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Piedra Pómez: “Lo mejor de nuestro trabajo es el inmenso placer que produce el saberte portador de felicidad”

Piedra Pómez

Erick Canino

Santa Cruz de Tenerife —

Piedra Pómez está de aniversario. 30 años después de sus primeros pasos, este dúo humorístico sigue aferrado al humor y llenando teatros y plazas con sus actuaciones. Para esta meritoria celebración estrenan espectáculo, Una pareja feliz y con treinta, con el que la popular pareja cómica hace balance a sus primeros 30 años como formación humorística. Su primera representación tendrá lugar en el Teatro Leal de La Laguna, el 2 de diciembre a las 21:30 horas, con el precio de las entradas a 15, 12 y 10 euros. Un poco más tarde, el 22 del mismo mes, se subirán también a las tablas del Teatro Cuyas, en Las Palmas de Gran Canaria. En la siguiente entrevista hacemos balance a su larga carrera artística junto a los dos protagonistas, Paco Santana y Gregorio Figueras.

– ¿Qué recuerdan de sus inicios?

– La cosa surgió primero allá por 1985 a finales o en 1986. Paco Santana empezó a hacer un programa en Radio Guiniguada, emisora independiente y participativa donde otros colegas profesores hacían otros programas de música, poesía, etcétera. El programa se llamaba Piedra Pómez y era un magazine de humor con entrevistas a personajes imaginarios de la política, artistas, parodias publicitarias, etcétera… en la línea del humor absurdo y retorcimiento del lenguaje y situaciones. Desde mucho antes habíamos admirado a Les Luthiers, Tip y Coll, Martes 13 y, luego, Goma Espuma. Paco Santana venía del mundo del teatro desde su inicios infantiles en los Salesianos, luego la puesta en escena de La Cantante Calva de Ionesco en 1971 y múltiples cursos y seminarios de teatro en La Laguna hasta su entrada en el Institut del Teatre de Barcelona en 1975 lo que supuso al menos la certeza de tener algunas capacidades para la escena. Circunstancias de la vida lo obligaron a abandonar los estudios teatrales con gran pena para dedicarse a dar clases particulares y vender parcelas de terreno en Barcelona y poder así mantenerse. Antes, desde nuestra época de estudiantes laguneros ya juntos habíamos creado a Fefa y Siony, Vanessa, Mary Carmen Isas Folias y Malagueñas, etcétera, en nuestras noches de “estudio” como ursulinos en el Colegio Mayor San Fernando, allá por los años 1972-1974.

Pero Piedra Pómez en radio surgió con otros colaboradores distintos y Gregorio Figueras Martín (Gre) vino a ser un elemento que se incorporó algo más tarde. En radio, por fin, fuimos tres fijos: Paco y Gre junto a un colega profesor, José Luis Domínguez, Pifanito. Pero cuando damos el salto a la escena, cosa que ocurrió el 27 de noviembre de 1987 en la 1ª Fiesta del enseñante, coincidente con las primeras elecciones sindicales en la enseñanza, en la desaparecida discoteca Macro Astoria de Las Palmas de Gran Canaria, Piedra Pómez tuvo que recurrir a otro tercer componente porque nuestro miembro radiofónico no quería aparecer en escena. Se nos unió otro Paco Santana, “Paco Lata” antiguo alumno del Instituto Alonso Quesada. Curiosamente en ese trío inicial, hubo dos Paco Santana. Así nos presentamos aquel 27 de noviembre de 1987 y, luego, llegamos a actuar varias veces en el antiguo Pub Cuasquías de la Calle Venegas que se ponía a reventar cada vez que nos subíamos a la tarima-escenario. Empezamos a darnos a conocer. Luego se produce un parón en nuestra incipiente actividad por enfermedad y posterior fallecimiento del padre de Paco Santana Santos. No volvemos a reaparecer hasta fines del 1988 pero ya en la forma de dúo y con los componentes actuales. Luego empezamos en TVE-C en el programa El Patio y desde ahí hasta la fecha.

– ¿Ha habido evolución en su propuesta artística desde entonces?

– Nuestro eslogan fundacional era “una pareja de amigos que se divierte en voz alta” lo que revelaba claramente nuestra intención: divertirnos nosotros y que la gente nos oyera y se divirtiera también. Paco Santana, el creador y fundador, tuvo la clara idea de que lo que habían hecho en aquellas noches laguneras de risas delirantes y luego en la radio podía llegar a ser divertido y original. Eran, además, la primera pareja humorística que surgía en el panorama artístico canario donde ya habían empezado algo antes Manolo Vieira y Juan Luis Calero cada uno en su terreno.

