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Sobre este blog

Arsenio Escolar es periodista y escritor. Con sus 'Crónicas lingüísticas del poder' –información, análisis y opinión de primera mano–, entrará semanalmente en elDiario.es en los detalles del poder político, económico, social... y de sus protagonistas. Con especial atención al lenguaje y al léxico de la política.

Tsunami o suflé de las derechas, con Cataluña al fondo

El president de la Generalitat, Quim Torra, en una imagen de archivo.

Arsenio Escolar

Las encuestas de estas primeras semanas del año, de los mismos institutos demoscópicos que no vieron venir en Andalucía hace poco más de un mes el alud de votos a Vox y que ahora auguran un tsunami de millones de votos y varias docenas de escaños para la formación de ultraderecha en unas hipotéticas elecciones generales y una clara hegemonía de las derechas, están levantando una tensa expectativa en los distintos ámbitos políticos.

¿Hay que tomarse en serio esas encuestas? ¿Se cumplirán esos pronósticos cuando realmente se celebren las elecciones? ¿Son fiables esos diagnósticos y pronósticos? ¿Hay en algunas de esas encuestas, sobre todo en la intención de los que las encargan e influyen en su cocina, un afán principal de influir en el electorado más que un intento honrado de detectar y retratar sus intenciones de voto? Si la tendencia es lo que parece, ¿tiene la izquierda que resignarse a un nuevo ciclo electoral o dispone de algún mecanismo o alguna clave para impedirlo? ¿Por qué está desactivada una parte del electorado progresista? ¿Cuánto influye Cataluña en las grandes corrientes de intención de voto? He trasladado estas preguntas a un puñado de dirigentes de los diferentes partidos. La semana pasada hacía en estas Crónicas del poder un prólogo a estas preguntas con algunas mías de tipo técnico. Hoy recojo las respuestas más significativas de los que han contestado a mis pesquisas. A todos ellos les garanticé el anonimato, para que se sintieran más libres al analizar y opinar.

“Sí”, contesta contundente una de las principales y más libres voces de Podemos a la pregunta de si se cree las encuestas que dan una gran subida a Vox, una suma de más del 50% de los votos a los tres partidos de la derecha (PP, Ciudadanos y Vox) y una mayoría clara de estos en el Congreso.

“No, me recuerda mucho a la irrupción de UP, con el famoso sorpasso o disputándose el gobierno con el PP”, dice uno de los miembros de la dirección del PSOE más cercano a Pedro Sánchez.

“No”, contesta igual de contundente un alto cargo del Gobierno y miembro del comité electoral socialista. “España ha sido siempre de centro izquierda. Incluso cuando el PP ha ganado elecciones, ha habido más votos de izquierdas. Vox está en pleno efecto champán, como Podemos tras las europeas de 2014 y Ciudadanos tras las últimas catalanas. El suflé bajará”.

“No”, insiste otro dirigente socialista. “La sociedad española es mucho más moderada y sensata que las posiciones que defienden las derechas actualmente. Por otro lado, las encuestas que dan mayoría a las derechas son de medios de la derecha, interesados en crear tendencia y en avalar el pacto de Andalucía”. Y también: “Al que Vox está haciendo un roto es a un PP que está como un boxeador sonado”

Pero un barón territorial también socialista está más dudoso: “No me siento capaz de análisis demoscópicos tras fracasar año tras año y elección tras elección toda estimación realizada. Me parece que la realidad política es, más que líquida, gaseosa; y las encuestas, incluso acertando, no duran más que un instante”.

Incluso en el Partido Popular hay quien pone cierta distancia sobre las encuestas. “En un momento de respuesta emocional de la sociedad ante la situación política en España, las encuestas deben ser analizadas con cierta prudencia”, comenta un ex alto cargo del Gobierno de Mariano Rajoy y hoy miembro de la dirección del PP de Pablo Casado. “La posición del Gobierno en Cataluña y la fatiga que presentan algunos elementos estructurales de la democracia liberal en España, incluida cierta desafección ciudadana sobre el modelo autonómico, provocan un repunte por reacción de la derecha sociológica. No se puede descartar la tendencia del crecimiento de la derecha. Será inversamente proporcional al desmoronamiento que puede sufrir el Gobierno”.

En las claves o mecanismos para frenar a Vox también hay disparidad de criterios. “El mejor antídoto contra Vox es el propio Vox -comenta la persona consultada en Podemos- La elección de la supresión de la financiación a la ley contra la violencia de género como condición para respaldar la formación de Gobierno en Andalucía no solo es una infamia sino también un error. Mejor les habría ido con el tema de los toros”.

“La clave para parar a Vox es la movilización del electorado progresista, que se movilizará sin duda ante las encuestas, y que sigamos haciendo políticas de izquierdas desde el Gobierno”, dicen en el PSOE. Y también: “La irrupción de la extrema derecha ha hecho realidad los temores de muchos: involución en políticas sociales, en derechos y libertades y en igualdad. La izquierda se ha movilizado”.

