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Entrevista a Ricardo Forcano, Director Global de Ingeniería y Organización de BBVA

Ricardo Forcano en la cima del Garmo Negro (Huesca).

Por Campobase

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¿Cuándo y cómo empezaste a hacer montaña?

Realmente empecé a hacer montaña cuando tenía 13 o 14 años, aunque siendo más pequeño ya subía al Pirineo bastante a menudo los fines de semana con mis padres y mi familia desde Zaragoza. Principalmente en verano, pero también en Navidades o Semana Santa, ya que nos gustaba salir a pasear por el Pirineo en familia. Aquello me abrió el interés por la montaña y por la naturaleza en general.

Pero fue ya con 13 o 14 años, a través de un club juvenil de Zaragoza en el que hacía diversas actividades deportivas, cuando acabé llegando al montañismo. Un verano se me ocurrió apuntarme a una excursión para subir el Taillón (3.144m) que resultó ser una experiencia espectacular. Aquel fue mi primer tresmil. Fue una salida redonda, ya que subimos por las clavijas de Cotatuero, acampamos encima del circo, pasamos por la gruta helada de Casteret y por la brecha de Rolando... Una experiencia muy bonita que me marcó. Después de aquello empecé a salir muy a menudo a la montaña con el club.

Básicamente, ¿qué tipo de montaña haces? ¿Qué practicas?

La verdad es que he pasado por diferentes etapas, y en cada una he conectado de una forma distinta con la montaña.

Durante aquella primera etapa juvenil estuve como cuatro o cinco años haciendo muchísimo alpinismo en el Pirineo aragonés. Casi todos los fines de semana subíamos a hacer tresmiles, tanto en verano como en invierno.

Luego estuve unos años ligado al Club de Montaña Pirineos en Zaragoza, club con mucha afición al esquí de montaña, y como también me gustaba mucho el esquí empecé a hacer mucho esquí de montaña, desde los 17 o 18 años y durante los años que estuve en la universidad. También esa época hice bastante escalada deportiva, y algunas salidas de alpinismo fuera de España.

Pero luego ya me fui al extranjero por motivos profesionales y estuve varios años en Suiza, Dinamarca y Estados Unidos, y ahí perdí un poco la conexión con la montaña.

Cuando regresé a España retomé la actividad, y desde entonces he tenido épocas en las que he salido más a la montaña y otras que menos, en función de circunstancias familiares y profesionales.

Actualmente lo que más práctico es esquí de montaña en invierno y alpinismo durante todo el año. Siempre que puedo salgo a hacer ascensiones por el Pirineo, sobre todo en invierno con esquís.

Así que, ¿principalmente te mueves por el Pirineo?

Sí, soy muy aficionado a ir al Pirineo aragonés, del que trato de disfrutar todo el año. Como digo sobre todo haciendo esquí de montaña y alpinismo, pero también esquí alpino, bici de montaña, trail running y cualquier actividad que me permita disfrutar de la montaña y la naturaleza.

El Pirineo aragonés es especial para mí porque me conecta con mis raíces, muy ligadas a Zaragoza, Huesca y el Pirineo. Me gusta pasar tiempo allí con la familia, con mi mujer y los niños. Los niños están ahora aprendiendo a esquiar y vamos mucho a Candanchú, pero también hacemos trekking con ellos durante todo el año. Además tengo también familiares y amigos que también van allí, así que nos juntamos mucho durante el año.

Aquí, en Madrid, me da un poco más de pereza subir a la sierra por la masificación, aunque también salgo de vez en cuando a correr por la Pedriza o a hacer trekking con la familia. La verdad es que también lo conozco menos, y me cuesta más encontrar sitios tranquilos como en el Pirineo.

Así que tiendo a subir al Pirineo aunque a veces también hago alguna escapada a otros sitios. El año pasado, por ejemplo, estuve haciendo esquí de montaña con un grupo de amigos varios días en los Alpes suizos, en el Binntal.

¿Hay alguna montaña especial que te enamore más que el resto?

Una zona que me gusta mucho es la del Balneario de Panticosa. Es de los rincones a los que más voy. Es un lugar espectacular para hacer esquí de montaña porque toda la zona de Garmo Negro y Brazato, o hacia Bachimaña la zona de la Facha y los Picos del Infierno, son fantásticas. Es un área muy bonita con muy buenas ascensiones y descensos con esquís. Además está cerca de Jaca que es donde tengo mi casa.

También me gusta mucho, aunque voy menos a menudo porque está un poco más lejos, la zona de Llanos del Hospital de Benasque para hacer actividad en todo el macizo de las Maladetas.

Y en el extranjero, ¿también te gusta hacer actividades?

Hace años hice algo de actividad en el extranjero. Un verano fui al Merú y el Kilimanjaro, otro año estuve en Bolivia haciendo cincomiles, y otro pasé unos días en la Patagonia chilena aprovechando un viaje de trabajo.

