Espacio de opinión de La Palma Ahora
Las esquirlas del alma de Luis Ángel Marín
Cada día, camino del café, lo encuentro sentado en el mismo sitio, en la misma mesa, de espaldas al mar, concentrado en la escritura de algún poema. Es Luis Ángel Marín (Zaragoza, 1952), el amigo incuestionable, el escritor errante, el gran observador del mundo y sus diferentes especies. Sé lo que hace y cómo lo hace, y por eso sigo mi camino sin querer interrumpir ese quehacer antiguo de quienes están irremediablemente condenados a pensar y a escribir lo que piensan rodeados de gente, ruido de tazas, coches, niños que deambulan de mesa en mesa de cualquier café. He conocido a muchos escritores que necesitan de esos sonidos para orientarse en el universo, para expresarse, para sentirse vivos. Él es uno de ellos.
Opera Omnia
es sólo una muestra de tantas horas de trabajo intentando convertir en poesía las emociones, de dejar que la música lo invada por dentro y salga al exterior en un momento dado. “Estos poemas son esquirlas de mi alma”. Así define Luis Ángel Marín lo que escribe. El autor nos hace entrega de una pequeña porción de su obra, de toda su obra de su Opera Omnia como él la titula. Esta obra total no lo es realmente. Es una muestra de lo que sí es una obra de tantos años. Opera Omnia viene cargada de fragmentos, fracciones del alma del autor traducidas a varios idiomas, cinco en concreto: español, rumano, inglés, francés e italiano. Cinco idiomas para cinco músicas, cinco maneras de expresarse poéticamente, cinco formas de decir su poesía, de escribir cada uno de los versos aquí contenidos. Una hermosa manera de entregarnos lo que piensa, lo que construye con esos pensamientos, lo que escribe, en definitiva.
Una esquirla es una astilla, un fragmento desprendido de un material duro. En esta obra las astillas son una muestra menuda y sin peso de buena parte de su quehacer poético, como aquellas que se desprenden de un gran tronco de madera compacta. Esas astillas vuelan a lomos de diferentes lenguas; son trozos de su obra, poemas elegidos para sernos entregados como un concierto de diferentes instrumentos. Silencios y misterios, compases distintos en distintos movimientos. Maneras diferentes de dar forma a las palabras colocándolas en planos contrarios, en espacios diversos que nos indican el tiempo y el ritmo en que deben llegarnos. Maneras heterogéneas de hacer versos, de darles el contrapunto necesario para que podamos recibirlos de la misma forma que su autor los concibió en su pensamiento y en su modo de construir el poema. Las astillas se clavan en nuestros ojos y hacen el recorrido necesario hasta nuestra cabeza y de allí parten a nuestro corazón donde se acumulan, verso a verso, en las distintas lenguas posibles que parecen inventadas para darles una vida nueva.
El poeta manifiesta que su poesía es una síntesis entre el surrealismo, el creacionismo y el simbolismo, de ahí los distintos tonos y el misterio al que aludía más arriba. Un ejemplo: el poema titulado Fantasía en do mayor. El tema, la música y el misterio de unos versos que tienen su propia forma, su indiscutible ritmo interior. Habla de música, pero también habla del latido robado por el sol, la perfección del olvido y de la última memoria. Todo un mundo expresado en doce palabras que nos conducen directamente a la necesidad de entender, de apresar ese latido que nos roban, lo perfecto que es olvidar y la consternación que nos provoca sabernos propietarios de la memoria y cómo esta puede diluirse en un momento dado.
Y así, uno a uno, miles de versos que pueden abrir nuestra conciencia, hacer cambiar nuestra mirada, ayudarnos a entender un poco más lo que somos y cómo la poesía puede llegar a cubrirnos con un manto protector que nos haga sentir más amparados y mejores personas. En resumen, un libro medicina, escudo y esperanza de las palabras y de aquellos que quieran refugiarse en ellas.
Elsa López. 29 de marzo de 2019
0