Piedra Pómez surge con una clara intención de hacer humor de corte surrealista y absurdo basado en el juego del lenguaje, la parodia y los recursos cómicos tradicionales del cambio de rol, ridiculización de lo solemne y todo con una buena dosis de improvisación basada siempre en la experiencia personal docente, familiar, de barrios etcétera. No nos interesaba ni el humor de muecas ni el discurso a base de chistes sino de un discurso humorístico a base de personajes originales, creados por nosotros que han ido aumentando con los años. No se trataba tanto de una oferta artística depurada sino viva, recreada, experimentada, improvisada y basada siempre en una mirada sobre la realidad con ironía, una buena dosis de absurdo y un juego continuo del lenguaje. Eso se ha mantenido siempre aunque los protagonistas, nuestros personajes como Esther Calero, Heidi Honda, El Bosta, Boby Lin o Fefa y Siony, Poly Neurol, Poli Urbano, Sary Mánchez, Vanessa del Pino han ido rotando y haciendo uso de la palabra por turnos.

– ¿Hay algún tema sobre el que no harían humor?

– Sin duda hay temas que no se podrían llevar al humorismo sin riesgo de ser considerados unos desalmados o peor aún, unos descerebrados. Hacerlo, por otra parte, sería una estupidez, algo de poca habilidad. Es como meterse en un fregado o en un berenjenal de forma innecesaria. No solemos hacerlo pero como estudiosos del fenómeno del humor sabemos que toda la actividad humana es susceptible de pasarse por esa especie de cristal con que el humor mira todo… lo que luego le acarrea un adjetivo de color: negro, rosa, amarillo, verde… Pero una cosa es el libre ejercicio mental del humor y otra cosa muy distinta ejercer el humorismo sobre ese tema. Claro que ahora pienso en los terribles asuntos como el terrorismo, violencia de género etcétera... aunque siempre es posible ironizar y hacer una burla de quienes lo practican; pero usar esos temas de forma argumental en el humor lo consideramos casi imposible… para una mente sana, claro.

– ¿Cómo surgen los sketches de Piedra Pómez?

– Los sketches como tales son pequeñas piezas dramáticas humorísticas, píldoras de humor que surgen de forma diversa: en ocasiones cuando se trata de programas de tv suelen ser más elaborados con un texto preciso y una duración acorde con el medio. Otras veces, la mayoría, son situaciones de duración variable y con un texto más flexible e improvisado a veces. Comenzamos por la situación humorística que se quiere tratar. Definimos el escenario, por ejemplo, la consulta del médico, un encuentro familiar, un político que explica su programa, un cocinero que da una receta o unas profesoras que dan clase o una echadora de cartas que predice el futuro, etcétera, etcétera. Luego a partir de ahí seleccionamos los personajes que intervienen: dos amigas, dos familiares, colegas, etcétera, y, en seguida, se inicia un proceso de tormenta de ideas en torno al tema. Normalmente partimos de un gag o golpe basado en un juego de palabras o asociación de ideas, y lo vamos montando a base de un diálogo que lo prepara y nos aboca a él. Otras veces se elabora a base de juegos de palabras o situaciones absurdas que tratadas con normalidad crean el contraste y la sorpresa que siempre están presentes en el discurso humorístico. Eso da como resultado una especie de guión de ideas, gags o situaciones que la mayor parte de las veces se estructuran de forma improvisada. Nunca tenemos un texto que se repite ni un texto que se memorice. Es posible que a un mismo gag se llegue por situaciones y discursos distintos.

La parte de recreación impovisada absoluta siempre está presente en nuestras actuaciones. Digamos que es nuestra forma de entrar en materia. A veces la situación y el entorno y el público son especialmente motivadores y la improvisación agota un buen porcentaje del espectáculo. Puede volver a repetirse más tarde durante el show con algún imprevisto que surja… Recuerdo cuando en una actuación en un escenario de una plaza de pueblo empiezan a sonar las campanadas del reloj de la iglesia, al lado del escenario… inmediatamente surgió el golpe… “mira Fefa le está entrando un whatsapp al párroco”… lo demás fue solo seguir tirando del hilo.

– ¿Qué ofrecen en este espectáculo con el que conmemorán 30 años?

Precisamente lo que nos hemos planteado es hacer una historia de estos treinta años, elaborando un discurso humorístico en base a nuestra forma de trabajar: haremos como hacemos cuando preparamos las cosas. Y vamos a hacerlo con temas que no se han desarrollado nunca o muy poco pero a partir de la narración de nuestra vida humorística: Piedra Pómez cuenta como surgió y como elabora sus materiales… aderezado con algún elemento como una peluca, una espumadera… contaremos cosas que nunca vieron la luz y hablaremos de política, religión, cocina, folklore, banca, cultura… y hasta seguro que nos atreveremos a improvisar con la colaboración del público…

– Durante este tiempo, ¿cuáles han sido los mejores momentos? ¿y los peores?

