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El agua, un recurso imprescindible para la viabilidad del medio rural y decisivo para evitar el despoblamiento

Lagunas de Ruidera FOTO: Turismo Castilla-La Mancha

Teresa Sánchez Garzón

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El agua es un recurso fundamental para nuestras vidas y para el conjunto de los ecosistemas existentes en nuestro planeta, de forma que es imprescindible que se trabaje para disponer de una cantidad de agua suficiente y con adecuada calidad, y que a su vez permita conseguir un buen estado de los ríos y acuíferos. Castilla-La Mancha es, con casi 80.000 kilómetros cuadrados, la tercera comunidad autónoma más extensa de España. 

Con un territorio eminentemente rural, el agua, como elemento generador de empleo y de riqueza, es un recurso imprescindible para la viabilidad del medio y decisiva para evitar el despoblamiento de la región. Para ello, la agricultura de regadío contribuye a la fijación de población y es la principal consumidora del agua en la Comunidad Autónoma.

Tenemos un ejemplo claro en las localidades de La Mancha. El 40% de la población de Castilla-La Mancha está allí porque hay una agricultura ligada al regadío. Si no hubiese esa agricultura, que es mucho más eficiente y mucho más rentable, la gente hubiese emigrado igual que emigró de otras zonas de la región. El agua permite fijar población en una región como Castilla-La Mancha.

También se ha mejorado mucho en la eficiencia del regadío. De hecho, en el 60 por ciento de la superficie útil agrícola de Castilla-La Mancha se riega mediante la modalidad de riego localizado -sistema por goteo- con un total de 309.234 hectáreas. Otra cuestión importante es que el sector agroalimentario dependiente del agua, representa más de un tercio (34,2 %) de las exportaciones de Castilla-La Mancha, da empleo a 24.000 personas de la región y su peso en el PIB de la región es del 14%, uno de los más altos de España.

Hecho diferencial en Castilla-La Mancha

El agua es además un elemento vertebrador de Castilla-La Mancha y contribuye de forma decisiva al progreso de la economía regional y ayuda a afrontar el reto demográfico. De las nueve demarcaciones hidrográficas intercomunitarias que conforman España, siete afectan a Castilla-La Mancha (Tajo, Guadiana, Júcar, Segura, Guadalquivir, Ebro y Duero). Esta Región ocupa una parte importante de la cabecera de cuatro de las principales cuencas hidrográficas españolas (Tajo, Guadiana, Júcar y Segura). 

Además, todas las cuencas dan una singularidad única a Castilla-La Mancha. Han dado forma al paisaje de la región y contribuyen a la existencia de una biodiversidad única. Hay que destacar espacios como Las Tablas de Daimiel, un humedal prácticamente único en Europa y último representante del ecosistema denominado tablas fluviales; o Las Lagunas de Ruidera, un paraje ubicado en los límites de las provincias de Ciudad Real y Albacete y de gran valor paisajístico. Aunque también hay otros espacios vinculados al agua de interés como el nacimiento del Río Mundo, las Hoces del Cabriel o La Mancha Húmeda… entre otros. 

El agua está presente en cualquier acto que llevemos a cabo. Desde el simple gesto de abastecernos de ella para el consumo humano, o su uso para el cuidado personal, o como recurso motor de cualquier actividad económica o como fin lúdico. 

Pero ya no se trata solo del valor económico y social que conlleva este bien tan necesario, sino que en Castilla-La Mancha va más allá: es un elemento que debe generar un sentimiento de unión de toda una región. El agua es fuente de vida y motor de desarrollo, y como tal, es un hecho diferencial para Castilla-La Mancha.

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