“Si damos un servicio que es público, también debemos tener fondos públicos para financiarnos”

Santiago Sesé, presidente de la Cámara de Comercio tinerfeña, retratado en su despacho

Román Delgado

Santa Cruz de Tenerife —

Entre los rasgos que definen el comportamiento de Santiago Sesé, economista, empresario y a la vez presidente de la Cámara de Comercio tinerfeña, destaca uno de manera muy especial: la serenidad. Sesé, que tiene negocios hoteleros y además se dedica al comercio textil en las islas, es un empresario que traslada, en el mismo instante de conocerlo, mucha clase; sobriedad repleta de clase y respeto.

Este empresario tinerfeño, que llegó a la Cámara de Comercio en 2010 formando parte de la plancha que entonces lideraba Modesto Campos (derrotado por Sesé en las elecciones celebradas en el pleno de la Cámara del 20 de diciembre pasado por el estrecho margen de un voto), muestra en esta entrevista una gran preocupación: cómo conseguir la estabilidad y el equilibrio económico-financiero en la institución que ya lidera, principalmente tras la desaparición por ley de la principal vía de financiación de estas corporaciones de derecho público, el recurso cameral.

De estas cuestiones, de la Administración pública, de las iniciativas legislativas más recientes sobre ordenación del territorio, de la coyuntura económica actual y del comportamiento del turismo, entre otros aspectos, habla en este extenso diálogo Santiago Sesé, siempre con la misma calma, cadencia y tranquilidad. Sin duda, es una persona que contagia confianza.

¿Cuál es el balance que puede hacer de sus primeros meses al frente de la Cámara de Comercio tinerfeña, qué cambios ha notado ahora como principal responsable de la entidad y cuáles son los retos a corto plazo?

Debo decir que yo fui vicepresidente de la Cámara de Comercio desde 2010 hasta 2013 y que, en ningún momento [y desde que llegué a esta institución], he perdido el vínculo con esta entidad pues siempre he pertenecido a su comité ejecutivo. El cambio que he notado respecto a la etapa anterior a la actual, la de presidente, es amplio, en el sentido de que la Cámara es muy presidencialista y se valoran mucho las decisiones que debes tomar, sin perjuicio de que siempre tienes al comité ejecutivo detrás, ante el que debes responder.

El cambio observado ha sido notable porque tienes que estar atendiendo todos los requerimientos de la sociedad en general y de manera especial los de los empresarios. En este sentido, el volumen de trabajo es grande, pero también pienso que los primeros días y meses hay un esfuerzo añadido. Esto, sin lugar a dudas, porque tienes que estar en el día a día de la Cámara y resulta muy intenso. Hay que ir y presentarse, y además realizar los primeros contactos con todas las instituciones, que es lo que hemos hecho hasta este momento.

Entre los retos que nos hemos planteado a corto plazo, el primero es acercar la Cámara lo máximo posible a la sociedad tinerfeña. Nos parece muy importante que la gente conozca mucho mejor todo lo que hace la Cámara. Hemos cometido un error al no publicitarnos de la manera más correcta, pues la Cámara da mucho valor añadido a la sociedad, a la creación local de empresas, a la formación, a las nuevas tecnologías… Esta es una entidad provincial, de tal manera que no solo tenemos que defender los intereses de los empresarios de las islas capitalinas sino también los de las otras. Es lo primero que hemos hecho con visitas a nuestras oficinas en El Hierro y La Palma.

¿Su victoria tan justa en las elecciones del pleno del 20 de diciembre pasado, por solo un voto de diferencia respecto al contrincante Modesto Campos (el candidato de CEOE-Tenerife), le resta capacidad de acción?

En la Cámara hay una situación que es, efectivamente, la que se ha plasmado en esas elecciones tan ajustadas, ganadas por un solo voto de diferencia. Esto es consecuencia de que había un candidato que tenía muchos apoyos, concretamente Modesto Campos, entre otros el de CEOE-Tenerife, algo que era público y notorio. Luego estaba yo, que contaba con unos apoyos muy similares que respondían a empresarios que habíamos trabajado mucho y diseñamos un proyecto que al final hicimos valer. Lo presentamos y salimos vencedores por un voto de diferencia.

