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Guadalajara: primera exhumación de la Guerra Civil bajo tutela internacional

Ascensión Mendieta, junto al panteón que supuestamente ocuparía la fosa

Carmen Bachiller

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) inicia este martes, 19 de enero, las labores de exhumación de una fosa común en el Cementerio de Guadalajara  derivadas del exhorto de la jueza argentina María Servini de Cubría que desde 2010 lleva a cabo una investigación penal “acerca de las violaciones de derechos humanos de la dictadura franquista”, según explica la asociación.

Fue la propia ARMH la promotora de una querella presentada en Buenos Aires el 14 de abril de 2010. Tres años después, y a sus 88 años, Ascensión, hija de Timoteo Mendieta, fusilado en 1939 durante la Guerra Civil española, viajaba hasta Argentina “para reclamar ante la justicia argentina los derechos que le había negado la justicia española”.

Ascensión Mendieta declaró entonces ante la jueza Servini y hasta la fecha ha estado esperando la autorización para la exhumación por parte del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Guadalajara. “Ha sido una lucha titánica y ahora estamos un poco de bajón, incluso mi madre está alicaída porque aunque hemos llegado hasta aquí el camino aún no ha acabado”, explica Chon Vargas Mendieta, uno de los cuatro hijos de Ascensión. Todos estarán este martes en el cementerio de Guadalajara. “Mi madre se quedará en casa porque se empezará temprano, a las nueve de la mañana siguiendo las instrucciones del  juzgado”, comenta Francisco Vargas otro de los hermanos. Demasiado frío y emociones para una luchadora mujer de 90 años.

La familia se muestra esperanzada pero también prudente porque, aunque todo apunta a que el abuelo se encuentra en esta fosa común, no hay garantías al cien por cien. “Estamos muy ilusionados y algo nerviosos” comenta Francisco Vargas porque “hemos sufrido mucho desgaste todos estos años” y  el proceso que queda por delante hasta llegar a la identificación será largo.

Francisco se muestra algo preocupado. “Mi madre cree que todo va a ser muy rápido, que enseguida  vamos a recuperar sus huesos y enterrarle donde diga la familia y no sus verdugos…Tiene una composición de lugar que quizá no se corresponda con la realidad pero está muy contenta”.

Timoteo Mendieta, natural de Sacedón (Guadalajara) fue fusilado el 16 de noviembre de 1939 en Guadalajara tras su detención, según la familia, por ser el secretario de la UGT en esta localidad. Tenía 41 años. Su mujer, María, recibió la noticia en Madrid, a donde se había trasladado con sus siete hijos tras el arresto de su marido para evitar posibles represalias. Desde entonces, la familia ha estado buscando al abuelo “para dignificarle y darle la sepultura que merece”.

 “La exhumación será complicada y lenta”

René Pacheco Vila es el director del proyecto arqueológico en esta exhumación y aventura que será “muy complicada y lenta” - podría prolongarse hasta 13 días- debido a lo estrecha que es la fosa común, además de encontrarse junto a otras en la zona del cementerio de Guadalajara conocida como la “zona civil”. Lo primero será comprobar la veracidad de la documentación facilitada por los registros de enterramiento del propio cementerio. Será la Asociación la que se ocupe de la cadena de custodia de los restos y ofrecer una primera aproximación en las identidades. Después, los cuerpos serán trasladados a un laboratorio para proceder al análisis antropológico forense  y finalmente se pasará a las pruebas genéticas que correrán a cargo de un equipo argentino. “Intentaremos hacerlo lo más rápido posible”, asegura René Pacheco

Se cree que los restos de Timoteo Mendieta se encuentran en el penúltimo nivel  junto al de, al menos, otras  10 personas que fueron fusiladas en la misma fecha aunque el arqueólogo habla de una fosa común con 22 cuerpos. “Hay expectación en otras familias que podrían localizar a sus familiares y que se han puesto en contacto con nosotros”.

 “Hay que sacarlos a todos”

Tanto los Mendieta  como la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica creen que el caso “abre una vía” a otras familias en situaciones similares aunque lamentan haber tenido que recurrir a la justicia internacional y no haber recibido “todos los apoyos que esperábamos” ni económicos ni institucionales.  Algo que Francisco Vargas atribuye al “miedo” que aún prevalece a “lo que fueron 40 años de terror”.

Ha sido un trabajo “exhaustivo y paciente” hasta llegar a esta exhumación, la primera de estas características, bajo tutela judicial internacional. La familia seguirá ayudando a otros que aún buscan a sus familiares.  “Tenemos que sacarlos a todos”, insiste Chon Vargas porque, como añade su hermano, “mi madre ha tenido una herida abierta durante 77 años y si este país quiere de verdad ser democrático tiene que cerrarla. Esta y la de otros 120.000 casos, por lo menos, que permanecen en el anonimato bajo tierra”.

“Es paradójico que haya ayudas para familiares de los miembros de la División Azul que ayudaron al régimen nazi y no para nosotros”, lamenta Francisco Vargas y cree  que ahora el Gobierno español “está bastante cercado” por los organismos internacionales que “cada vez le exigen más que solucione este problema”.

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