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Sobre este blog

El caballo de Nietzsche es el espacio en eldiario.es para los derechos animales, permanentemente vulnerados por razón de su especie. Somos la voz de quienes no la tienen y nos comprometemos con su defensa. Porque los animales no humanos no son objetos sino individuos que sienten, como el caballo al que Nietzsche se abrazó llorando.

Editamos Ruth Toledano, Concha López y Lucía Arana (RRSS).

El lobo ibérico es acosado por la legislación que lo protege

Juan Gayá Vilar

Históricamente, el lobo ibérico (Canis lupus signatus) siempre ha sido perseguido por su conflictividad con el ganado, intereses cinegéticos y supuestos controles poblacionales, hasta encontrarse al borde de la extinción a principios de los años 70. Fue entonces cuando aparecieron las primeras fuerzas conservacionistas, entre las que destacaba la voz del naturalista Félix Rodríguez de la Fuente, y se implantaron las primeras medidas protectoras que evitaron la desaparición de este emblemático depredador en nuestro país.

Hoy, aunque el lobo solo habita principalmente el noroeste peninsular y no toda la Península Ibérica, como antaño, su situación es algo más favorable: se estima que hay, según datos oficiales, 298 manadas y entre 2.000 y 2.500 ejemplares, la mayoría concentrados en Castilla y León, Galicia, Asturias, Cantabria y el norte de Portugal.

Sin embargo, y pese al aumento de su población, diversas organizaciones conservacionistas y partidos políticos denuncian que este cánido salvaje continúa amenazado por la caza ilegal, pero, sobre todo, por la legal, debido a una legislación que solo lo ampara dependiendo del territorio en el que se ubique.

Si se encuentra en Portugal, el lobo recibe el máximo grado de protección posible, pues en este país está catalogado como especie en peligro de extinción. En cambio, si cruza a España, su custodia se rige por la Directiva de Hábitats: un documento impulsado por la UE en 1992 que establece que al sur del río Duero (donde hay escasas manadas) este carnívoro superior goza de una protección estricta, mientras que en el norte (donde se encuentra la mayoría) su conservación depende de las administraciones comunitarias. Y, a día de hoy, la mayoría de estas autonomías lo clasifican como especie cinegética y permiten cazarlo en función de sus respectivos planes de gestión.

Por ejemplo, en Galicia, que alberga 87 manadas, se autoriza la caza del lobo después de constatar la existencia de daños. En Asturias, que alberga 37 manadas, está permitido eliminar a cualquier lobo que salga de las áreas donde están censados, “zonas de presencia esporádica”, con la intención de conseguir que un tercio de la comunidad esté libre este depredador. En Castilla y León, que alberga 179 manadas, era legal, hasta hace un mes, cazar un máximo de 143 ejemplares anuales hasta 2019, pero tras un recurso presentado por la Asociación para la Conservación y el Estudio del Lobo Ibérico (ASCEL), el Tribunal Supremo de la misma autonomía ha anulado este modelo de gestiónha anulado , al no encontrar ningún tipo de justificación para que se continúe aplicando.

Frente a este caos legislativo, los defensores del lobo reclaman desde hace años, a través de Proposiciones No de Ley (derogadas por el Gobierno), denuncias, recogida de firmas y manifestaciones bajo el lema '¡Lobo vivo, lobo protegido!' que este animal pase a estar catalogado como especie protegida en toda España, de tal manera que cruzar un río o una frontera no le suponga una amenaza.

Convivencia entre el ganado y el lobo

Convivencia entre el ganado y el loboEste nuevo estatus legal implicaría dejar de lado la escopeta y lidiar de forma alternativa con el mayor conflicto que genera el lobo: los daños a la ganadería extensiva. Unos perjuicios que en 2016 la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) cifró en 10.479 animales muertos y 4.05 millones de euros en pérdidas económicas, a nivel estatal.

Aunque cabe mencionar que entre las indemnizaciones que se reclaman por ataques de lobo se suelen detectar casos de fraude en los que los ganaderos, con la intención de rentabilizar la muerte de alguno de sus animales (por causas naturales o por el ataques de otros animales, generalmente perros asilvestrados), interponen denuncias falsas.

Aun así, el problema no es menor y los defensores del lobo plantean diferentes medidas para mejorar la convivencia entre ambas partes, la mayoría de ellas ya empleadas por los ganaderos que conviven desde hace décadas con este depredador. Principalmente proponen el uso de perros mastines para proteger al ganado, recuperar la figura del pastor, mejora de los vallados, organización de los partos en zonas protegidas, control exhaustivo de las crías, que suelen ser las principales víctimas, y la recogida nocturna de los animales. También demandan, junto con parte del sector ganadero, que las partidas presupuestarias de indemnización no se inviertan exclusivamente en reparar las pérdidas económicas, sino también en apoyar las medidas de prevención oportunas.

¿Controlar la población del lobo?

¿Controlar la población del lobo?Además de para defender los intereses de los ganaderos, la caza del lobo también se justifica por la necesidad de “regular” la población de la especie.

Pero los conservacionistas señalan que, actualmente, más allá del interés cinegético, no existe ninguna evidencia científica que justifique su eliminación. Aun teniendo en cuenta el censo actual -cuyo cálculo consideran excesivamente optimista y carente de datos empíricos, contrastables y comparables- no quedaría justificada la caza como herramienta de control poblacional. De hecho, al tratarse de un animal territorial y social, su población se regula de forma autónoma, por lo que el riesgo de convertirse en plaga es prácticamente inexistente.

Además, destacan que los controles letales son contraproducentes para los ganaderos. “El lobo es un carnívoro social que depende del trabajo de equipo para cazar sus presas naturales, y la matanza continua de individuos rompe ese equipo y empuja a los supervivientes a atacar a la presa más fácil: el ganado”, explica Mauricio Antón, vicepresidente de Lobo Marley.

Para cambiar el presente modelo de gestión del lobo ibérico, el próximo 18 de Marzo Madrid acoge una nueva manifestación en defensa de su conservación. Un acto en el que se reclamará una ley de protección estatal que permita a esta especie restablecerse en los ecosistemas peninsulares, donde desarrolla una función ecológica esencial. Y en la que también se reivindicará, empleando a este cánido como embajador, una naturaleza viva y salvaje.

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El caballo de Nietzsche es el espacio en eldiario.es para los derechos animales, permanentemente vulnerados por razón de su especie. Somos la voz de quienes no la tienen y nos comprometemos con su defensa. Porque los animales no humanos no son objetos sino individuos que sienten, como el caballo al que Nietzsche se abrazó llorando.

Editamos Ruth Toledano, Concha López y Lucía Arana (RRSS).

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