La situación tendremos que verla en adelante. La experiencia que tengo en la Cámara es que, cuando fueron las elecciones en 2010 [las últimas convocadas], se presentaron dos planchas [Modesto Campos, con Santiago Sesé en su lista, e Ignacio González] y se llegó a un acuerdo de integración. Hubo una situación distinta, pero lo que hicimos fue ponernos a trabajar. Entonces, en ningún momento vi que hubiera dos grupos, sino que había trabajo en equipo. Luego se produjo otra situación similar, cuando Ignacio González Martín dimitió por razones personales y se presentaron tanto José Luis García como Ángeles Palmero. Ganó José Luis García y todos nos pusimos a trabajar. La gente está más preocupada por lo que responde al interés general, por la actividad empresarial o por el hecho de tener un gobierno estable. No estoy notando que haya fricciones de otro tipo.

Respecto a la actitud de CEOE-Tenerife en el proceso electoral celebrado en el pleno de la Cámara, es una cuestión que se ha suscitado y tengo que decir que yo he hablado con el presidente de esa organización y me ha dado una serie de explicaciones, porque ha querido dármelas, no porque tuviera que hacerlo. Los empresarios que están en la CEOE son prácticamente los mismos que hay en la Cámara; por ello, no parece razonable que podamos estar enfrentados.

¿Quiere la CEOE controlar las cámaras?

Hay un desconocimiento de lo que realmente son las cámaras, en el sentido de que son corporaciones de derecho público; también de lo que es la CEOE. Son entidades que deben ser complementarias, pero no hay que confundirlas. Si en algún momento se han confundido las cámaras con las confederaciones de empresarios, esto es un gran error. La Cámara tinerfeña tiene mucho que aportar, y la CEOE también. Creo que los empresarios perderíamos muchísimo si quisiéramos hacer coincidir las dos cosas: Cámara de Comercio y CEOE; esto es, confundir los conceptos para que todo fuera lo mismo. Esto sería un grave error. Si en un momento determinado alguien ha podido plantearlo, creo que los empresarios perderíamos. Tienen que existir las dos instituciones, que están perfectamente separadas.

Las cámaras tienen que defender al emprendedor, al autónomo, a las pequeñas y medianas empresas, y la CEOE tiene sus cometidos, entre los que se encuentra la defensa de la gran empresa. Hay que subrayar la condición de entidad de derecho público de las cámaras y su papel en la internalización de las empresas…

¿Cómo está formado el comité ejecutivo de la Cámara de Comercio?

El comité ejecutivo está formado por el presidente, los vicepresidentes y el tesorero. Hay un núcleo más próximo al presidente, y luego está el resto del comité, hasta formar un máximo de 24 personas.

¿Quiénes eligen a sus integrantes?

Hay que darse cuenta de que las últimas elecciones generales en la Cámara de Comercio tinerfeña fueron en el año 2010 [según este resultado, se constituyó el comité ejecutivo, hoy con el secretario de CEOE-Tenerife, Pedro Alfonso, en su seno, tras la renuncia calculada de José Fernando Cabrera, expresidente de Ashotel en 2014]. Desde entonces no ha habido elecciones de ese tipo porque se aprobó la ley estatal 4/2014. Se trata de una ley de carácter nacional, para todas las cámaras, y ahora tiene que existir una adecuación por parte de las comunidades autónomas.

Hasta que todas las comunidades autónomas no tengan sus leyes territoriales, no se van a hacer nuevas elecciones, porque es el Ministerio de Economía el que las convoca en toda España. Por esta razón, los integrantes del comité son los mismos de la plancha unificada que se constituyó en 2010. Lo que sí ha habido son cambios en la presidencia, primero el de Ignacio González Martín por José Luis García y ahora he llegado yo, tras la renuncia de este y mi victoria en las elecciones del pleno del 20 de diciembre pasado.

El comité ejecutivo solo ha cambiado por ceses y relevos. ¿Cómo se produjo entonces la entrada de Pedro Alfonso?

En un momento determinado, cuando este se constituye, hay una serie de apoyos y la CEOE también respalda a José Luis García como presidente [en vez de Ángeles Palmero]. Ahí hubo un movimiento, con la salida de José Fernando Cabrera del comité. Este puesto lo ocupó Pedro Alfonso. Entonces se consideró por parte del presidente y del comité ejecutivo que entrara Pedro Alfonso, y ahí sigue estando como vicepresidente [y a la vez secretario general de CEOE-Tenerife].

¿Cuál es la situación económico-financiera actual de la Cámara de Comercio tinerfeña?