– No es un tópico si les decimos que desde que comenzamos lo hicimos para divertirnos, todo el tiempo lo hemos hecho. Pero dentro de esa buena situación lo mejor es cuando la gente te agradece lo que les has hecho reír y cuando sabes que has aliviado algunos malos momentos. Lo peor sin duda es cuando en escena hay mucho jaleo ambiental y el público no te oye… o cuando te contratan para actuar en un contexto nada apropiado para el humor. Una vez nos contrataron para actuar en una fiesta universitaria en Navidad. Tras parar la música y detener la marcha para el momento del humor, la gente joven solo quería marcha y música… Nos tuvimos que bajar del escenario. Lógico. En ocasiones no siempre se conecta con el público dada su naturaleza como cuando nos pusieron a actuar para niños sin que de antemano lo supiéramos… pasados los 15 segundos iniciales de risas y jolgorio al ver a dos hombres vestidos de mujer —esa era su sencilla y lógica lectura— no paraban de gritar y jugar… a los tres minutos nos fuimos… nunca supimos a quién se le ocurrió tan brillante idea.

– ¿Qué es lo mejor de subirse a un escenario?

– En nuestro caso, sin duda, es el inmenso placer que produce el saberte portador de felicidad, risas y bien estar…. es distinto de un ministro o un inspector de hacienda y hablo en sentido figurado… Es un extraño efecto ese de sentir que tienes el poder de hacer felices a las personas y fascinarlos a base de risas. Te llena de satisfacción legítima creo porque la estás creando tú en vivo, allí, delante de ellos mismos y son tus cómplices… es un efecto salón en vez de efecto pasillo.

– Ese momento en el que el público no responde a un chiste como se espera, ¿qué pasa por la cabeza?

– Eso tiene su explicación: el público es extranjero. Ahora en serio, que un determinado gag o chiste no se entienda o se capte evidentemente es responsabilidad del emisor, el artista humorista en este caso. Puede que el mensaje verbal no se haya entendido físicamente bien debido a una interferencia o ruido externo o fallo técnico… pues se repite y ya está. Pero si se trata de un gag, golpe o chiste que no se comprende porque el público no capta la relación existente o el chiste es de escasa comicidad, entonces te das cuenta de que no ha surtido efecto. En ocasiones el contexto del gag no se crea adecuadamente y el público no ve la relación. Evidentemente es decepcionante pero se debe pensar que normalmente en una actuación se recurre a una bateria o sucesión de gags y chistes y que alguno falle es normal. A veces cuando pruebas algo para ver qué tal funciona. Pero también lo contrario: un comentario sin intención se convierte en un gag exitoso. Pero si el público deja de responder de forma frecuente es cuestión de pensar qué les estás diciendo y probar en otra lengua o sencillamente cerrar la boca.

– ¿Dónde se sienten más cómodos, en la televisión o en el teatro?

– En la cama o en un buen sillón sin duda. El teatro tiene algo especial y es que es el primer y genuino género: sientes el pulso del público y puedes hasta rectificar y a demanda te puedes ir adaptando. En la televisión se reproduce el efecto teatral pero no hay bidireccionalidad, no puedes interferir. Es más cuando haces tu intepretación es algo carente de calor humano, hay que estar atento a demasiadas cosas: sonido, iluminación, maquillaje… y no hay respuesta inmediata. Pero una vez que aprendes a hacerlo puedes llegar a saber crear ese climax a base de echarle emoción y alegría. Es un tópico pero es cierto decir que se trata de dos vehículos distintos, dos medios de transmitir mensajes. Además, he visto obras de teatro carentes de emoción y absolutamente mecánicas. Y sketches televisivos pletóricos de empatía y sumamente comunicativos.

– ¿Cómo definirían ustedes mismos su humor?

– Es una cuestión complicada porque es multidireccional pero hay en común una cosa que es el tratamiento del lenguaje. Quizá por deformación profesional de nuestra actividad docente el lenguaje y sus múltiples posibilidades sugerentes son nuestra materia de trabajo. Buscamos el humor en el lenguaje a través de su capacidad de sugerir, dar doble sentido, jugar con las palabras y sus significados y similitudes fonéticas todo eso en discursos drámaticos sintéticos basados en las vivencias de toda índole de nuestro entorno canario, nacional e internacional, tratadas o llevadas al absurdo por sus protagonistas también absurdos. A veces se nos ha dicho que somos exponentes del humor canario y eso es tan cierto como decir mojo canario. Es canario porque sus ingredientes se han combinado en una receta usada principalmente en Canarias pero ni el aceite, ni el comino, ajo o pimentón son genuinamente canarios. Nosotros usamos un contexto canario para buena parte de nuestras creaciones, usamos el habla canaria porque es nuestra forma de hablar, pero no hacemos nada genuinamente canario; solo combinamos esos elementos en nuestro entorno. Nuestro humor es una forma de ver y describir el universo que nuestros ojos ven y nuestro entendimiento, que es poco, alcanza a interpretar.