“Parece que el péndulo de la historia nos quiere arrollar -matiza de nuevo el barón territorial socialista-. Me parece que es clave que la izquierda coopere (no necesariamente unida) bajo un nuevo paradigma, que tenemos que potenciar la agenda para la clase media y que tenemos que recuperar un relato. El feminismo me parece clave. El problema es que nuestro relato provoca una reacción en la derecha y la moviliza aún más y, sin embargo, no parece movilizar suficientemente a la izquierda”.

El dirigente del PP ve algo parecido desde el otro lado del espectro ideológico: “Es clave que las fuerzas políticas de derechas mantengan la capacidad de movilización del electorado insatisfecho, que está actuando de modo reactivo. Y que no exista una sobrerreación de estas fuerzas que podría provocar, a la inversa, el reagrupamiento de la izquierda sociológica. Andalucía va a ser un banco de pruebas, tanto para experimentar los beneficios y los costes del pacto, como para dotar de legitimidad futura a un proyecto de alianza que hasta ahora no se había producido”.

En el PSOE le dan la réplica al consultado del PP. Sin ser conscientes de ello, ya que todos los entrecomillados se han recogido individualmente, sin revelar a nadie qué ha contestado ningún otro de los consultados: “La derecha grita mucho y muy fuerte, pero precisamente eso acabará movilizando a la gente progresista, aunque ahora les cueste”. Y también: “Hay muy poco trasvase entre bloques, la batalla es entre movilización y desmovilización”.

La voz consultada en Podemos es algo más derrotista: “Por primera vez desde que se funda el sistema, la derecha va a poder votar fragmentada: por un lado los neocon, por otro los conservadores y por otro los reaccionarios. Una situación novedosa que ha devuelto la ilusión a las bases más conservadoras y reaccionarias en lo social. Las bases sociales de cambio progresista o incluso regeneracionista se encuentran emocionalmente desarmadas: con un Podemos perdido en su laberinto y un PSOE claramente insuficiente en lo social”.

¿Y Cataluña? ¿Cuánto pesa Cataluña en las tendencias electorales generales? “Muchísimo -dicen en Podemos-. Pero quizá habría que decir que es la gestión de la crisis territorial española lo que sigue influyendo en todo el sistema de partidos español. Cataluña se ha convertido en rehén primero de sí misma y luego de todos los partidos de ámbito estatal. Es, quizá, el peor de los escenarios para articular una solución real”.

En el PSOE lo ven con ojos diferentes. “Cataluña no repercute en las grandes corrientes de opinión, solo se utiliza para reafirmar posiciones ya tomadas. La oposición es irresponsable en el debate territorial como lo ha sido los últimos diez años”, dicen desde una de las posiciones más elevadas de la dirección socialista. “El falso discurso sobre Cataluña nos hace daño. Nos está afectando en gran medida en una buena parte de España”, matiza una diputada. Y un miembro de la dirección del partido añade: “Cataluña es devastador para la izquierda, cualquier avance en esa situación tendrá un efecto muy positivo”.

En el PP, el consultado es tajante: “Cataluña es un factor determinante. Decisivo. El agotamiento del vínculo afectivo nacional y la presión insostenible de una parte del territorio sobre la centralidad del Estado ha producido una reacción que no es coyuntural. En ese sentido, existe un pecado original en la formación del Gobierno por el sesgo de sus aliados y por la ambigüedad del propio Gobierno en el análisis y en sus posibles respuestas”.

El balance final, ya se ve, es heterogéneo. Incluso en la izquierda, que oscila entre el temor al tsunami de derechas y la esperanza de que el suflé se venga abajo él solo. En cualquier caso, sigue muy alta la preocupación por una deriva derechista extrema, y porque Vox imponga -como en Andalucía- algunos de sus discursos y de sus políticas a los otros dos jugadores de la derecha (PP y Ciudadanos) tras las elecciones europeas, autonómicas y locales de mayo o de las futuras generales. El barón territorial socialista consultado quizás sea el más intranquilo de todos los consultados: “Nunca me gustó ser alarmista, y quizás uno interpreta lo que lee según el momento que vive. Acabo de terminar El orden del día. Un libro sobre la consolidación del poder de Hitler gracias a las ayudas de los poderes económicos y la inútil estrategia de apaciguamiento de las potencias europeas. Da escalofríos escuchando a Vox, a Bolsonaro...”.

Sobre este blog

Arsenio Escolar es periodista y escritor. Con sus 'Crónicas lingüísticas del poder' –información, análisis y opinión de primera mano–, entrará semanalmente en elDiario.es en los detalles del poder político, económico, social... y de sus protagonistas. Con especial atención al lenguaje y al léxico de la política.

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