En el año 2010, la Cámara tenía un instrumento de financiación que era el recurso cameral. Entonces había un presupuesto anual de unos ocho millones de euros, lo que daba mucho margen de maniobra. A partir de 2010, la entidad se va quedando sin financiación [por la desaparición progresiva del recurso cameral entre 2011 y 2012], algo que no es exclusivo de la Cámara de Santa Cruz de Tenerife. Así pasa a tener unos ingresos muy pequeños, poco significativos para el volumen que tenía con anterioridad.

Por esa razón, ha tenido que ir tirando de sus reservas para poder mantenerse, y hubo que hacer un esfuerzo muy importante. Antes teníamos 58 trabajadores y en este momento solo hay 27. Esto ha sido por no tener financiación. Hemos presionado al Gobierno de Canarias para que sacara una ley que tenía que haber salido hace dos años, a partir de la ley estatal de base [la ya mencionada], y hemos estado todo este tiempo sin financiación, no solo en esta Cámara, sino en todas las canarias.

Lo que nosotros pretendemos es que queden recogidas en el proyecto de ley territorial del Gobierno regional todas las funciones que permite la Ley estatal 4/2014, sobre todo pensando en el futuro de la Cámara, porque lo que es válido hoy igual no es válido mañana. Por lo tanto, la Cámara tiene que tener un máximo de funciones porque hay cosas que hoy no son excesivamente importantes y vamos a tal velocidad que nadie sabe lo que realmente pueda servir en un futuro. Quiero que la Cámara tenga unas funciones de lo más amplias. Hay una serie de programas procedentes de la Unión Europa (UE) que entendemos que no se pueden dejar escapar, canalizados a través de Cámara de Comercio de España. Son unos fondos que hay previstos para Canarias y que, si no se cogen y gestionan, pasan a otras cámaras del país y los pierden las islas.

Pasan a las cámaras que gestionen más rápido…

Claro… Tenemos una financiación establecida para la provincia tinerfeña en el periodo 2016-2020, que se puede prolongar en tres años más. Estamos hablando de 10 millones de euros. La cofinanciación es del 15% de esos 10 millones, aproximadamente.

¿Están a ver cómo los consiguen?

En efecto… Tenemos que buscar ese 15%, bien con los ayuntamientos, con la Comunidad Autónoma o con los cabildos. De esos 10 millones, nos dan 8,5 y nosotros tenemos que poner un millón y medio en un plazo de cuatro o cinco años. Creo que, tratándose de esa cantidad y con un 25% de paro en Canarias, no estamos en condiciones de perder los 10 millones de inversión. Hay que hacer un esfuerzo y explicarlo bien. Por ser región ultraperiférica, solo cofinanciamos al 15%. Si estuviéramos en la Península, estaríamos hablando de una cofinanciación del 50%. Este proceso implica una prefinanciación, pues esos fondos comunitarios tardan entre un año y año y medio en pagarse [tras su justificación]. Cuando la Cámara tenía fondos suficientes, no había problema y los anticipaba, pero ahora no es así. El esfuerzo que hay que hacer radica en esa prefinanciación. Estamos trabajando para que no se pierdan esos fondos porque entendemos que son una gran oportunidad.

La Cámara ha tenido un déficit importante durante estos últimos cinco años porque, por un lado, ha habido un ajuste laboral de veinte y tantas personas, lo que ha supuesto un coste elevado en indemnizaciones, y por otro, por los gastos vinculados a su propio funcionamiento. Nos hemos quedado con un presupuesto que proviene principalmente de los convenios con la Administración pública. La Cámara, cada vez que tiene una subvención o una encomienda, no gana nada. Tampoco tiene por qué hacerlo. En definitiva, que hacemos un trabajo que pretendemos que sea lo más eficiente posible. En esas partidas no nos entran los gastos de funcionamiento que tiene la Cámara, es decir, ni el agua, ni la luz, ni gastos de personal, que no son elegibles en ningún tipo de subvención. Si damos un servicio que es público, también debemos tener una partida pública de financiación. Me da igual si es presupuestaria o no presupuestaria, o que entre dentro de la futura Ley de Cámaras. Hay que mirar algo para nuestros gastos de funcionamiento.

Otras entidades de derecho público tienen ayudas para gastos de funcionamiento, como las cofradías de pescadores, los consejos reguladores de denominaciones de origen…

Claro… Por eso hay que valorar los servicios que presta la Cámara y los que sigue prestando. Deben estar perfectamente justificados, para que lo que nos aporten por los gastos de funcionamiento al final tenga su tasa de retorno a la sociedad.

¿Cuál es el presupuesto actual de la Cámara, el de 2017?

