¿Una cabina telefónica? No, #EstoesunaBiblio
¿Recuerda la última vez que utilizó una cabina telefónica para hacer una llamada nacional? Tal vez en esa ocasión en su bolsillo llevaba pesetas, pero ahora, con el uso del teléfono móvil su superviviencia está cada vez más en entredicho. Algunos creen que incluso, a partir de dentro de un año, desaparezcan ya que el 31 de diciembre de 2016 expira el Reglamento sobre las Condiciones para la Prestación de Servicios de Comunicaciones Electrónicas que establece que se debe garantizar el acceso a los teléfonos públicos en nuestro país y que obliga a Telefónica, operador que tiene el servicio de las cabinas, a garantizar la presencia de al menos una por cada 3.000 habitantes en los municipios con más de 1.000 vecinos.
Ante esto, ha surgido el movimiento Esto es una Biblio que aprovecha aquellas cabinas que ya están totalmente en desuso y abandonadas para transformarlas en espacios útiles. Así, tomando la filosofía del BookCrossing (la práctica de dejar libros en lugares públicos para que los recojan otros lectores, que después harán lo mismo) en varias ciudades alrededor del mundo la gente ha ido creando bibliotecas en estos puntos telefónicos. Un movimiento que ya llegó a Canarias, en concreto a Las Palmas de Gran Canaria, la pasada semana, cuando en la Avenida Alcalde José Ramírez Bethencourt en la esquina con la calle Carvajal desde el jueves una cabina en desuso pasó a transformarse en una biblioteca.
Detrás de esta iniciativa están los miembros del colectivo MiBarrio, formado por diez personas multidisciplinares que buscan promover la participación ciudadana. MiBarrio se trata de una app que espera salir a principios de este 2016 y que no es más que “un punto de encuentro online para llevar una vida offline”, tal como explica uno de sus miembros, Pablo Abreu.
De esta manera, a través de MiBarrio se recrea una plaza de barrio de toda la vida adaptada a las condiciones contemporáneas del día a día 2.0 y que tiene como lema que “cuando los vecinos hablan, cosas buenas ocurren”. Aparte, pretenden ser un altavoz de todas aquellos proyectos llevados a cabo por particulares en los distintos vecindarios.
Con la futura app, por la que el Ayuntamiento de la capital, que colabora con ellos, ha recibido un premio del periódico Expansión, quieren crear ese punto de encuentro en el que la gente hable para lograr “cosas maravillosas” en la ciudad y también para recuperar el contacto entre los vecinos. De hecho, busca poner la tecnología al servicio de la ciudadanía.
Pero volviendo a la bibliocabina, ¿cuál ha sido la acogida que ha tenido? Por el momento muy positiva ya que han aparecido libros nuevos y faltan los que se inició, además de haberse hecho viral en Facebook la fotografía que subieron a su cuenta. “Estamos sorprendidos por el éxito que ha tenido, sobre todo porque el sitio en el que está no es muy destacado”, recalca Abreu.
Con esta bibliocabina buscan que la ciudadanía adquiera el compromiso de que “con tres tablas y pocos recursos” puedan construir más alrededor de las Islas. “No queremos ser dinamizadores, queremos ser el ejemplo para que la gente lo haga por su propia voluntad”, concluye Abreu.
Sergio Millares, concejal de Participación Ciudadana de Las Palmas de Gran Canaria, ve esta bibliocabina como algo “magnífico” ya que permite reutilizar espacios que están perdiendo su utilidad. Como miembro del grupo de gobierno entiende que el Consistorio con estas ideas lo que tiene que hacer es facilitar la presencia de la sociedad civil en la ciudad, por lo que están “al 100%” con ella. Sobre la app de MiBarrio, comenta que es una experiencia “buenísima” de la que comparte su filosofía de poner en contacto a las personas y que ahora el siguiente paso es “testearla y aplicarla a algún sitio” como proyecto piloto.