También he hecho algunas ascensiones en Alpes... aunque bueno, todo esto fue antes de tener niños! Ahora me cuesta mucho sacar tiempo para hacer un viaje largo de montaña, así que si puedo intento organizar una escapada corta a los Alpes como hice el año pasado.

Teniendo un trabajo que te requiere tanto tiempo, ¿cómo te las arreglas para entrenar?

La verdad es que no es fácil, pero intento salir a correr un par de días por semana. Hago unos 10-12 kilómetros cuando salgo, y con eso más lo que puedo hacer de montaña durante los fines de semana, me voy manteniendo.

Recientemente también he descubierto la natación, que es algo que no practicaba desde hace muchos años. La verdad es que siempre he sido más de salir a correr, pero ahora le estoy cogiendo el gusto a la natación porque es fantástica para desconectar mental y físicamente. Además la natación es una actividad que te da mucho fondo aeróbico. Así que lo que hago últimamente es nadar un día y correr uno o dos días entre semana, y luego escaparme los fines de semana a la montaña en cuanto puedo.

Disfruto de correr al aire libre pero además me ayuda a mantenerme en forma para cuando salgo a hacer actividad en la montaña. Digamos que para hacer montaña necesito mantenerme en forma haciendo deporte entre semana, y por tanto ser disciplinado con el entrenamiento aunque tenga mucho lío de trabajo o viajes.

Entonces, ¿puedes compaginarlo todo?

Sí, intento hacerlo aprovechando tiempo al mediodía antes de comer. Salgo a correr directamente desde la oficina y aprovecho una hora para correr al aire libre. Algún día también voy a nadar o a correr a última hora de la tarde. Y cuando estoy viajando lo primero que hago al llegar al hotel después de un vuelo transoceánico es ir al gimnasio a correr un rato.

La verdad es que es todo cuestión de disciplina y organización, porque hay días que tengo mil líos de trabajo, mil excusas para no salir a correr y quedarme resolviendo temas de trabajo, pero tengo comprobado que hacer deporte es fundamental para encontrarme bien en general y también para trabajar mejor.

He tenido épocas en las que no he podido hacer deporte durante varias semanas y al final me encontraba mal y rendía peor en el trabajo. No hacer deporte acaba generando un desequilibrio mental y físico, un aspecto fundamental en trabajos como el mío en el que gestiono un área muy grande, con miles de personas en diferentes países, y con incidencias relevantes todas las semanas. Por tanto, para mi es fundamental encontrarme bien y disfrutar de ese equilibrio mental. La montaña a mi me ayuda mucho en este sentido, ya que me da mucha perspectiva para abordar y gestionar los problemas.

En este tipo de trabajos es muy fácil verse absorbido por la vorágine del día a día. Sin darte cuenta te dejas arrastrar por ella y al final tienes la impresión de que todo empieza y acaba ahí. Pero en realidad no es así. Por eso, cuando me escapo al Pirineo el fin de semana y salgo a hacer alpinismo, a esquiar con los niños, o simplemente a dar un paseo por un hayedo, desconecto del día a día y me recargo mental y físicamente.

Poder desconectar me permite ver las cosas desde otra perspectiva durante el fin de semana, y así cuando vuelvo el lunes al trabajo puedo volver a centrarme en hacer bien mi trabajo con esa perspectiva. Creo que esta combinación me ayuda a ser mejor profesional: desconectar y relativizar los retos y dificultades para luego volver a trabajar mejor y más enfocado.

Además la montaña también me ha ayudado a ampliar mi grupo de amistades más allá de mi círculo habitual. Con los años me he dado cuenta de que tendemos a rodearnos de personas similares a nosotros en función de los ambientes en los que nos movemos, ya sea en el trabajo, la familia, el ocio… Sin embargo, la montaña me ha brindado la oportunidad de conocer, disfrutar y tener amistad con personas muy distintas, que si no fuera por la montaña probablemente no habría tenido oportunidad de conocer.

Y en lo deportivo, a nivel personal, ¿qué aspiraciones o sueños tienes?

La verdad es que no tengo grandes aspiraciones más allá de poder seguir disfrutando de la montaña. Con los años, debido principalmente a los compromisos profesionales y familiares, he tenido que limitar un poco las actividades que puedo hacer. Quiero decir que este verano me iría encantado un par de semanas a Pakistán a hacer el trekking del Baltoro y alguna ascensión por allí, pero luego esto no me resulta tan fácil. Así que he aprendido a disfrutar de la montaña en todas sus variantes, y ahora disfruto igual saliendo con los niños a dar un paseo por el valle de Izas en verano como subiendo con esquís al Eriste Central (3.056m) hace un par de semanas.

Y cuando sales a la montaña, ¿tienes compañeros fijos?

