El Alavés devuelve al Tenerife a su realidad

Soriano y Guridi tras el remate del gol del Alavés

José Miguel Galarza

Santa Cruz de Tenerife —

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Una superioridad defensiva en la banda mal gestionada, una conducción hacia el área, un remate a bocajarro, un portero que se lía y un balón que acaba dentro. El Tenerife regresó a la pesadilla en la que tanto se manejó este curso. Cumple las más de las veces el mínimo que se exige para asegurar el 0-0, pero le basta su falta de pegada y un error con valor definitivo para acabar cayendo –este sábado frente al Alavés– por un marcador apretadito que no disimula las fallas.

Las del grupo de Ramis este curso en el que tanto le condicionaron desde julio una sucesión de obstáculos de todo tipo, se resumen en el detalle que atiende mal una sola vez y en la frecuencia de acierto que necesita para hacer un gol. Los cuatro a Las Palmas no fueron más que el reverso inhabitual. La vida cotidiana de este equipo en su relación con el área rival es como un dolor por la muela de juicio que va y viene.

Cuando lo uno (así el derbi) tiende a la euforia y cuando lo otro desespera. O porque remata nada o porque lo que consigue agarrar Gallego no va por dentro.

Y así va el Tenerife fiado a que un Alavés cualquiera no acabe por herirle, convencido que de que enganchará una a la red. Tiene Luis García Plaza tanto y tanto entre lo que elegir que solo se explica por la eficiencia del Tenerife en dos tercios de partido y por la impericia de Guridi o Sylla que el duelo de hoy no se resolviera antes.

El Tenerife tuvo un discurso y frescura solo durante el sexto de arranque. Metió al Alavés en su campo, le asomó por los costados, le llovió pelotas cruzadas al área y estuvo a poco de que Gallego pillara en condiciones (m.9 y m.11) dos centros que probaran a Sivera. No siendo así, el Deportivo –que también había avisado en el 6 con una llegada de Guridi– afirmó la presión de la salida jugada de los blanquiazules y empezó a surtir el caño izquierdo.

Se lo apropió Rioja, a ratos una pesadilla para Mellot, que se vio sin ayudas para pararlo porque para entonces el partido se partía a cada poco para gozo de los locales, más cómodos con lo que les da la proyección de los extremos o Sylla para llegar después con la segunda línea. Siendo un catálogo de recursos inacabables, conduce más que combina y cuelga al área más que dispara.

Y todo aromatizado por la contundencia de Laguardia, al que tanto perdonaron en el primer acto que cuando se volvió a descabalgar en el segundo lo sentó el técnico –pasando a Duarte como central junto con Sedlar– antes de que le cayera la segunda. Con un veterano como Gallego ni se molestó, pero a Garcés lo paró de todas las formas justo para sacarlo de la lista de letales.

Sobrevivió también el grupo de Ramis a un penalti señalado a Nacho que el VAR corrigió para que el árbitro lo transformara en falta de Tenaglia y amarilla porque la falta realmente era suya. Luego nadie con jurisdicción vio otra falta de Laguardia –una mano con la que resolvió una pugna a campo abierto que podía perder con Garcés– en lo que el Alavés volvía a lo suyo y un remate de Jason (m.41) obligaba a Soriano a responder.

La vuelta del descanso no apagó la llama blanquiazul, no antes de que Gallego firmara la ocasión de las ocasiones (de esta cita, entiéndase), un remate en caída (m.56) que superó a Sivera, tocó el larguero y se fue a la grada. La respuesta, inmediata, del Glorioso fue otro aguijonazo en el costado que llevó el balón hasta el tiro a bocajarro de Tenaglia (m.58), desviado entre Soriano, antes y José León.

Convencido de que alguna acabada en gol encontraría, el Alavés siguió empeñado en la fórmula generaba al Tenerife una situación de inferioridad en banda tras otra. En la enésima, no fue Rioja, sino Javi López el que sacó provecho. Se arrimaron a cerrarle la banda y el paso Mellot y Corredera –tirado a un lado por la entrada de Larrea como relevo de Waldo–y les superó de golpe con un arranque que le dejó franco la llegada al área. Ponérsela a Guridi y liarse Soriano con el taconazo del delantero fue el resto.

Con el marcador a la contra, el Tenerife fue aún más previsible. Ni una ocasión franca ni un remate entre los palos. Ramis sentó a Teto y recuperó a Alassán después de la efímera experiencia en la Copa; y a David como segundo lateral, antes por delante de Mellot y luego de Buñuel.

Alassán fue en su cuarto de hora largo de presencia lo único que dio sentido al resto del partido. Fijado a la banda izquierda, se arrancó media docena de veces, las mismas en las que balón dominó acabó colgado al área. Tiene eso y tiene también gol. Si repite convocatorias obligatoriamente está para más tiempo y asegura el fútbol vertical –y el gol– que tanto le escasea al Tenerife cuando le lastran los exteriores.

(1) DEPORTIVO ALAVÉS: Sivera; Tenaglia, Laguardia (Javi López, m.54), Sedlar, Rubén Duarte; Moya, Salva Sevilla (Miguel, m.91); Jason (Alkain, m.79), Guridi, Rioja (Arroyo, m.91); y Sylla (Villalibre, m.54).

(0) CD TENERIFE: Soriano; Mellot (Buñuel, m.88), Sergio González, José León, Nacho; Teto (Alassán, m.78), Aitor Sanz (Cacho, m.88), Alex Corredera (David, m.78), Waldo (Larrea, m.67); Borja Garcés y Enric Gallego.

GOL: 1-0 (m.69): Soriano en propia puerta.

ÁRBITRO: Adrián Cordero Vega (Comité Cántabro). Expulsó a Nacho por doble tarjeta (m.28 y m.90+8). Amonestó a Laguardia (m.20), Luis García Plaza (m. 22), Tenaglia (m.25), Guridi (m.71) y Duarte (m.89) y a los visitantes Mellot (m.36), Sergio González (m.45) y Waldo (m.52).

INCIDENCIAS: Partido de la trigésima tercera jornada de LaLiga SmartBank disputado en el estadio Heliodoro Rodríguez López ante 13.722 espectadores, de ellos unos 100 seguidores del Tenerife.

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