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Cenizas, facturas pendientes y un presupuesto sin ejecutar: el norte de Cáceres vota bajo la sombra del mayor incendio forestal de Extremadura

Dos mujeres observan el pasado verano un área calcinada en la localidad cacereña de Cabezabellosa por el incendio de Jarilla (Cáceres)

Santiago Manchado / Sandra Moreno Quintanilla

Jarilla (Cáceres) —

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“Solo pido a los extremeños que tengan mucho cuidado de a quién votan”. Es la súplica de una vecina del Valle del Ambroz, que el pasado verano sufrió el peor incendio de la historia de Extremadura. Las llamas no solo calcinaron buena parte de esta comarca del norte de Extremadura, también afectaron al Valle del Jerte e incluso cruzaron a la provincia de Salamanca.

Las dantescas imágenes del 12 de agosto de 2025 van a permanecer en la retina y en el olfato de muchos vecinos, agricultores, ganaderos y empresarios. Ese día, un rayo durante una tormenta seca cayó en Jarilla, un municipio que en invierno cuenta con unos 80 habitantes, un número que llega a multiplicarse por cuatro algunos veranos, como el pasado. “Un desgraciado cúmulo de circunstancias hicieron que, de repente, todo se descontrolara”, recuerda el alcalde Ángel Peña, quien el viernes pasado aún trabajaba con operarios municipales en el arreglo de los destrozos provocados por los medios de extinción para sofocar las llamas.

El conocido como 'incendio de Jarilla' fue dramático por la pérdida de más de 17.000 hectáreas de un alto valor ambiental y turístico, y también por el número de poblaciones que se vieron comprometidas. Fueron 18 términos municipales en total, entre municipios evacuados (1.500 vecinos de Jarilla, Villar de Plasencia, Cabezabellosa, Gargantilla, y viviendas aisladas en Hervás, Jerte, Tornavacas, Cabezuela del Valle y Navaconcejo) y confinados (6.000 vecinos de Oliva de Plasencia, Hervás y Casas del Monte). A ello hay que sumar la evacuación de alojamientos rurales en plena campaña de verano e incluso de un campamento juvenil cerca del Puerto de Honduras. En total, el incendio condicionó la vida de unas 25.000 personas durante la semana que duró la fase crítica, entre el 12 y el 19 de agosto, según algunas estimaciones.

Cuatro meses después, han aparecido brotes verdes en las zonas más bajas, pero la sierra aún muestra sus cicatrices negras, al igual que el agua de los pantanos, gargantas y arroyos. Nada se libra. “Parece limpia, pero si metes la mano, la sacas negra por la ceniza”, lamenta Ángel Beites, de la empresa Ad Astra Hervás y eBikes Hervás.

Vox, al mando

Los vecinos del norte de Extremadura votan este domingo con esas marcas en el corazón y las heridas en el territorio donde han elegido emprender y vivir. Entre la búsqueda de explicaciones, las dudas por la gestión política y las quejas por las ayudas, que no llegan y que no han tenido en cuenta su realidad, según relatan a elDiario.es Extremadura en la Plaza Mayor de Jarilla, como está rotulado en la fachada de la antigua farmacia, en cuya puerta alguien ha escrito 'Se busca wifi digno'.

Para quienes viven del monte, el incendio fue una tragedia anunciada. Son palabras de Javier Marcos, productor de castañas en Navaconcejo, que señala directamente al abandono institucional de los montes como uno de los factores que explican la virulencia del fuego. Pero aquí entra en juego el bulo que cada año con los incendios se viraliza: solo hay trabas, te multan por todo, no dejan limpiar el monte, un término, por cierto, que no les gusta a los ecologistas ni a los técnicos y profesionales, que prefieren el verbo gestionar. En ningún caso está prohibido, pero cada comunidad autónoma lo regula según sus criterios.

Pero se da la circunstancia de que la peor campaña de incendios de la última década en Extremadura, que cerró el año con más de 50.000 hectáreas totales quemadas, se ha producido a pesar de que María Guardiola creó en 2023, con la llegada del PP a la Junta de Extremadura, la Consejería de Gestión Forestal y Mundo Rural. La vicepresidenta de la Asociación Autonómica de Empresas de Astroturismo Universo EBN y presidenta de la asociación de turismo del Valle del Ambroz ATUVA, Marta Bastos, salta enseguida: “¿Y qué sentido tuvo separarlo de Medio Ambiente? ¿Y quién lo ha gestionado?”. “Todos sabemos por qué se creó”, dice Ángel Beites. “¿Cuántos consejeros han pasado por ahí en dos años?”, cuestiona con ironía el alcalde socialista de Jarilla.

