciones y colectivos relacionados con el mundo taurino.
IU pide su supresión
La portavoz de IU en las Cortes de Aragón, Patricia Luquin, ha registrado una Proposición no de Ley en la que solicita la supresión de esta comisión por considerarla “innecesaria”. Asegura que no apoyan la promoción de las corridas de toros y que estos “sádicos espectáculos, donde la sangre y el sufrimiento del toro son protagonistas, no deben tener el apoyo de la Administración pública”.
Para ella, es anacrónico que en un momento en el que cada vez se producen más debates al respecto y con una mayoría social en contra se cree esta comisión. “El mero hecho de ponerla en funcionamiento, de activarla, es un sinsentido”.
En un argumentario similar, aunque no tan contundente, se posicionó el diputado de Podemos Nacho Escartín. Estima que es el momento de que se abra un debate. “Es un tema de conflicto, que desata división de opiniones, y nosotros estamos por el diálogo”, afirma.
Aunque lo ordene el Reglamento, señala Escartín, siempre se puede cambiar, “pero han elegido seguir la línea continuista”. “Nunca ha habido un movimiento más crítico con la tauromaquia como en la actualidad”, concluye.