Este lunes, día 22 de enero, el Consejo de Gobierno dará luz verde a una de las iniciativas en defensa del medio ambiente que forman parte de la hoja de ruta ‘verde’ del Ejecutivo de Castilla-La Mancha: el Plan Regional de Biomasa. Su objetivo pasa por aprovechar la riqueza forestal de manera sostenible al tiempo que se fomenta su aprovechamiento económico a través de iniciativas empresariales y de negocio. Extraer material biodegradable de terrenos forestales de bosque y montes para su uso sostenible forma parte de un proyecto complejo que comenzó a fraguarse hace dos años y que ya cuenta con pruebas piloto en edificios públicos de Cuenca.
Teniendo en cuenta la amplia superficie forestal de la comunidad autónoma, el Gobierno regional quiere aprovechar la extracción de biomasa para que pueda ser utilizada tanto por la Administración como por empresas privadas para la generación de energía. El primer paso fue realizar un mapa de las zonas de la región que son de especial interés en cuanto a silvicutura, es decir, en el cuidado de bosques y montes. La idea final es aprovechar al máximo la generación de energía de este elemento, que es sostenible y respetuoso con el medio ambiente.
El objetivo final es también que tanto empresas privadas como Administración autonómica puedan ahorrarse gastos en calentamiento de colegios, centros de salud y hospitales. Ante todo, la Junta dice que es un proyecto “muy ambicioso”. ¿Conseguirá que se haga realidad?
De momento, las primeras calderas de biomasa extraídas de los recursos forestales para la climatización de edificios públicos ha comenzado en Cuenca, aunque el objetivo es que también se desarrolle en toda la comunidad autónoma. En la provincia de Guadalajara también se implantará el aprovechamiento de esta biomasa residual como fuente de calor en el Centro de Investigación Apícola y Agroambiental (CIAPA) de Marchamalo y las Oficinas Comarcales Agrarias, OCA, de Cogolludo y Jadraque, así como en la Dirección Provincial de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural de Cuenca.
La Consejería de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural ha sido la encargada de redactar este proyecto. En palabras de su titular, Francisco Martínez Arroyo, la Administración Pública debe convertirse en “ejemplo de lo que se debe hacer en lucha contra cambio climático y la disminución de fuentes fósiles para su utilización como energía a favor de la biomasa forestal”.
Estas medidas pueden conllevar un ahorro en las emisiones de CO2 a la atmósfera y una rebaja del coste económico en la producción de calor en la calefacción. En datos, la sustitución de calderas de gasoil por astilla supondrá una reducción en gasto de combustible que puede llegar hasta el 42% y un ahorro de emisiones de CO2 a la atmósfera de entre 3,6 y 75 toneladas al año, dependiendo del edificio.
Y es que, además de la reducción en los gastos y las emisiones de CO2 a la atmósfera de forma notable, según la Consejería, como fórmula de colaboración en la lucha contra el cambio climático y la puesta en marcha de mecanismos de economía circular, “fomenta el empleo de nuestros municipios en el mundo rural” que se sitúen en zonas de monte, impulsándole en las zonas rurales en las cuales existe masa forestal la economía del aprovechamiento de la misma.
La Estrategia Regional de Biomasa ya se presentó en Consejo Asesor de Medio Ambiente y contiene las líneas de actuación de la Consejería de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural de Castilla-La Mancha en el aprovechamiento de biomasa forestal, donde se aúnan diversas líneas como las ayudas de la Dirección General de Política Forestal de aprovechamiento de los montes públicos, el impulso de la utilización de masa forestal como combustible de las calefacciones y o el apoyo a la investigación.
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