En 2016 hemos estado en torno a los dos millones de euros. No te doy los datos de 2017 porque lo primero que he hecho en este tiempo ha sido cerrar muy bien el presupuesto de 2016. Quiero tener una fotografía perfecta de la situación financiera actual, que, a grandes rasgos, sí la conozco. Soy economista y soy empresario, y también muy meticuloso en estas cosas. Quiero presentarlos ante el comité y darlos con la mayor transparencia posible. Una vez los tenga cerrados, sabré exactamente el déficit de 2016. La clave para el año 2017 es conseguir unos presupuestos con déficit cero, que es la garantía de que pueda haber viabilidad en los próximos años.

¿La idea es no endeudarse y poder asumir la carga actual?

Nosotros solo hemos tenido problemas de déficit en los últimos cinco años [de 2012 en adelante], y ha sido poco. Esto es como un tren de mercancías, que, aunque digas que ahora lo paro, no resulta tan sencillo. Ha habido un proceso que ha generado un déficit importante. No es que nos hayamos endeudado, no; es que nos hemos comido las reservas que teníamos. No es que la Cámara tenga un endeudamiento preocupante, pero tampoco se puede ir a un déficit mayor. Si somos capaces de no tener déficit, la Cámara puede vivir perfectamente. No se pretende, como es lógico, el ánimo de lucro. Esto es lo que vamos a tratar de hacer en 2017.

Entonces, ¿el presupuesto 2017 está pendiente de aprobación?

Está pendiente de aprobarse, e incluso le hemos pedido a la Consejería de Economía un plazo [mayor] para presentarlo, porque quiero un presupuesto realista y completo, que se pueda realizar y dé gran estabilidad y equilibrio. Esto requiere un esfuerzo interno, y vamos a tener que hacer ajustes dentro de la organización, pero es lo que verdaderamente toca para ser lo más eficiente y productivo posible. Tenemos que dar ejemplo como nadie.

Lo que sí se ha conseguido es cerrar el ajuste laboral sin grandes inconvenientes…

Ha habido una etapa con 58 trabajadores, y de ahí hemos pasado a 27. Este ajuste se ha tratado de hacer de la mejor manera posible. Se ha llegado a un acuerdo con todas las personas afectadas. Ahora queda una segunda etapa, que también habrá que abordar. Hay que pensar en que buena parte del presupuesto es para cubrir los costes de personal. Si se tiene que establecer alguna atención y tenemos que hacer algún ajuste, pues posiblemente se vaya a producir. Hay que ser realista y trabajar con los recursos que tiene la Cámara y con los que va a contar. A esto todos tendremos que ajustarnos, y seguro que habrá que ir a un convenio con el personal para tratar de evitar el máximo de despidos, que es posible que tengamos que hacer alguno más. Espero que el personal entienda la situación porque lo que interesa es el interés general. Cuantos más puestos de trabajo podamos tener y conservar, mejor, pero con viabilidad de futuro y estabilidad. Es como ocurre con cualquier empresa cuando en un momento determinado tiene pérdidas y hay unos límites.

¿Cuál es el objetivo de la Cámara respecto al desarrollo territorial de la ley estatal?

Nos planteamos dos pilares. Por un lado, dejar abiertas todas las posibilidades y tener el máximo de funciones, para así poder recibir todo tipo de encomiendas. Aquí la base está en demostrar y justificar en todo momento que somos lo suficientemente efectivos y que queremos que se nos evalúen todas las encomiendas que nos vayan a dar. Somos capaces de hacerlo de forma más eficiente que la Administración, que es nuestro reto.

Esto no será suficiente porque, como explicaba antes, hay unos gastos de funcionamiento que no entran en encomiendas ni en subvenciones que se puedan otorgar. En este sentido [el otro pilar], la Comunidad Autónoma tiene que valorar lo que es la Cámara y ahí debe haber una partida para lo que son gastos de funcionamiento. En este 2017, hay instituciones de derecho público que reciben cantidades para cubrir ese concepto; también hay otras que no lo son y se les dan. Estamos de acuerdo con que se deben recibir, pero nos llama la atención que, mientras que hay unas que no son de derecho público y las reciben, otras que sí lo son, como la nuestra, no se beneficien de ellas.

