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Sobre este blog

El Ojo izquierdo nació en El País en 2010 y prolongó su vida durante diez años en la cadena SER, con vivienda propia en el Programa Hoy por Hoy, primero con Carles Francino, después con Pepa Bueno y finalmente con Àngels Barceló.

Ahora se instala con comodidad en elDiario.es, donde es de esperar que se mantenga incólume la aviesa mirada de su autor, José María Izquierdo.

Lo peor, quedarse a medias

Sánchez y Aragonès en Barcelona.

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Las novelas de espías -las películas, las series- pueden tener un final ambiguo, tan propio de los claroscuros del género, dudemos de quién es malo y quién es bueno, léase o véase El topo, o con una definición clarísima y sin ambages, en las que el héroe es quien tiene que ser, James Bond como ejemplo insuperable, y el villano un malvado de cuerpo entero, ahí tienen ustedes a Goldfinger. Lo que no tiene perdón es que la novela, la película, la serie, no tenga final. Y en esas estamos. El guionista ha sido tan ingenuo o tan incompetente como para abrir el secretísimo expediente X y solo dejar ver la primera hoja del informe. Y con tachones.

Las preguntas, obviamente, se encadenan unas a otras. Todos hemos sabido que el CNI contó con el auto del juez pertinente para investigar, entre otros, al vicepresidente de la Generalitat, pieza troncal del Estado y aliado del Gobierno. Demos por bueno el hecho, que hablando de Pegasus y sus reconocidas malas artes cibernéticas, ya es mucho aceptar. ¿Aun así, quién pidió esa investigación? ¿Y quién, con nombre y apellidos, quería entrar en los secretos más íntimos de Aragonès, qué buscaba y en base a qué? Y otra pregunta igual de relevante: ¿quién conocía esa intromisión salvaje en la intimidad de un político de tanta relevancia, máxime cuando en sus manos está hallar una posible salida al conflicto catalán, sangre, sudor y lágrimas? ¿La directora del CNI, la ministra de Defensa, el ministro de la Presidencia? ¿Lo sabía el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez?

Conste, además, que nos hemos quedado prendidos del caso Aragonès y obviamos el resto de escuchas, tanto las admitidas por el CNI como aquellas decenas que se han quedado en el limbo. ¿Rusia? Aceptémoslo como animal de compañía, pero seamos conscientes de que el monstruo está ahí, y que solo nos han dado explicaciones muy deficientes. Quizá la nebulosa del mundo del secretismo envuelva todo este terremoto en el terreno de lo racionalmente inexplicable y permita pasar página mientras el caso se disuelve en los entresijos de las denuncias y querellas en los juzgados ordinarios, allá donde los asuntos se pierden entre investigaciones interminables, terreno de juego proclive a leguleyos expertos en eternos estiramientos y abogados del Estado de larga tradición en sobrevivir a mil y un asaltos. 

Queda pendiente la entrevista Sánchez-Aragonés y el posible cese de la directora del CNI, que ese otro asunto paralelo del espionaje no detectado durante meses al presidente y a algunos ministros -decimos Marruecos y nos parece lo normal- podría facilitar la bandeja donde depositar la cabeza de Paz Esteban. Y así llegamos a la tan cacareada continuidad del Gobierno y permanencia -o no- de los apoyos parlamentarios para aguantar los dos años que quedan de legislatura. Es obvio el interés de Sánchez, pero también de Esquerra, con una batalla cruenta con Junts y los puigdemonts variados que no quiere perder de ninguna manera. La mesa con el Gobierno de Madrid es casi una risa, pero la alternativa es todavía peor. Y eso sin contar con que un adelanto de elecciones nos trajera una mayoría del PP y Vox, pesadilla siempre posible.

Y ahí llegamos a la tercera pata de este túnel de idas y venidas, de esquinas que no conducen a nada y de brujas con escoba como en el tren de la risa: Unidas Podemos. Hace ya muchos años que el director del periódico en el que trabajé varias décadas, un tipo duro y curtido en mil batallas, tenía prohibido que en los editoriales se pidiera el cese de ningún ministro, con una excepción: si el presidente del Gobierno de turno ya nos hubiera confirmado que se lo había cargado. Entonces sí, hágase un editorial durísimo exigiendo la dimisión del susodicho, váyase a la calle el ministro basurilla. Ridículos del periódico, los mínimos. 

Pues imagínense si además se es miembro del mismo Gobierno, se pide una cabeza y no hay posibilidad ninguna, cero, de que te la den. Humildad, amigo, humildad, que siempre hay que mirarse al espejo y ver que apenas si eres una mota en el gigantesco espacio exterior, y eres consciente, además, de que tu importancia electoral va disminuyendo día a día, hora a hora, minuto a minuto. Mejor callarse, que demostrar la flaqueza es siempre mala consejera. Nunca dejes un puesto de trabajo si no tienes confirmado uno que te conviene más, nunca vendas tu casa si no sabes dónde vas a dormir la noche siguiente. Eres lo que eres, y bastante tienes con lucir algunas carteras ministeriales, que hasta cuando tienes que unirte a otras fuerzas para formar la gran izquierda se te pasa la hora de rellenar los papeles. Lo dicho: modestia, mucha modestia, que conviene que antes aclaren ideas Yolanda Díaz y el resto del partido, sea Ione Belarra o Pablo Iglesias la contraparte de la primera parte, y midan sus fuerzas en las próximas andaluzas. Contemos papeletas y ya veremos. 

No lo tiene fácil Sánchez, no hay demasiado optimismo en la izquierda. Pero hay tiempo, mucho tiempo. Esperen a que la recuperación económica dé sus frutos -ya los está dando, vean las contrataciones indefinidas- y los chicos de Vox empiecen a sembrarle de piedras el camino a Feijóo, que antes que tarde deberá pagar la indignidad de intercambiar lazos de sangre con la ultraderecha más reaccionaria de Europa. Al tiempo. 

Adenda: El presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán mantiene el objetivo de un beneficio de entre 4.000 y 4.200 millones de euros para 2022. Caídos del cielo. Él mismo tiene un sueldo anual de más de 13 millones. Es este Galán quien ha llamado tontos a los consumidores más modestos. Veamos cómo se le puede calificar a este buen señor. Hagan juego. Un dos, tres, responda otra vez: indeseable; desvergonzado; indecente; innoble. Sigan ustedes. No sean tímidos. 

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El Ojo izquierdo nació en El País en 2010 y prolongó su vida durante diez años en la cadena SER, con vivienda propia en el Programa Hoy por Hoy, primero con Carles Francino, después con Pepa Bueno y finalmente con Àngels Barceló.

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