Ahí está la clave de mucho de lo que ha pasado este verano con los incendios para los vecinos y empresarios, especialmente en el Ambroz y el Jerte. Guardiola creó esa consejería, que incluyó una dirección general de Toros y otra de Caza, para contentar a Vox y dar entrada a la extrema derecha en su Gobierno. Desde el verano de 2023, han pasado tres titulares por ese departamento: Camino Limia, que abandonó dos meses después criticando la falta de autonomía que la permitía Vox; Ignacio Higuero, que se pasó al PP cuando Santiago Abascal dio orden de abandonar todos los Ejecutivos autonómicos en junio de 2024, y que dimitió justo un mes antes del gran incendio de Jarilla por falsear su currículum; y ahora Francisco José Ramírez.

El presupuesto que no se quemó

Este periódico reveló en septiembre que el Gobierno del PP en Extremadura ejecutó en 2024 solo el 41% de las inversiones contra incendios previstas en sus primeros presupuestos. La consejería que Guardiola creó para Vox dejó sin invertir casi 43 millones de euros en 2024, el ejercicio previo a la peor temporada de incendios que ha padecido la comunidad. Algunas de las partidas de inversión en materia de prevención y gestión de montes previstas en las cuentas se ejecutaron en un pírrico porcentaje que, en algunos casos, solo es de un dígito.

Según los datos de la ejecución presupuestaria de 2024, el consejero 'tránsfuga' no fue capaz de gestionar con éxito los dos programas presupuestarios específicos de inversiones para la prevención y lucha contra los incendios, que contaron con más de 72 millones de euros. “Eso es lo que pasa cuando gestionan los que niegan el cambio climático”, lamenta Bastos.

Pero Jarilla ha supuesto un antes y un después en la gestión forestal. El Gobierno de Guardiola elevó el presupuesto de esta partida más de un 6% para 2026, pero esas cuentas se encuentran en un cajón y han sido las que, oficialmente, han motivado el adelanto electoral por el rechazo del PSOE y Vox.

Marta Bastos y Ángel Beites señalan a Hervás, al fondo, tapada por las nubes, donde llegó el incendio originado en Jarilla, en las estribaciones de la Sierra de Gredos

Tras el fuego del verano llegaron las promesas de ayudas y apoyo en otoño porque el impacto del incendio de Jarilla se dejó sentir con especial crudeza en el tejido económico de las comarcas afectadas. Pero en la mayoría de los casos se han quedado en eso, en promesas. El pasado viernes, muchos de los afectados por el incendio de Jarilla denunciaban que aún no habían recibido las ayudas prometidas por la Junta de Extremadura. Pero el sábado, en la jornada de reflexión, elDiario.es Extremadura recibió mensajes de algunas de las personas a la que se había entrevistado para este reportaje en los que decían que “milagrosamente” las habían cobrado ese día.

La caza con ayudas, el turismo con promesas

Nacho Trevejo, presidente de FEEXTUR, de la Federación Empresarial Extremeña de Turismo Rural, explica que los incendios supusieron un golpe devastador al producirse en la segunda quincena de agosto, en pleno pico de la temporada turística. Las consecuencias no se limitaron a esos días: la caída de la demanda se ha prolongado durante septiembre, octubre, noviembre e incluso diciembre. Aunque la naturaleza empieza a regenerarse y las lluvias han devuelto algo de verde al paisaje, Trevejo recuerda que las cenizas acabaron en los ríos, que durante varios días bajaron teñidos de negro.

Valora que la Junta de Extremadura y otras administraciones hayan activado ayudas y destaca que es la primera vez que se apoya de forma directa a alojamientos, restaurantes y empresas de actividades, algo que no ocurrió en incendios anteriores. No todos piensan igual, la presidenta de la asociación de turismo del Valle del Ambroz cree que no se ha escuchado al sector, que pidió bonos turísticos o una moratoria en el pago de la cuota de autónomos, y no “dinero ahí, sin más”.

Además, Marta Bastos denuncia que las ayudas empresariales no han llegado cuatro meses después de la tragedia, “eso sí, las de la caza ya estaban disponibles desde el día siguiente. Ya estaban aquí al lado dando tiros sin pagar impuestos”. Se refiere a la bonificación del 100% en la tasa del Impuesto sobre Aprovechamientos Cinegéticos y a los millones de euros en ayudas directas a los cotos de caza.

