‘Hoy por ti’, la red solidaria que ayuda a personas en riesgo de exclusión social sin la estigmatización de las colas del hambre

Imagen de archivo

Iván Alejandro Hernández

Las Palmas de Gran Canaria —

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Ir a un restaurante a comer o graduarse la vista en una óptica son actividades que no están al alcance de cualquiera en Canarias, donde 365.055 personas viven en hogares con ingresos inferiores a 454 euros mensuales. Según el Informe Arope correspondiente a 2021 de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión (EAPN) sobre El estado de la pobreza, seguimiento de los indicadores de la Agenda 2030 UE, el Archipiélago es la región con mayor pobreza severa del país y el 37,8% de la población está en riesgo de pobreza o exclusión social. En este contexto, la ONG Hoy por ti. Red de Servicios Solidarios desembarca en las Islas para implantar su proyecto, nacido en Vigo (Galicia) en 2018, que tiene como objetivo facilitar servicios básicos y actividades de ocio a personas en riesgo de exclusión social bajo un principio fundamental: respetando su privacidad y su dignidad.

“En el mes de mayo de 2018, un grupo de personas de Vigo, convenimos en que el hecho de que sean las administraciones públicas las responsables de resolver los efectos de la crisis económica, no nos eximía como ciudadan@s de la obligación moral de ayudar a paliar los efectos de la crisis económica”, expone la ONG en su página web. Presidida por el actor Antonio Durán, ha atendido a miles de personas tejiendo una red con distintos establecimientos, desde locales de hostelería y ópticas hasta academias de inglés, cines o gimnasios. La ONG funciona como nexo entre los servicios y entidades sociales, quienes le facilitan los perfiles de usuarios o usuarias en riesgo de exclusión, con las empresas dispuestas a ofrecer sus servicios de forma altruista.

En Canarias ya se ha conformado desde octubre un grupo de 15 personas y la ONG ha presentado sus estatutos para su inscripción en el registro de asociaciones sin ánimo de lucro. Lola Galovart, jueza ya jubilada, es una de sus impulsoras y espera que pueda comenzar la actividad después de la Navidad en Las Palmas de Gran Canaria “con 30 restaurantes” en una primera fase inicial. “La ONG pretende dignificar a las personas que están en exclusión o en riesgo de exclusión y que la sociedad no los señale, que en ocasiones van casi como con un distintivo de pobres”. Matiza que no se pretende emular “la gran labor” de los comedores sociales, a los que considera “necesarios”, pero se trata de abrir una alternativa para “procurar ayudar a que esas personas y que puedan sentirse normalizadas”.

Con la experiencia ya adquirida durante cuatro años en Vigo, la ONG ajusta el modelo a otra realidad en la ciudad más poblada del Archipiélago. La labor es silenciosa. Sin oficina física ni local, ‘Hoy por ti’ tampoco necesita ningún tipo de subvención ni ayuda económica. Primero, comienza a tejer las redes con los servicios sociales del ayuntamiento y con otras entidades que existan en la ciudad para proponerles que les deriven perfiles susceptibles de acceder a la iniciativa. “El usuario o usuario siempre viene derivado por entidades o servicios sociales. Son ellos quienes nos derivan a las personas que, según su criterio profesional, entienden que les viene bien, que es conveniente que vayan”, aclara Galovart. Solo hay una excepción: “Que no sean personas con adicciones fuertes”.

Paralelamente, la ONG busca y pregunta a establecimientos solidarios “qué pueden aportar que no le cueste dinero, que sea algo que hacen todos los días, que forme parte de su actividad diaria”, explica Galovart y “cada uno da lo que quiere y lo que puede”. Por ejemplo, expone que un local de hostelería puede ofrecer un menú cerrado tres días por semana de 13.00 a 14.00 horas. Pues esto quedaría registrado en una base de datos de la ONG que transmite a los servicios sociales para que derive a una determinada familia en esa franja y que pueda ir a comer al restaurante de manera totalmente normalizada, sin mostrar nada ni tener que aportar ninguna explicación. Esto se va sumando a otros establecimientos para tejer la red.

Para facilitar la labor, la ONG también facilita un código de derechos y deberes, tanto de los usuarios como de los establecimientos, que se resume en el respeto a la privacidad, mantener un comportamiento de normalidad y que sea recíproco. “Funciona con una cierta rigidez en cuanto a que todos y todas tenemos que cumplir con esos derechos y obligaciones: respetar la privacidad e intimidad; tratar a los usuarios como clientes y que el usuario trate al camarero o al dueño con normalidad. Eso va nutriendo todo el sistema, con nuestro control para engrasar las redes”, señala Galovert. 

Durante todo el proceso, la ONG mantiene un seguimiento y una coordinación constante con los establecimientos solidarios que voluntariamente han decidido aportar su granito de arena, que a su vez informan periódicamente de las asistencias y de posibles incidencias. “Si funciona mal, preguntamos a los servicios sociales qué ha pasado; por ejemplo, si un usuario tiene alguna queja porque, supongamos, le han tratado mal o en lugar de un plato del día le dieron sobras, entonces nos reportan a nosotros desde servicios sociales y actuamos para corregirlo”, detalla Galovert. 

Los locales de hostelería son los que tienen prioridad para la ONG al ofrecer un servicio básico que posibilita evitar las colas del hambre. Pero casi de forma paralela, Galovert dice que quiere incorporar a ópticas solidarias, “que son muy importantes porque hay niños o niñas en la ciudad, como en todos los sitios, que tienen mala vista y que nunca se la han graduado. Incluso muchos tienen fracaso escolar porque su familia no tiene posibilidad de comprarles unas gafas. Ese servicio básico, fundamental, de que un niño pueda tener graduada la vista con sus gafitas es lo que vamos a hacer también nosotros, tejer una red solidaria de ópticas, empezando por Las Palmas de Gran Canaria”.

“A las ópticas les decimos que, si pueden y quieren, ofrezcan las monturas en stock y graduar la vista, es decir, de lo que tienen y hacen. No pedimos dinero. Y ellos se sienten muy a gusto con el proyecto porque está dentro de su trabajo cotidiano y hace solidaridad de forma organizada y en los tiempos que quieren y pueden. Por ejemplo, una óptica nos dice: pues nos mandan a cuatro niños a la semana; otra nos dice: uno solo al mes. A nosotros nos parece muy bien todo, porque todo va sumando”, relata Galovert.

Además, la ONG también busca espacios de salud (mental y física), educación, deporte u ocio para personas en riesgo de exclusión social. En su página web, detalla la relación de los 73 establecimientos solidarios que forman la red en Vigo, entre los que se encuentran, además de locales de hostelería y ópticas, escuelas para aprender inglés, cines, heladerías, clínicas de podología o gabinetes de psicología. Y la idea es ir tejiendo poco a poco esas redes en Las Palmas de Gran Canaria “y si sale bien, por qué no, ampliarla por el resto de las islas”, añade Galovert.

“Es un sistema original, sencillo, que es bonito, que permite hacer solidaridad con mucha normalidad, porque forma parte de los trabajos, de lo que se hace en el día a día”, resume Galovert.

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