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La provincia de Toledo acoge la finca más grande de Europa dedicada al cultivo del pistacho

Un momento de la visita a la finca Santa Paula de Madrinalejo en Malpica del Tajo

Pilar Virtudes

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La provincia de Toledo, concretamente las localidades de Malpica de Tajo y la Puebla, acoge la finca más grande de Europa dedicada al cultivo del pistacho, concretamente mil hectáreas que se terminarán de plantar en otoño de 2022 y que se explotará en régimen de intensivo, con 417 árboles por hectárea.

Este es uno de los proyectos que centraron la atención en las jornadas celebradas por Eurosemillas en Córdoba y en Toledo para dar a conocer las posibilidades del pistacho. En ellas participaron alrededor de 150 agricultores, empresarios y profesionales vinculados a la industria auxiliar.

Esta finca forma parte de un macroproyecto promovido por el grupo Treemond, en el que participa Eurosemillas, cuyos socios quieren explotar directamente unas 6.500 ha. de frutos secos (almendro, nogal y pistacho) en toda la Península Ibérica.

A estas mil hectáreas, se suma una segunda explotación que se puso en marcha en enero de 2022, de 212 hectáreas también en Toledo, concretamente en Malpica de Tajo, junto al Tajo, irrigada a goteo, igual que la anterior, pero con menor densidad (308 árboles/ha). Ambas conforman el proyecto más ambicioso jamás llevado a cabo en la UE con este cultivo.

“España está viviendo, gracias a la rentabilidad, a la estabilidad con tendencia al alza de los precios y a una demanda creciente, la eclosión del cultivo del pistacho”, explicó en estas recientes jornadas desarrolladas en Córdoba y, al día siguiente, en Toledo, el director de Innovación de Eurosemillas, José María Fontán. En favor de su expansión, como también matizó, ha pesado el “terrible impacto” causado por las sucesivas heladas en el almendro, cuyo daño ha sido muy escaso, incluso nulo en el caso del pistacho.

Según Eurosemillas, eese a que España ya ha alcanzado las 60.000 hectáreas de este fruto seco, tras multiplicar por 14 su superficie en la última década, la producción española continuará siendo baja en los próximos años y seguirá estando muy lejos de satisfacer la demanda del mercado nacional. Y esto es así porque 4 de cada 5 cinco hectáreas plantadas son jóvenes, con poca o ninguna producción, y porque alrededor del 70% del cultivo es de secano y buena parte del resto se ha plantado con regadío muy deficitario, con rendimientos menores. Además, la mayoría de estas zonas se produce la variedad dominante, Kerman, que está demostrando un alto porcentaje de pistacho cerrado –cuyo destino es la industria (helados, cosméticos, dulces)- y gran cantidad de frutos vacíos. Frente a este modelo de crecimiento, Eurosemillas plantea otro alternativo, de mayor valor añadido, más rentable, según señala, dirigido a la comercialización como snack y basado en las mismas variedades que están sustentando el liderazgo mundial de California: la Golden Hills y la Lost Hills.

Según los datos facilitados por esta empresa, California, con 210.000 ha. ya plantadas y 470.000 toneladas de producción goza de una cuota de mercado superior al 30% en el comercio mundial y lidera los ratios de productividad y rentabilidad, con tasas muy superiores a las registradas por sus dos principales competidores: Turquía (155.000 t.) e Irán (110.000 t). En este estado norteamericano las variedades obtenidas por la Universidad de California y que en Europa explota Eurosemillas -Golden Hills y Lost Hills- ya acaparan el 35/40% de la superficie (unas 80.000 ha.) y suponen más del 90% de las escogidas para las nuevas plantaciones (alrededor de 7.700 ha/año de media en la última década).

Las razones de esta predilección son agronómicas pero también comerciales. Entre las primeras, el cultivo con Golden Hills y Lost Hills necesita de menor cantidad de horas frío pero también de calor (lo que amplía las zonas geográficas donde poder plantarse en España), se adapta bien tanto a la explotación en secano como al regadío en intensivo, su producción es menos alternante (menos vecera), el porcentaje de pistacho vacío es bajo y entran pronto en producción, al cuarto/quinto año, en lugar de al sexto o incluso octavo, siempre dependiendo del correcto manejo del cultivo. Comercialmente, entre los factores que aportan mayor calidad y valor comercial al fruto, estas dos variedades tienen un mayor calibre y un porcentaje de pistachos abiertos muy alto y una relación de pistachos vacíos también más baja.

Por todo ello –concluyó Fontán- “es el momento, de plantearse si en las limitadas tierras aptas que disponemos para expandir el pistacho –fundamentalmente en Castilla-La Mancha, Castilla y León, parte de Andalucía y de Aragón y zonas puntuales de otras regiones- queremos un modelo de producción de grano dirigido a la industria, donde competiremos con la oferta con menores costes de Irán, Turquía o Siria, o que-remos potenciar también otro más rentable para su comercialización como snack”.

Todas estas reflexiones se produjeron en la jornada celebrada en Toledo donde los asistentes también visitaron la finca de Eurosemillas en Malpica de Tajo (Toledo), de 212 hectáreas, cuyas primera parcela plantada en 2019 tendrá, a finales de este verano, su primera pequeña cosecha comercial.

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