Han ido cambiando a lo largo del tiempo. Como te comentaba antes, hubo una época en la que estaba ligado al Club de Montaña Pirineos en Zaragoza e iba habitualmente con ellos. Luego fui conociendo gente con la que he conectado bien y, por circunstancias de la vida, hemos coincidido para salir a la montaña. Personas con las que comparto intereses e inquietudes y una misma forma de entender la montaña.

Ahora, por ejemplo, tengo dos o tres grupos de amigos con los que comparto ese espíritu de disfrutar de la montaña y con los que salgo habitualmente. Y si no, con mi mujer y los niños, en un plan más tranquilo...

Y a los niños, ¿les pica el gusanillo de la montaña?

Sí, estoy consiguiendo que les guste. Les pincho bastante a lo largo del año para que cuando salgamos lo cojan con ganas. Además, como subimos mucho al Pirineo, esto es como todo, vas creando afición, y al final disfrutan de salir a la montaña y pasar el fin de semana en la naturaleza.

El viaje desde Madrid al Pirineo en coche son casi cinco horas si haces una parada, que con los niños se hace bastante pesado. Así que ahora lo que hago es ir en AVE hasta Zaragoza y desde allí subir en coche a Jaca, que no llega a hora y media.

Y de aquí a unos cuanto años, ¿crees que seguirás haciendo montaña?

Por supuesto que sí, ¡espero seguir disfrutando de la montaña durante muchos años! Como te decía antes, ahora disfruto igual de la montaña cuando salgo a hacer una actividad alpinística intensa, como ascender tresmiles en invierno, que cuando salgo a dar un paseo en familia para disfrutar del valle del Aspé o el valle de Izás.

Para mi ir al monte significa desconectar del día a día y, a su vez, conectar con la naturaleza, lo que me da una paz mental que para mi tiene un gran valor. Así que espero poder seguir haciéndolo durante muchos años.

Hablando sobre esas salidas más intensas y serias, ¿cómo te formaste alpinísticamente?

Tuve la suerte de que en el club juvenil en el que me inicié a la montaña conecté con un monitor que técnicamente era muy bueno y que llevaba muchos años haciendo alpinismo, así que me formé saliendo a la montaña con él. Realmente no hice ningún curso, pero aprendí mucho de él en todos los aspectos: progresión en la montaña, escalada en roca, corredores de nieve, uso de mapas, meteorología, vivac… Estuvimos varios años saliendo juntos los fines de semana así que fui absorbiendo su conocimiento alpinístico. Creo que esa es la mejor forma de progresar.

Por eso creo que el rol de los clubes de montaña es muy importante. Es la mejor forma de iniciarse en la montaña: con un grupo de gente joven como tú, pero que va acompañada de gente experta que te puede guiar y enseñar. Como decía, yo estuve también cuatro o cinco años como socio del Club de Montaña Pirineos, donde disfruté y aprendí mucho.

Entonces, ¿nunca has usado el servicio de guías?

La verdad es que no porque como ya te comentaba siempre he tenido la suerte de contar con buenos amigos, con mucha técnica y experiencia, que han hecho las veces de guías al salir con ellos. Por ejemplo, estos últimos años he salido a menudo con Valentín Giro, que participó en la ascensión por la Magic Line al K2 en 2004, entre otras muchas ascensiones en el Himalaya y otras cordilleras.

Valentín trabaja además con nosotros en el banco como “coach” en temas de liderazgo.

Por último, ¿crees que hay más gente en el banco que podría encajar en la montaña o le iría bien salir al monte?

Sí, por supuesto. De hecho ya me he encontrado con varias personas a las que les gusta la montaña como a mi. La gente que ves habitualmente en el trabajo, a veces, te sorprende... De repente un día te dicen que les gusta también el alpinismo cuando nunca lo hubieses sospechado. Así que, sí, con los años he ido conociendo más gente que le gusta la montaña y salen a menudo.

Por otro lado, también he intentado acercar la montaña a compañeros del banco porque creo que es una buena experiencia como equipo. Así, hemos organizado algunas jornadas de trabajo de tres o cuatro días en sitios como Gredos o Picos de Europa, lo cual nos ha ayudado a desconectar de la oficina y a conectar entre nosotros.

En Gredos, por ejemplo, acampamos una noche al aire libre, y había personas que nunca lo habían hecho antes. Fue una gran experiencia para todos poder disfrutar del cielo estrellado de Gredos junto a los compañeros de trabajo. Es una experiencia compartida que une como equipo.

Además, la montaña plantea retos que puede ser muy útiles para abordar temas como el liderazgo y el trabajo en equipo, y que luego se pueden llevar de vuelta al mundo laboral. Así que salir a hacer alguna actividad en la montaña me parece una opción muy recomendable para cualquier equipo de liderazgo que quiera trabajar la confianza mutua y crecer como equipo.

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