Zapata: “Entiendo la desesperación de los vecinos Puerto Naos, pero hay peligro de muerte”
El presidente del Cabildo de La Palma, Mariano Hernández Zapata, ha manifestado que entiende perfectamente la desesperación de los vecinos de La Bombilla y Puerto Naos por no poder regresar a sus casas casi un año después de la erupción volcánica, pero ha subrayado que los gases que emanan en la zona son mortales.
La semana pasada dos vecinos de Puerto Naos se saltaron el perímetro de seguridad y resultaron afectados con mareos por la alta concentración de dióxido de carbono y Hernández Zapata ha pedido responsabilidad a las personas porque esto es “un trabajo de todos”.
“Nos trae de cabeza a todos” la alta incidencia de gases y “vamos a seguir poniendo sobre la mesa alternativas para que de alguna manera se pueda convivir entre gases y personas, o por lo menos que se pueda seguir accediendo de manera puntual” a Puerto Naos y La Bombilla, ha dicho el presidente del Cabildo, aunque ha reconocido que no hay “una tendencia a la baja clara” en la presencia de gases.
Entre las medidas promovidas por el Cabildo, Hernández Zapata ha mencionado la compra de más de cien medidores de concentración de CO2 que han comenzado a instalarse para así permitir la apertura de zonas con baja incidencia de gases.
“Espero que en el plazo de una o dos semanas incluso se pudiera rodar el punto de control de La Bombilla”, ha precisado el presidente insular.
Pero ha insistido en que aunque entiende la desesperación de los afectados, no se puede olvidar que las emanaciones de gases desde el subsuelo “pueden provocar la muerte”, de modo que la seguridad de las personas es la prioridad y el acceso a la zona sigue estando prohibido.
Explicó que se han autorizado accesos puntuales, al principio a casi todo el núcleo, pero conforme se ha demostrado la peligrosidad de los gases se han ido acotando las áreas accesibles.
Más de 500 personas han podido entrar a sus viviendas, también se están organizando visitas de los empresarios para que puedan ver cómo están sus establecimientos, “estamos poniendo el máximo de nuestra parte, siempre primando la seguridad de las personas”, ha relatado.
También ha insistido en que “esto no es ni un juego ni un capricho de la administración para que no entren los vecinos”.
De hecho, casi cien de los 180 vecinos que aún viven en hoteles desde la erupción son de esas zonas costeras afectadas por los gases, cuyo cierre mantiene bloqueadas 4.000 camas turísticas.
El presidente del Cabildo ha precisado que la alta concentración de gases se produce en los espacios cerrados, mientras que en las zonas se realizan actividades como el cultivo de plataneras o la producción de agua en las desaladoras.
“Se ha demostrado que en espacios abiertos se puede estar porque las concentraciones se diluyen, pero el peligro de muerte está en los espacios cerrados, principalmente en garajes, bajos y primeras plantas”.
Justamente los que se saltaron los controles la semana pasada para entrar en su vivienda, “tuvieron serios problemas de asfixia, de ahogamiento, por la falta de oxígeno”, aclaró.
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