Se hizo presión y se le explicó al Gobierno de Canarias para incluir esas cantidades en el presupuesto de 2017. Digo que se pidieron esas cantidades porque el Gobierno en principio comentó que las tenía y se iban a consignar en el presupuesto. En el último momento, dejó sin esas partidas a las cámaras. Luego hubo una serie de reuniones con los partidos políticos de las cuales quedamos satisfechos por el recibimiento que nos dieron y porque se hicieron enmiendas y se pusieron cantidades muy razonables para las cuatro cámaras, por el Partido Popular, Nueva Canarias… Es verdad que en aquel momento en el Gobierno estaban el Partido Socialista y Coalición Canaria, pero el resultado fue que el Partido Popular planteó para las cuatro cámaras una cantidad para gastos de funcionamiento de 1,2 millones de euros y Nueva Canarias de 500.000. La realidad consistió en que el Gobierno aceptó 60.000 euros para gastos de funcionamiento en las cuatro cámaras canarias, que es lo que se aprobó al final. Nosotros consideramos que no es lo adecuado.

¿Por qué el Cabildo insular presta más apoyo a la Cámara que la Comunidad Autónoma?

Es cierto que contamos con apoyo del Cabildo de Tenerife y de los ayuntamientos de Santa Cruz y La Laguna... Hay un filin clarísimo entre el Cabildo y la Cámara de Comercio, pero no solo con el de Tenerife, sino también con el de La Palma, isla en la que tenemos dos sedes que dan servicios y ofrecen oportunidades a la gente emprendedora que no dispone de recursos pero sí de buenas ideas. Tradicionalmente ha sido así. Cuando en 2010 y 2011, por contarle una anécdota, viví junto a Carlos Alonso la defensa de los intereses de Tenerife en la Red Transeuropea de Transportes, que nos parecía que era importantísimo para el interés general y para los empresarios de la isla… Qué duda cabe que el roce hace el cariño. Con Efraín Medina tenemos una comunicación muy directa a través de la directora general [Lola Pérez] y estamos todo el día preocupados por cómo podemos hacer más cosas.

¿Cuáles son los retos de futuro en Canarias?

Tenemos que ser realistas. Aquí hay un sector transversal que es el turismo y debemos aprovechar todas las sinergias para que este tire de los otros sectores económicos, sobre todo de la construcción, por ejemplo a través de la rehabilitación de hoteles y del espacio turístico. Esto es importantísimo porque nos va a hacer falta. Estamos en una situación dominada por los récords de ocupación y tenemos que aprovechar la coyuntura para fidelizar a todos esos clientes que han venido a Canarias, que es la manera de que luego repitan.

Quizá estamos muy centrados en batir marcas, pero en la subida de visitantes extranjeros seguro que hay mucho turismo prestado…

Sí. Lo que ocurre es que en el momento en que se estabilicen los destinos turísticos hoy con problemas [cuenca del Mediterráneo], que es cuestión de tiempo, se va a entrar en una guerra de precios muy potente y esto nos va a hacer daño en las ocupaciones que ahora disfrutamos. Tenemos que ir preparando y mejorando aún más toda nuestra infraestructura, que ya es de primer orden mundial. Hay que mejorarla desde lo público y desde lo privado. Tiene que haber un encuentro entre lo público y lo privado. No es suficiente con que el privado haga renovaciones, que nos permiten hacerlas, sino que la Administración debe avanzar mucho más porque hoy no está dando todas las facilidades. Además, en el entorno hay que invertir muchísimo más porque, si renovamos los hoteles por dentro pero por fuera el espacio no está acondicionado a lo que realmente es el alojamiento, pues, claro, hacemos el esfuerzo por un lado pero no por el otro. Hay que atender mejor la recogida de basura, la infraestructura…

¿Qué valoración hace del proyecto de Ley del Suelo y de la ya aprobada y conocida popularmente como Ley de las Islas Verdes?

Cada isla tiene una problemática distinta. No tiene nada que ver El Hierro con Tenerife. En El Hierro hay una política muy clara de sostenibilidad, y en La Palma se tiende a que haya más oportunidades turísticas. Tenerife es distinta en el sentido de que tiene una estructura con una planta hotelera importante y ahora toca cuidar mucho el territorio. Comprendo que la Ley del Suelo puede aportar muchísimo, y nosotros estamos a favor de que se den más facilidades para realizar inversiones. Queremos subrayar que apostamos por la rehabilitación y por los proyectos que sean diferentes respecto a lo que ya tenemos. Más de lo mismo creo que no se justifica porque, además, hay que pensar que el crecimiento no puede ser solo de camas. Esto es cíclico, y en un momento determinado pueden bajar las ocupaciones. Ello puede implicar una guerra de precios, como ya hemos tenido.

