Que la falda es demasiado corta. ¡Oh, señor! Que ese escote no es apropiado ¡Oh, dios mío! Que no me gusta ese amigo tuyo. ¡Madre del amor! Que si sales hoy tú no me vuelves a ver el pelo. ¡Virgen santa!
Hay algo en el sexo que nos hace débiles. Le hemos puesto una zancadilla a nuestra educación sentimental (y sí, también a la sexual) y son nuestras propias inseguridades las que se nos pudren en la boca. Que cierres el pico. Que lo abras. Que traigas. Que lleves. ¡Mierda para ti ya! Cómo detesto los imperativos. Desde niña. Pero mientras algunos nos hemos resistido a llevar correa con fanatismo de converso, otros se han emancipado de la libertad sin sonrojarse siquiera.
Me haría infinitamente feliz verlo. Ver a mi hijo asistiendo a clase de Emociones en la vida cotidiana (juro que tuve una asignatura optativa llamada así en la Facultad) o Cómo abordar una relación de pareja o Educación Emocional a secas.
Pero por el momento parece que la cosa no va a ser ésa. Seamos optimistas, todo llega. Y explicarle a canijos de 8 primaveras cómo ser dos siendo 1+1, aunque parezca difícil, estoy segura de que nos evitaría la existencia de un tercio de personas entre los 15 y los 29 años en España que considera aceptable prohibir a su pareja asuntos tan 'banales' como trabajar, estudiar o compartir su tiempo (que es su vida, suya de él/ella) con familia o amigos.
Imaginad un “queridos escolares, el otro es un individuo”. Un individuo. Y como tal se entiende que es un alguien que no puede ser dividido. Que es uno, libre y vale, ya me callo.
En los celos se esconden la falta de autoestima y el miedo a la pérdida, y falta de autoestima y miedo a la pérdida pues tiene mucha gente, para qué nos vamos a engañar.
¿Sabéis por qué nos hace débiles el sexo? Por nuestros propios complejos. Porque en realidad poco nos han enseñado del AMOR, así en mayúsculas. Debería tratarse de un amor que empezase por nosotros mismos. Y, una vez que nos hubiéramos enamorado, enganchado, empachado de lo que somos y de cómo somos, podríamos iniciar el verdadero abordaje a otro cuerpo. Estoy hablando de amor, cierto. Para el sexo no hace falta pasar tanto examen.
¿Y un 33 por ciento de la gente está así de volada?, os preguntaréis. Así es, un 33 por ciento de la gente joven considera normal decirle a la persona que le acompaña en su día a día qué puede o no puede hacer, según el estudio La percepción de la violencia de género en la adolescencia y la juventud elaborado por el CIS.
Aun con todo, no creo que lo peor de este problema sea que contemos entre nosotros con mujeres y hombres cuyos tormentos propios les lleven a obsesionarse por controlar cada movimiento de la persona que está a su lado. En los celos se esconden la falta de autoestima y el miedo a la pérdida, y falta de autoestima y miedo a la pérdida pues tiene mucha gente, para qué nos vamos a engañar.
El verdadero problema va más allá. ¿Por qué hay personas que toleran eso? ¿Qué hace que lo lleguen a asumir como algo normal dentro del rol que desempeñan en una relación sentimental?
Como siempre, todo puede ser peor. En Estados Unidos un estudio ha revelado que un tercio de los 86 estudiantes varones encuestados violaría a una mujer si no hubiera consecuencias. Igual es sólo que nos estamos 'paleolitizando'. O que las carencias educativas en materias básicas nos están empezando a comer por los pies.
Sobre este blog
Primera Página es la sección de opinión de eldiario.es Cantabria. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
