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La incidencia de las erosiones kársticas en el arte rupestre, a debate este miércoles en Puente Viesgo

La incidencia de las erosiones kársticas en el arte rupestre.

elDiario.es Cantabria

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El Ciclo de Conferencias sobre Prehistoria de Puente Viesgo analizará este miércoles, 28 de agosto, la incidencia de los karst (relieves geológicos generados por la erosión y disolución de rocas por el efecto del agua) en el arte rupestre.

Será en una conferencia impartida por Vicente Bayarri, prehistoriador e ingeniero en geomática (ciencia que estudia la información espacial), a partir de las 19.30 horas en el Gran Hotel Balneario.

La charla de Bayarri, que llevará por lema 'Arte rupestre y karst: vivir bajo la espada de Damocles', es la novena programada este año por la Sociedad de Amigos de las Cuevas del Castillo en la vigésimo novena edición del ciclo.

Sucede a la impartida por José Manuel Barrera, licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Oviedo, sobre la historia de las falsificaciones del arte prehistórico.

Barrera inició su ponencia distinguiendo tres tipo de falsificaciones vinculadas al arte de la prehistoria: las falsas falsificaciones, como la sufrida por Marcelino Sanz de Sautuola hasta que se reconoció de manera oficial el origen prehistórico de las pinturas de la Cueva de Altamira; las falsificaciones del verdadero arte, como las manipulaciones que se hicieron a distintas pinturas prehistóricas de animales en la cavidad vizcaína de Santimamiñe; o las que denominó “verdaderas falsificaciones”, en las que se falsifica directamente una representación artística como si fuera de hace miles de años.

Barrera lamentó que el arte rupestre, que se localiza en medios naturales y “muchas veces con escasa o nula protección, está secuestrado por el vandalismo y la falta de educación de algunos ciudadanos”.

Puso como ejemplo lo sucedido en la cueva prehistórica asturiana de Candamo, donde se tuvieron que extraer hasta 25.000 kilogramos de basura depositada por visitas incontroladas antes de poder estudiar científicamente la cavidad, pese a que ésta estuvo cerrada al público desde su descubrimiento.

Barrera inició su exposición sobre la historia de las falsificaciones del arte prehistórico con “la falsa falsificación” de las pinturas de la Cueva de Altamira, inicialmente consideradas falsas por la élite científica de la época en contra de la opinión de su descubridor, Marcelino Sanz de Sautuola.

“Posteriormente se demostró que eran verdaderas pero su descubridor murió antes de este reconocimiento oficial de la autenticidad de las pinturas y estando acusado de falsificador”, subrayó el conferenciante, tras añadir otros ejemplos similares a lo sucedido en Altamira.

En este sentido, Barrera recordó que en la Gruta de Rouffignac en Francia, que cuenta con más de 200 grabados del Paleolítico Superior con más de 13.000 años de antigüedad, también se cuestionó la autenticidad de las figuras y se las consideró en un principio falsas.

El ponente pasó después a citar distintos ejemplos de las denominadas falsificaciones de arte “verdaderamente prehistórico” como en la cueva vizcaína de Santimamiñe, donde alguien manipuló cuatro figuras, entre ellas la de un bisonte, al que se modificó un ojo y se añadió un cuerno y más pelo que en la representación original.

Es más, Barrera recordó que en la cueva de San Román de Candamo en Asturias se llegó a borrar la representación de un caballo 'acebrado' porque se creía que era una falsificación cuando en realidad no lo era.

Las verdaderas falsificaciones

Por último, José Manuel Barrera se adentró en “las verdaderas falsificaciones”, como en la de la cueva alavesa de Zubialde, descubierta por un ciudadano, que tuvo que devolver una recompensa de 12 millones y medio de pesetas a la Diputación de Álava, tras comprobarse que las pinturas halladas en la cavidad eran falsas y que entre ellas había incluso restos de un estropajo de una marca muy conocida en la actualidad.

El proceso de investigación que se llevó a cabo en esta cueva dio nombre a lo que hoy se denomina el Método Zubialde, utilizado para comprobar la autenticidad de las manifestaciones artísticas descubiertas en cuevas.

Barrera también se refirió también a los casos de “falsificaciones entrañables”, pinturas falsificadas y confirmadas como tales pero que son visitadas e incluso se paga por verlas, como en las de la cavidad asturiana de Cardín, que debe su nombre al ayudante del investigador oficial de la cueva que las pintó.

El conferenciante agregó otro caso similar, también de una cueva asturiana, la de Socampo en la localidad de Nueva (Llanes), donde algunos investigadores llegaron a aceptar las pinturas como auténticas, aunque “en el pueblo todo el mundo comentaba que eran falsas y que conocían a quien las pintó”.

“El investigador Juan Cabré Aguiló las dio por buenas y luego se pidió que se declarasen como monumento nacional pero meses más tarde Francisco Benitez Mellado, miembro de la Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas, descubrió que eran falsas y que incluso se hicieron con una pintura similar a la que se vendía en las droguerías de la zona”.

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