Érase una vez…
Y llegó abril, el mes por excelencia de los libros, de los cuentos, el mes del libro, de nuestro querido 23 de abril, el Día del Libro.
Al comenzar el tercer trimestre, el primer lunes después de Semana Santa, los niños me recibieron con tanto cariño que pensé, “por fin” y sentí alivio por verles de nuevo, como si pensara que si pasan muchos días sin verles, ya algo no va bien. Pero por suerte todo va bien, fue muy bien esa semana de descanso, de reflexión, para coger impulso hacia el final de curso, para comenzar con esas increíbles ganas, nuestro tercer trimestre. Nos volvimos a reencontrar, con esas miradas llenas de ilusión y con muchas ganas de más; de más juegos divertidos para los niños y niñas, en los que basamos nuestros proyectos, sin que se den cuenta de la magia que envuelve cada detalle de la historia, del cuento, de los contenidos convertidos en proyectos, en ilusión por el aprendizaje globalizado. Para los niños y niñas es un mundo mágico que vamos a conocer, y no hay nada más bonito que esa ilusión, al fin y al cabo, por aprender.
Aquellas dos niñas de cuatro y cinco añitos, querían acompañarme y ayudarme a llevar “dos papeles”, porque así son ellos, de dulces, llenos de amor y de gratitud y sobre todo, llenos de ganas de ayudar y sacarte una sonrisa, aunque sea a través de la mirada, que traspasa cualquier mascarilla. Con mucho cariño, acepté su ayuda, y cada una me llevó un papel. Fue muy bonito porque nunca es tarde, pero pienso que tampoco nunca es muy temprano para la magia de los cuentos. Aprovechando la ocasión del verdadero fin de ir a por mi mochila, les pregunté, sacando de esta nuestro querido cuento de Don Quijote, que había puesto la noche anterior a posta y, con cierta gracia e ilusión en mi mochila, para comenzar el trimestre, con un toque de diversión, entre otros proyectos, pero que era perfecto para este mes de abril. Esa novela española del escritor Cervantes Saavedra, y tan importante a lo largo de la historia de los libros, en nuestro país y de más allá. Con sus miradas divertidas e inocentes, me contestaron que no lo conocían, y a una de ellas la invité a llevarlo a clase. Lo puse sobre mi mesa, para que vieran la portada de este Cuento clásico, y que poco a poco esos días se fueran familiarizando con esa portada, hasta que llegara el momento de contárselos, de una forma divertida y adaptada para Infantil, ya que lo bueno de tener tantos recursos hoy en día, es tener la capacidad de adaptación para cada nivel, y sobre todo en unitarias, como trabajo yo, con multinivel.
Hablar de Cervantes, y de Don Quijote, me suena a 23 de abril, y no lo puedo evitar, me huele a cuentos, a libros, y parece que puedo adentrarme en ellos.
Y seguro que, sin darte cuenta, al igual que me ha pasado a mí, este libro se ha introducido en nuestras vidas, simplemente, con algunas de sus frases célebres, como por ejemplo con esta que es de mis favoritas: “Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades”.
Y como decía antes, hablando de un país y más allá, cómo no recordar a nuestra querida Alicia en el país de las Maravillas, novela de fantasía escrita por el escritor británico Lewis Carroll. ¿Quién no ha soñado con el señor Conejo o la locura del Sombrerero?, ¿quién no ha soñado con entrar en ese País, aunque sea por un día, y contemplar sus maravillas?
Me encanta la idea de poder compaginar los libros con el teatro. Hace muy poco, el pasado 27 de marzo fue el Día del Teatro, y qué mejor manera de enlazar el mundo del teatro con el Día del Libro. En nuestra escuela siempre celebramos las fiestas Navidad, de fin de curso, etc., con una obra de teatro, adjudicamos papeles a los niños y niñas con mucha ilusión, preparamos vestuario y lo dejamos todo listo, como si de una gran proyección o cortometraje se tratara, para el día en que vengan a vernos nuestras familias y amigos. Después de la pandemia, no hemos podido hacerlo, ya que no podemos realizar celebraciones e invitaciones, pero si que podemos seguir poniendo ilusión para realizar unos maravillosos vídeos, para que sigan viendo el trabajo que elaboramos con muchas ganas e ilusión, lo bien que se le da a nuestros niños y niñas el teatro, y lo bien que se lo pasan. Se sienten protagonistas, les permite desarrollar la expresividad aún más, sacando muchas cosas positivas de este gran recurso.
Recuerdo con ilusión, los cuentos para leer en casa que pudimos descargarnos durante el confinamiento hace un año, gracias a escritores como Eloy Moreno, extraídos de su libro Cuentos para entender el Mundo, con los que podíamos seguir trabajando desde casa la lectura, la imaginación, la escritura, adentrarnos dentro de un mar de diversión sin salir de casa. Algunos como, por ejemplo: Las Estrellas de Mar, El hombre que plantaba manzanos o El regalo, cada uno mostrando grandes valores, un punto tan importante, y que nunca deberemos dejar por detrás.
Y recordemos, como le dijo el Zorro a nuestro querido Principito (otro de mis cuentos favoritos escrito por Antoine de Saint - Exupéry): “Solo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos”.
Cristina MJ
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