– De la amplia oferta de humor que se produce hoy en día en España, ¿con qué se quedan?

– Desde el punto de vista estricto de espectadores y consumidores de humor no creemos que la oferta sea amplia. Bueno quizá lo sea en cantidad pero no en calidad o variedades de género. El humor o mejor el humorismo tiene bastante de artesanía del lenguaje y de la inteligencia, el humorismo denota sin duda una creatividad y capacidad para recrear y combinar una serie de recursos a través del humor. Se le sobreentiende cierta habilidad creadora. Quien se llame humorista tiene que hacer algo más que usar un discurso lleno de tópicos argumentales y palabras malsonantes para llamar nuestra atención. El discurso incongruente, los juegos del lenguaje, las situaciones basadas en la realidad de la vida llevadas y tratadas con cierta habilidad absurda y los personajes recreados en base a la caricatura a veces grotesca y a veces realista de los protagonistas cotidianos. Decididamente no somos muy de la línea monologuista en la medida que se ha convertido en un género muy manido y estereotipado —salvo excepciones aisladas—. Para ser humorista creo que se debe ser creador de tu discurso y argumentación humorística. Si solo memorizas y repites con más o menos gracia lo que se te escribe serás un actor cómico más o menos bueno, pero no un humorista. Otra cosa luego es que tu discurso y argumentos tengan agudeza y calidad. En español nos encanta el humorismo que ejercen Les Luthiers.

– ¿Los canales públicos de comunicación ofrecen el espacio que se merece el humor y las artes?

– Aquí entramos en un terreno “pantanoespinoso” porque te puedes enfangar y pincharte. Lo que creemos como ciudadanos es que los medios públicos de comunicación deben ser un reflejo del sistema participativo social. Es decir, si tienen que servir de vehículo de promoción de valores y artistas sea en el terreno del humor o de las artes en general se deben guiar por el principio de la igualdad y del rigor en cuanto a unos mínimos de calidad. En tiempos recientes, por ejemplo en el humor, han tenido preponderancia unos sobre otros de forma demasiado evidente sin que se aplicaran criterios de igualdad de oportunidades ni mucho menos de calidad y méritos. Eso ha estado motivado por la influencia de determinados poderes de empresas audiovisuales que solamente “colocaban” a artistas de su predilección sin otro criterio que el de repetir más y más de lo mismo. Ese modelo no nos parece ni equitativo en unos medios públicos, financiados por todos, ni siquiera comercialmente recomendable al eliminar de las programaciones otras ofertas que podrían haber completado los contenidos de forma más variada y mejorado sin duda los índices de audiencia. En todo caso debe primar el principio de eficiencia y excelencia pero tampoco viene mal que el artista se promocione mediante su oferta creativa de manera particular. Es lo que se llama el libre mercado. Pero es a todas luces un insulto a la inteligencia que en los medios públicos durante los últimos diez años solo haya existido una determinada línea repetitiva de teatro cómico-costumbrista sin contenido crítico reconocible y muy poco de humor creador y a veces se auto promocionaban como el “mejor humor canario” sencillo pero poco objetivo viniendo de ti mismo.

– ¿Hasta cuándo habrá Piedra Pómez sobre los escenarios?

– Groucho Marx en una ocasión comentó algo así como que cuando entrara en un local y nadie lo reconociera, se retiraría. A nosotros nos pasa que no nos reconocen a veces hasta que hablamos. Uno no va con peluca de señora por ahí. Pero nos siguen reconociendo con mucha frecuencia aunque a veces nos da la sensación de que es más lo que han oído de nosotros que lo que nos han visto. En nuestro caso, cada uno de nosotros ha ejercido el humor de forma continua en nuestra vida cotidiana por separado y juntos en Piedra Pómez; actualmente, además, en el fascinante experimento humorístico que es el Aula del Humor de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Es posible que el ejercicio continuo del disparate verbal solos y en grupo nos libere un poco del riesgo de perder la memoria y el sentido común por no hablar de cosas peores. Como seres humanos hablaremos y nos reiremos mientras nos queden neuronas capaces de gestionar estas gratificantes habilidades humanas junto a otras, claro está, no menos gratificantes pero ya de orden estrictamente fisiológico. Es fisio y lógico ¿no les parece?

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