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Sobre este blog

El caballo de Nietzsche es el espacio en eldiario.es para los derechos animales, permanentemente vulnerados por razón de su especie. Somos la voz de quienes no la tienen y nos comprometemos con su defensa. Porque los animales no humanos no son objetos sino individuos que sienten, como el caballo al que Nietzsche se abrazó llorando.

Editamos Ruth Toledano, Concha López y Lucía Arana (RRSS).

Así son las maniobras de la industria cárnica y láctea contra la acción climática

Laura L. Ruiz

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El caballo de Nietzsche es el espacio en eldiario.es para los derechos animales, permanentemente vulnerados por razón de su especie. Somos la voz de quienes no la tienen y nos comprometemos con su defensa. Porque los animales no humanos no son objetos sino individuos que sienten, como el caballo al que Nietzsche se abrazó llorando.

Editamos Ruth Toledano, Concha López y Lucía Arana (RRSS).

Un nuevo informe mundial publicado por la fundación Changing Markets expone las tácticas utilizadas sistemáticamente por las principales empresas ganaderas y de productos lácteos en el mundo para distraer, demorar y tratar de hacer descarrilar la acción por el clima. Se trata de maniobras y estrategias para eludir aplicar normativas que tienen como objetivo cuidar el medio ambiente e impedir el aumento de las temperaturas para paliar los efectos del cambio climático. No es nuevo señalar a la industria cárnica y láctea como uno de los mayores actores causantes de las emisiones y contaminación del medio ambiente. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el sector cárnico emite más gases de efecto invernadero que todo el transporte mundial junto (14,5% del total de emisiones).

Pese a esta clara implicación en el daño al medioambiente, el informe de Changing Markets denuncia que esta actividad económica disfruta de excepciones, aplazamientos y justificaciones para evitar normativas que el resto de industrias tiene que cumplir, al igual que la ciudadanía. También enfatiza el poder que tiene para bloquear, obstaculizar e incluso modificar normativas tanto nacionales como supranacionales. “Nuestra investigación revela que la industria ha logrado convencer a los responsables políticos de la excepcionalidad agrícola, obteniendo varias concesiones, exenciones y retrasos en la acción climática en el sectores”, comentan desde la fundación.

El informe recuerda que el sector alimentario es uno de los que más pueden modificar las cifras sobre emisiones. En concreto, citan estudios científicos donde señalan el aumento de emisiones en la industria cárnica y cuyo punto más alto se cree que llegará en 2025. Tras esto, gracias a los cambios de consumo, se cree que empezará a reducirse hasta llegar al 50% de estas emisiones en 2030. “La ciencia es clara: no podemos cumplir con el objetivo de aumento de temperatura de 1,5 grados del Acuerdo de París sin reducir significativamente las emisiones de metano y el consumo de productos animales. El sector agrícola es un importante contribuyente al cambio climático a través de la contaminación por metano y óxido nitroso y la deforestación”, explica el reporte.