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Sobre este blog

Primera Página es la sección de opinión de eldiario.es Cantabria. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.

La tercera ley de Newton

Miguel Ángel Chica

Odiaba con toda mi alma a sir Isaac Newton cuando estaba en el instituto. Solo había que verlo, dibujado a carboncillo en el libro de física, con su pelucón del siglo XVII y su cara de inglés relamido, para que a uno le entraran ganas de meterle las leyes de la termodinámica en un ojo. Y sin embargo, al parecer era un genio. Hay que serlo para advertir la existencia de algo tan hermoso como la ley de la gravedad.

La ley de la gravedad, que parece tan seria, sirve, por ejemplo, para alegrarte las noches de borrachera, cuando tu amigo se bebe catorce chupitos, intenta saltar el banco de madera que hay enfrente de casa y se parte los dientes contra la acera.

No importa cuánto se convulsione el mundo, o tu vida, da igual que todo vaivenee, se derrumbe, que las fronteras crujan, que las crisis rechinen, que las guerras terminen con todo: la gravedad seguirá atrayéndote de manera indiferente hacia el centro de la tierra -siempre y cuando no cambies de planeta o te des un paseo por el espacio- a una velocidad fija de 9,81 metros por segundo. Las cosas inmutables resultan majestuosas.

Cuando todo se tambalea reconforta pensar en las leyes eternas que dominan todo más allá del alcance humano. Son tiempos peligrosos, en los que los periodistas patean a los refugiados. Hablando un poco de todo, las palabras fracasan la mayoría de las veces en su intento de encerrar sensaciones en un sonido. Por eso una palabra como refugiado no alcanza para contener la desgracia de quien se ve empujado a un país extraño y hostil para preservar algo que conserve, aunque sea en una mínima parte, el tacto de la vida.

¿Qué refugio se puede encontrar en un lugar donde reciben a patadas a las niñas? Piensa en alguien que no tiene nada, solo miedo, pasado y recuerdos, alguien que no dispone ni siquiera del recurso de suplicar porque solo escucha a su alrededor idiomas desconocidos. Si algo así ocurre a plena luz del día, con cámaras de televisión, ¿qué ocurre cuándo se apagan las luces y no hay nadie mirando?

El mundo se desplaza de su eje cuando alguien golpea a un niño. Hace falta una reacción de la misma magnitud en sentido inverso para devolverlo a su lugar inicial, como explica la tercera ley de Newton. A mí me gustaría preguntarle a sir Isaac, que era un genio, de qué manera se puede recomponer algo que está tan podrido y tan roto.

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