Primera Página es la sección de opinión de eldiario.es Cantabria. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
La política como suceso
Resulta inviable construir cuando todo es una sucesión de acontecimientos desconectados, cuando las ocurrencias y los parches se alternan a ritmo de titular o de modas. Ora aquí un carril bici, ora allá un cajero automático que sustituya personas, quizá un poco de cemento para tapar una bolera y así llamarle microespacio o puede ser que pongamos unos cargadores de coches eléctricos allá donde solo apesta a gasolina.
La política –es decir, el diseño de lo público– hace tiempo que se convirtió en una tediosa –y, a veces, sorprendente– cadencia de sucesos. Eso no más: hechos, acontecimientos que merecen un titular fabricado en las fábricas de las oficinas de prensa o un comentario de barra de bar. Algunos de ellos, de los sucesos políticos, están manchados de mentira, de fugaz insulto, de cortoplacismo con nombre de urna.
Pero resulta que la política, de serlo, debe ser proceso y no suceso. Un proceso, según la definición formal, es un “conjunto de fases sucesivas de un fenómeno o hecho complejo”. Lo importante de la definición está en el final: complejo, y, como tal, necesita de fases, de tiempo, de calma. Hacer política necesitaría de una visión utópica, de un modelo de sociedad, de territorio, de convivencia. Por ejemplo, no es lo mismo hacer política poniendo el transporte privado o la economía de acumulación en el centro, o hacer política, diseñar procesos, que pongan a los seres humanos y a los cuidados en el centro.
Uno echa de menos políticos que hablen de largo plazo, que nos obliguen a pensar lo complejo para llegar a las soluciones simples, que reconozcan que lo suyo es solo una “fase” y que lo importante es la visión, el proceso.
No me voy a centrar en el país o en el continente, que uno es pequeño para complejizar lo inmenso, pero sí quiero reclamar sueños, utopías y visiones para lo cercano: la ciudad que habito, la región que camino, las calles en las que dejo jirones de mi vida entre locales vacíos, personas solas, trabajadoras precarias o viejos que esquivan terrazas de bares que abren y cierran al ritmo de esta economía sin sur.
La visión de futuro debería permitirnos entregar un legado cargado de posibilidades a las generaciones por venir, en lugar de estar obsesionados por las falsas libertades que parten del individualismo feroz de este modelo presentista y egocéntrico.
Me ha gustado saber que se va a destinar un tiempo escaso, un par de años, a diseñar el modelo de ciudad, y me gustaría más imaginar que ese modelo fuera atrevido, rompedor, utópico… que ya llegarán los burócratas de la nada a pincharnos el ensueño. Pero me gustaría que el ordenamiento de los territorios de Cantabria fuera igual de atrevido, que las reservas de vida fueran norma, que la economía cooperativa tuviera los apoyos que ahora se derivan a los instaladores de cajeros automáticos, que se derribaran las residencias de mayores al tiempo que se levantan las casas de mayores, que en lugar de peatonalizar calles para adoquinarlas con mesas para cervezas se cerraran espacios al tráfico vehicular para abrir huertos colectivos y espacios de juego intergeneracionales, que la Cantabria que pierde habitantes fuera considerada como diversa, posible, viable, porque no se trate de imitar lo urbano allá donde el tiempo y la vida se conjugan con verbos lentos…
No sé, tonterías… una visión del territorio que nos anime a cuidarnos, a cuidar el ambiente y a cuidar de los otros, con medidas que premien la economía del cuidado y castiguen el despojo o el extractivismo material o inmaterial… tonterías que conformarían un proceso ilusionante, lento, sin soluciones mágicas, pero trufado de potencialidad. Las utopías, las visiones políticas deberían servir para eso, para caminar lentito, para sentirnos orgullosas de lo que somos pero, ante todo, de lo que podemos ser. La visión de futuro debería permitirnos entregar un legado cargado de posibilidades a las generaciones por venir, en lugar de estar obsesionados por las falsas libertades que parten del individualismo feroz de este modelo presentista y egocéntrico.
Me gusta pensar en lo imposible, porque eso, lo imposible, solo es aquello que nos ha dicho que no va a acontecer. Pero si tenemos la capacidad de soñar lo imposible, también podremos diseñar escenarios de futuro poderosos. Todo lo demás es suceso, miseria, titular flácido, la nada. No recordamos el nombre de ningún líder o lideresa política tan mediocre como para pensar sólo en el presente. La historia, aunque a veces se nos olvide, solo recupera la historia de los políticos valientes con visiones atrevidas e imposibles. Ahí, en el proceso utópico liderado por personas sensibles e (i)responsables, empieza todo.
Sobre este blog
Primera Página es la sección de opinión de eldiario.es Cantabria. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
0