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Momias contra la despoblación: el primer museo en España dedicado a estos restos abre sus puertas en un municipio de 2.000 habitantes

Detalle de una de las momias del museo de Quinto de Ebro.

Marta Salguero

Zaragoza —

¿Quién iba a decir a los vecinos de Quinto de Ebro que sus antepasados, una vez muertos, generarían riqueza al municipio? Hace unos años nadie lo hubiera creído, pero lo que comenzó siendo un curioso hallazgo en la iglesia del pueblo se ha convertido en una oportunidad para esta localidad de apenas 2.000 habitantes que vive de la agricultura y que hace unas semanas sufrió las consecuencias de la crecida del Ebro. Más de 2.000 hectáreas de cultivo perdidas.

Quinto de Ebro (Zaragoza) albergará el primer museo de momias de España. Sus puertas abrirán el próximo 1 de junio gracias a la apuesta decidida del municipio y al trabajo de muchos profesionales que han colaborado desinteresadamente. Esto ha propiciado que antes incluso de su apertura la historia de este museo haya dado la vuelta al mundo. El buen estado de conservación de las momias halladas en esta localidad ha llamado la atención de universidades de Estados Unidos, Italia, Reino Unido o Corea del Sur, que a kilómetros de distancia trabajan ya en el estudio científico y colocan a Quinto de Ebro en el mapa. El proyecto se ha presentado también esta semana en el Congreso Mundial Extraordinario de Estudios sobre Momias en Santa Cruz de Tenerife ante 200 asistentes, donde ha despertado el interés de otros profesionales que también han solicitado participar en la investigación.

El primer museo de las momias de España se situará en una antigua Iglesia de Quinto, popularmente conocida como ‘El Piquete’, un templo que quedó gravemente dañado durante la Guerra Civil española, se desacralizó años después y dejó de utilizarse para el culto religioso, pasando a ser propiedad municipal.

Durante las obras de restauración en 2011, fueron descubiertos los cuerpos de setenta individuos enterrados en el subsuelo. De ellos, treinta estaban momificados, de los cuales catorce presentaban un sorprendente estado de conservación, explica la directora del Instituto de Estudios Científicos en Momias, Mercedes González, quien ha colaborado en el proyecto.

Estas últimas, entre las que destacan momias de niños, son las que desde el 1 de junio se expondrán en el museo, en el mismo espacio donde fueron enterradas a finales del siglo XVIII y principios del XIX y en el mismo lugar donde años después fueron exhumadas. Este es uno de los atractivos del museo, que las momias se exponen “in situ”, afirma González.

El buen estado de conservación de los cuerpos no obedece a un proceso de momificación (no fueron embalsamados al morir), sino a las características ambientales del lugar donde fueron enterradas, lo que han permitido que lleguen así hasta nuestros días. A pesar de la cantidad de momias encontradas en nuestro país, España no tiene un museo específico de momias. El de Quinto de Ebro será el primero, donde se hable del proceso de momificación natural y donde cada momia se muestre en su vitrina con un cartel explicativo.

Una oportunidad para dinamizar el medio rural

Por eso, las expectativas puestas en este proyecto por parte del municipio de Quinto de Ebro son altas. Desde un primer momento, el hallazgo fue visto como una oportunidad para dinamizar la economía de un municipio que vive principalmente de la agricultura y la ganadería, explica el alcalde Jesús Morales.

Por ello, desde el 1 de junio, sus habitantes esperan que el museo atraiga a nuevos visitantes a esta localidad de la ribera baja del Ebro. Tienen un antecedente sólido para pensar que sucederá así. La exposición temporal que el Ayuntamiento de Quinto organizó en 2015 en la que se podía ver algunas de las momias registró 900 visitas en tan solo cuatro horas. El museo también despertó gran interés en la Feria de Turismo de Aragón (Aratur) este mes de mayo.

“Pretendemos que el propio museo sea un pequeño motor; decimos pequeño porque estamos empezando, pero a lo mejor estamos ante algo grande para nuestro pueblo desde el punto de vista turístico que sin duda tendrá un impacto en el sector hostelero”, comenta.

Esta iniciativa diversifica la oferta cultural y pone en valor los recursos propios del medio rural como forma de combatir la despoblación que asola a tantos municipios aragoneses, en una Comunidad donde el 75 % de los pueblos tiene una densidad media de 4,37 habitantes por kilómetro cuadrado, según un estudio realizado por el catedrático Francisco Burillo. Así lo entiende su alcalde, que ha llamado a todas las puertas posibles para captar fondos con los que impulsar un proyecto en el que ha creído desde el primer momento. “Hemos invertido mucho tiempo, tanto que para el consistorio ha sido más un esfuerzo técnico y humano que económico, aunque también”.

En 2017 se acometió la última fase de restauración del interior de la iglesia, que ahora acogerá el museo de las momias, además de un espacio socio cultural para los vecinos. La inversión de esta obra ascendió 100.000 euros, financiados al 70 % por la Diputación de Zaragoza y al 30 % por el ayuntamiento. Para las vitrinas y los paneles informativos, se ha contado con financiación europea a cargo de los fondos FEADER.

“Aquí tenéis un diamante en bruto”

También la directora del Instituto de Estudios Científicos en Momias, Mercedes González pronostica un futuro prometedor al museo. “Cuando pude ver en Quinto el estado de las momias les dije que aquí tenían un diamante en bruto”. Desde entonces ha trabajado en la restauración de las momias, junto a otros profesionales que se han encargado de la documentación histórica. De hecho, han podido poner nombre a alguna de estas personas enterradas cotejando la información con los libros de difuntos de la propia iglesia.

“Siempre digo que dentro de cada momia hay una historia que espera ser contada; nosotros nos dedicamos a hacer que las momias hablen, a que nos cuenten un poco su historia”, manifiesta.

Algunas de las radiografías de las momias que se realizaron en el Hospital Royo Villanova de Zaragoza han sido enviadas a traumatólogos de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) para extraer información científica. También la Universidad de Nebraska-Lincoln trabaja para determinar la dieta de los habitantes de esta época a través de una muestra recogida en una de las momias de Quinto. Y en la Universidad Nacional de Seúl están analizando las condiciones ambientales que han permitido la momificación natural.

En España la investigación ha llegado también al Real Jardín Botánico de Madrid, donde analizan una semilla de uva encontrada en el interior de una de las momias. “La idea es que consigan que la semilla germine y cultiven la planta para ver qué tipo de uva había en Quinto hace 200 años”, subraya González, quien se muestra “profundamente agradecida” por haber podido participar en este proyecto.

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