Lo que no puede ocurrir es lo que está pasando en la mayoría de los municipios; por ejemplo en Arona, donde tenemos una planta hotelera que ya empieza a resentirse. Ha sido una planta hotelera magnífica, pero ahora hay complejos que tienen 30 años y solo se ajustan a las necesidades de los clientes de hace 30 años.

Las exigencias actuales son diferentes. Los empresarios queremos invertir y tenemos los recursos para invertir porque estamos convencidos de que la viabilidad de las empresas pasa por la inversión, pero no hay facilidades porque existe un plan general que está suspendido y entonces para poder hacer rehabilitaciones te encuentras con enormes dificultades. No es solo la dificultad de que los empresarios queremos aprovechar la actual coyuntura y, como tenemos los hoteles llenos, ahora no queremos hacer la rehabilitación.

También hay un esfuerzo, y lo tengo que decir, por parte del Gobierno con los planes municipales de modernización (PMM). Si vamos, por ejemplo, a Adeje, este ha salido, pero no en Arona, por diferentes sensibilidades. No voy a entrar en quién tiene o no razón. Lo que hay que hacer es sentarse en torno a una mesa con Gesplan y el Ayuntamiento para tratar de ser lo más razonable posible y consensuar soluciones a los problemas detectados.

Hay hoteleros que no queremos más camas, sino rehabilitar nuestro complejo para subirlo de categoría, que es lo que se exige para adecuarlo y ahora no se puede hacer en algunos sitios. Entendemos desde la Cámara de Comercio que hay que buscar una solución lo antes posible [al caso de Arona], y sabemos que son muchas sensibilidades las que se tocan, pero habrá que conseguirlo.

¿Cuál es hoy el papel de la Cámara de Comercio para acercar las empresas locales a países de África?

Sin duda vemos a África como una gran oportunidad. De hecho, en la Cámara tenemos una serie de planes sobre el particular y estamos constantemente ofreciendo a los empresarios locales la posibilidad de realizar expediciones comerciales a diferentes países de ese continente. Además, hay posibilidades de apoyar con subvenciones esos planes de internacionalización. Se trata de países que están creciendo hasta al 8%. Ya hay empresarios que llevan bastante tiempo trabajando con África. Entendemos que es una oportunidad, pero ocurre que nosotros también tenemos un problema con el empresariado, pues el 95% de las entidades son muy pequeñas, pymes y micropymes.

Cuando empiezas a decir que por qué no se va a África, lo primero que se argumenta es que somos empresas con vocación regional, y entiendo que es lo que toca porque las empresas, sobre todo las pequeñas, tienen una vida relativamente corta. Si queremos dar viabilidad a esas compañías, los empresarios tenemos que ir cambiando de mentalidad y pensar en que necesitamos economías de escala para estar presentes en todas las islas. A partir de ahí, se puede dar el salto a África. No hay duda de que las nuevas tecnologías y el nuevo conocimiento que hay en Canarias los podemos trasladar a otros países que en estos momentos tienen recursos naturales y posibilidades de negocio. En ellos Canarias puede aportar muchísimo.

O llegamos nosotros o llegan otros, ¿no le parece?

Sí, pero es que ya están llegando otros, y es una pena que lleguen otros y no nosotros.

¿Por qué no se hace un consorcio o similar, que quizá así haya más posibilidades?

Al empresario le asusta la poca seguridad jurídica de África; por eso, desde la Cámara de Comercio recomendamos que la entrada se haga de forma organizada. La Cámara da seguridad en estos casos porque tenemos contacto con las autoridades y además las expediciones están perfectamente regladas. Ir a esos países a pecho descubierto da cierto respeto. Puede salirte bien, pero creo que la Cámara puede aportar mucho, sobre todo en el primer impulso. Tenemos otro problema añadido: el idioma. No es lo mismo que llegues a un país y te puedas comunicar, a que no lo puedas hacer y dependas de un tercero.

¿Y qué hay del papel de la Cámara de Comercio en repensar el modelo económico de las islas?

Siempre digo que no disfrutamos de la Cámara y que esto es un error por parte de todos, sobre todo si te pones a pensar en qué institución hay hoy en día en que se pueda aglutinar o encontrar lo público y lo privado. Este es un ámbito concreto de la Cámara porque esta no deja de ser una corporación de derecho público gestionada por los empresarios. Abrir mesas de debate es muy oportuno. Cada vez que nosotros hemos tenido esa oportunidad, lo hemos hecho; por ejemplo, cuando se planteó la reforma de la parte fiscal del REF.

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