Ceniza acumulada en la cola del embalse de Plasencia

Sin embargo, las ayudas prometidas a la Junta de Extremadura a los municipios aún no han llegado, según el alcalde de Jarilla. Ángel Peña cuenta que su localidad, con tan solo 80 habitantes, está gestionando con fondos propios los cerramientos afectados por las llamas y por las labores de extinción: “Hemos tenido la visita de técnicos, nada más”. Peña critica, además, que las líneas de apoyo no están bien diseñadas para la realidad de los pueblos rurales, donde no hay personal técnico ni músculo financiero para sortear trámites largos y complejos, lo que retrasa la recuperación y agrava la sensación de abandono institucional tras la emergencia.

También hay críticas con las ayudas estatales. Javier Marcos, productos de castañas, no había recibido ninguna ayuda “por un motivo absurdo”: la ayuda estatal, equivalente al 20% de la renta de 2024, le fue denegada porque su finca de castaños quemada pasó ese año a formar parte de una sociedad civil junto a su pareja y no tenía renta del ejercicio anterior.

Ceniza en el grifo

La huella del fuego también ha quedado marcada en el agua. Paco Castañares, presidente de la Asociación Extremeña de Empresas Forestales y del Medio Ambiente, denuncia que el problema de los incendios “sigue ahí” y que no se ha hecho nada ni para evitarlos ni para resolver sus consecuencias. Pone el foco en la cola del embalse de Plasencia, del que beben más de 40.000 personas. Al bajar el nivel del agua, se observa con claridad lo que queda adherido al suelo y a las piedras. “A simple vista las aguas parecen limpias, pero el veneno está debajo”, advierte, en referencia a las cenizas y lodos contaminados. Mientras en Galicia se han vaciado embalses afectados para retirar estos residuos con maquinaria pesada, aquí —critica— se ha optado por mirar hacia otro lado.

Castañares denuncia que Salud Pública de la Junta de Extremadura no ha hecho públicos los resultados de los análisis del agua, pese a las peticiones de organizaciones como FACUA Extremadura, y anuncia que recurrirán al Portal de Transparencia para exigir su publicación y garantizar el derecho ciudadano a saber qué agua se consume. También prevén encargar análisis independientes del agua del embalse, de los lodos depositados en el fondo y del agua que llega a los grifos. “Es un escándalo que no se publiquen los resultados teniendo la obligación legal de hacerlo”, sostiene.

El Valle del Ambroz se recupera de las heridas provocadas por el incendio de Jarilla. En la imagen, una actividad del 'Otoño Mágico'

Han pasado cuatro meses. En las zonas menos castigadas, especialmente donde hubo pastoreo, empieza a asomar algo de verde; en otras, dominadas por pinar denso y matorral cerrado, todo sigue negro. “Para el ganado caprino en extensivo, la situación es crítica: las cabras buscan con ansiedad el poco verde que brota tras el fuego, obligando a los ganaderos a pasar el día entero con los animales para evitar riesgos”, explica Antonio Sánchez, pastor de Casas del Monte. Para ellos las ayudas también han sido escasas y plagadas de burocracia. Más allá de algunas exenciones simbólicas y donaciones puntuales de paja, muchos ni siquiera aparecían en los listados de beneficiarios de las ayudas estatales y han tenido que recurrirlas.

Aunque se están realizando trabajos de corta de pinos y construcción de fajinas para retener suelo y agua, el sector critica que llegan tarde y que se concentran solo en el monte público, dejando fuera amplias zonas privadas. La preocupación, insisten, es a largo plazo: si no se actúa, en diez o 15 años el monte volverá a cerrarse y el riesgo de nuevos incendios será el mismo o mayor. Por eso reivindican el papel del pastoreo como herramienta clave de gestión del territorio y prevención.

Y mientras, los empresarios turísticos han tenido que rediseñar sus catálogos de servicios, adaptando rutas y experiencias a un territorio que todavía cicatriza. Aun así, y pese a la mala gestión que atribuyen a las instituciones, ponen la nota de color y de esperanza en un momento clave: el Otoño Mágico del Valle del Ambroz, una cita ya consolidada que cada año convierte la comarca en un referente del turismo de naturaleza, cultura y gastronomía. Un “fantástico momento”, subrayan, para volver al norte de Extremadura, con Hervás como centro neurálgico y principal foco turístico, y para redescubrir un paisaje en el que la naturaleza sí ha hecho su trabajo y se va recuperando poco a poco.

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