La biodiversidad es el término que utilizamos para referirnos a la diversidad de las formas de vida en la Tierra. En definitiva, nos referimos a la riqueza de especies animales y vegetales que podemos encontrar en un lugar determinado. Gracias a los esfuerzos realizados en los últimos años por entidades conservacionistas y al trabajo de los divulgadores, el concepto de biodiversidad empieza a calar en nuestras mentes. No obstante, la mayoría de la gente aún piensa que la biodiversidad está restringida a espacios aislados, a esos lugares recónditos que se han salvado de la intervención humana. Pero lo cierto es que un viñedo, una dehesa o un campo de trigo también albergan una biodiversidad muy relevante.
En primer lugar, hay que considerar que el concepto de biodiversidad también engloba la diversidad genética, y por tanto las diferentes variedades, razas y formas de las especies cultivadas. Una uva Monastrell, Bobal o cualquier otra de las muchísimas variedades que se cultivan en nuestro país son también biodiversidad. De hecho, una diversidad muy nuestra, perfectamente adaptada a nuestro clima y que posiblemente nos permita seguir produciendo vino ante unos escenarios de cambio climático nada halagüeños. Y, por si fuera poco, una diversidad que nos permite diferenciarnos en los mercados y que nos otorga una enorme calidad y personalidad.
ero también está la otra biodiversidad, la que ocurre entre las cepas y en los espacios del viñedo no cultivados. No hace falta una selva virgen o un manglar para albergar una comunidad rica de animales y plantas. Es más, hay estudios que demuestran que el 50% de las especies de fauna y flora europea viven en los espacios agrarios, y muchas de nuestras especies amenazadas viven también en estos entornos modificados secularmente por agricultores y ganaderos.
La biodiversidad y la agricultura están estrechamente relacionadas entre sí. En el pasado, la agricultura contribuyó significativamente a diversificar el paisaje europeo. Pensemos que los suelos europeos, antaño cubiertos de extensos bosques, fueron colonizados en el Neolítico por pequeñas parcelas dispersas y con baja intensidad dedicadas al cultivo o al pastoreo. Esto creó nuevos nichos para la fauna y flora, así como nuevos recursos alimentarios. En definitiva, se formó un mosaico agropecuario en el que agricultura y biodiversidad iban de la mano.
En los paisajes agrarios actuales, mucho más intensivos y simplificados, la relación no suele ser tan positiva. Sin embargo, la biodiversidad juega un papel fundamental en la prestación de lo que llamamos “servicios ecosistémicos”, de gran interés para los agricultores porque afecta a las funciones vitales del agroecosistema. Nos referimos a beneficios como la formación del suelo, el mantenimiento del ciclo hidrológico, el ciclo de nutrientes, el control de la erosión, el control de plagas y enfermedades, la regulación del clima, la polinización o el secuestro de carbono. Por ejemplo, un metro cúbico de suelo de un viñedo puede albergar millones de formas de vida, desde lombrices e insectos a hongos y bacterias microscópicos que son los responsables directos de la formación del suelo y su fertilidad, del control de la erosión o de la capacidad que tiene para almacenar agua…
No cabe por tanto distinguir entre espacios productivos (donde están las cepas) y no estrictamente productivos (todo lo demás), porque todo el conjunto es clave para la conservación de la biodiversidad y para el funcionamiento agronómico. Pero ¿cómo podemos mejorar esta relación entre la biodiversidad y el viñedo en nuestra parcela?
Por ejemplo, favoreciendo la presencia de setos y márgenes vegetados en la parcela. Diversifican el paisaje y el hábitat para las plantas y los animales beneficiosos, propiciando lugares de nidificación para varias especies de aves insectívoras o de insectos que controlan nuestras plagas. Los setos, además protegen contra el viento, ayudan en la reducción de la erosión del suelo causada por el viento y las lluvias, y también ayudan a protegerse de las derivas de pesticidas de las fincas vecinas.
O también, favoreciendo la presencia de cubiertas vegetales, esas plantas (naturales o sembrada) que crecen entre las hileras del viñedo y que conviene mantener durante el máximo tiempo posible sin que cause efectos negativos sobre las vides. Las cubiertas atraen organismos beneficiosos que se alimentan de plagas (reduciendo la necesidad de fitosanitarios), mejoran la estructura del suelo y el contenido de materia orgánica, reducen la erosión, mejoran el comportamiento hídrico, etc.
O conservando las estructuras tradicionales de piedra en seco que son refugio de multitud de artrópodos, regulando correctamente la fertilización para evitar la contaminación de riachuelos, cambiando tratamientos con pesticidas por prácticas menos agresivas, etc. De hecho, lejos de ser un menú cerrado, cada agricultor debe encontrar los elementos que mejor se adaptan a sus necesidades y posibilidades.
El proyecto Erasmus+ “Iniciativa Europea para la Mejora de la Biodiversidad en Viñedos” ha generado un catálogo de más de 100 prácticas aplicables en los viñedos europeos y que fomentan la biodiversidad. Se han producido guías de bolsillo para conocer la fauna y flora de los viñedos, y para saber qué medidas poner en marcha y aumentar su presencia. También se han generado vídeos cortos para difundir las mejores prácticas y más de 40 informes individuales para viticultores europeos.
Todo ello finalizará con la celebración de una conferencia final que tendrá lugar en Valencia el día 8 de mayo en el que se presentarán los resultados y documentos producidos, y donde diversos expertos debatirán sobre las oportunidades de trasladar estas lecciones aprendidas a otros sectores. Si quieres inscribirte a la conferencia, pulsa aquí. ¡Estaremos encantados de tenerte con nosotros!
Sobre este blog
La ecología es uno de nuestros principales intereses y es el centro de este blog: cambio climático, medio natural, desarrollo sostenible, gestión de residuos, flora y fauna, contaminación y consumo responsable, desde el punto de vista de periodistas, expertos, investigadores, especialistas y cargos públicos. También editamos la revista 'Castilla-La Mancha Ecológica'.
