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El 'efecto Guarido' en Zamora: Izquierda Unida roba 4.000 votos al PP y 2.000 al PSOE respecto a los anteriores comicios

El alcalde de Zamora celebra su resultado el 26 de mayo

Ángel Villascusa

En el Instituto Claudio Moyano de Zamora las urnas siguen apiladas en la entrada, ajenas a lo que se viene encima. Si el domingo los vecinos ponían nota a la gestión de los políticos, este martes son los profesores quienes evalúan a sus alumnos en los exámenes finales. Hay nervios en los pasillos y un ajetreo intenso de profesores y alumnos. La carga de trabajo extra “se nota”. Habla María, una de las cuatro ordenanzas de este centro de educación secundaria. En medio de la vorágine, en la conserjería, ella y sus tres compañeros se pelean como pueden con las fotocopiadoras para que cada alumno tenga su examen sobre la mesa a la hora precisa.

Francisco Guarido, de 62 años (Paco, para los zamoranos) trabajó durante años en esta misma conserjería. Desde hace cuatro es alcalde de Zamora, la única capital de provincia en la que gobierna Izquierda Unida. En las elecciones del domingo logró revalidar la alcaldía con un resultado sin parangón para la izquierda, a la izquierda del PSOE. El 26 de mayo su candidatura cosechó 15.000 votos, el 48,08% del total, y 6.000 más que en las pasadas elecciones. Ha ganado 6 concejales, hasta conseguir 14 de los 25 posibles. Además, lo ha logrado presentándose sin ocultar el nombre del partido. Con las siglas que defiende con ahínco. Es el mejor resultado de IU en una capital de provincia. Es la única donde gobierna.

Decir que Guarido es conserje de profesión es tan cierto como insuficiente. También es diplomado en Magisterio, licenciado en Ciencias Políticas y en Historia. “Cuando no estaba trabajando, estaba leyendo”, cuenta Alfonso Campos, compañero de profesión en el Moyano desde 1986. Campos se emociona al recordar a su amigo y con orgullo dice que Zamora tiene “el mejor alcalde de España”. A pesar de que Guarido lleva 16 años dedicándose en exclusiva al Ayuntamiento, primero pateándose los barrios desde la oposición y un mandato en la alcaldía, mantienen el contacto. Con Paco es fácil. Sus vecinos cuentan que se para a hablar con todo el mundo y que por eso suele llegar tarde. “Hace tres semanas quedamos a comer todos los ordenanzas del instituto y él vino. Si no tiene lío siempre viene”.

La última vez que Alfonso y Paco coincidieron fue el domingo, festejando los resultados en la sede del Grupo municipal de Izquierda Unida. Se juntaron varias decenas de militantes y vecinos de Zamora. Cierto desorden y una caja de botellas de alcohol vacías atestiguan lo que sucedió el domingo. “Fue una noche emocionante”, recuerda un militante de IU que sigue sin acostumbrarse a que su partido gane las elecciones con tanta holgura. Hasta 2015, la ciudad había estado gobernada ininterrumpidamente por la derecha, e Izquierda Unida, con poca representación, iba a la zaga del PSOE. “Poco a poco fuimos demostrando que éramos una alternativa seria”, explica otro militante.

Pero la noche electoral dejó un sabor de boca agridulce. La lista encabezada por José Sarrión a las autonómicas se quedó sin representación en las Cortes de Castilla y León. El éxito de Guarido tampoco se repitió en otros municipios de la provincia. “Los ciudadanos tienen que saber que gobernaríamos igual en las Cortes o a cualquier otro nivel”, dicen los afiliados.

Lo que se ha vivido en Zamora se conoce en la ciudad como el “efecto Guarido”: que una ciudad tradicional, conservadora y envejecida –más del 25% de la población supera los 65 años, seis puntos más que la media nacional–, apoye a un alcalde de izquierdas. Pero, pese a lo que podría extraerse de los resultados, los zamoranos no se han vuelto de izquierdas o al menos no votan así cuando se trata de otros comicios. Frente a los 15.000 votos cosechados en las municipales, IU solo logró 2.000 en las autonómicas. En Zamora, la victoria fue para el PSOE con 12.000 votos, seguido del PP con 8.000. En una de las calles de Zamora, Antonio, votante de derechas da una respuesta a esta paradoja. “El alcalde lo ha hecho bien, es claro exponiendo los gastos y además se ha bajado el sueldo a la mitad”.

El arrastre de Guarido es espectacular: logra robar 4.000 votos al PP; y 2.000 al PSOE respecto a los anteriores comicios. Solo Ciudadanos, que se mantiene en la casa consistorial con sus dos concejales, parece resistir el embate.

En una taberna zamorana, entre dos tiendas que en breve van a aumentar la ya abultada lista de comercios cerrados del centro, Francisco Requejo, portavoz de Ciudadanos y candidato a la alcaldía en las elecciones del domingo, no cree que la victoria de Izquierda Unida se deba a artificios extraños. “Si le han apoyado los zamoranos es porque han valorado su gestión. La de ahora y la que hacía cuando estaba en la oposición”. Requejo ve bien que el alcalde haya implementado algunas propuestas de Ciudadanos en el Ayuntamiento, aunque cuenta que algunas tuvieron que pelearlas. “Rechazamos dos veces los presupuestos y al final conseguimos que bajaran el IBI, que se invirtiera en los polígonos y que se dieran ayudas a los autónomos”, explica.

Para Requejo, contribuir con propuestas es una parte esencial del funcionamiento de la oposición. “Llegamos a acuerdos y nuestras partidas presupuestarias se incluyeron. Eso es lo que tiene que hacer un partido municipal cuando no está en el poder”. Una actitud que no ha visto en las otras dos formaciones de la oposición. “El PP no ha hecho buena oposición, se ha dedicado a destruir, y el PSOE ha estado desaparecido. Por eso se han descalabrado ambos”. El Partido Popular, que ha cambiado prácticamente la lista electoral de 2015, ha pasado de 10 concejales a 6; y el PSOE, de 5 a 3. Ambas formaciones municipales han sido invitadas a comentar los resultados para este reportaje, sin éxito.

“No nos hemos metido en líos como hizo el PP”

En estos cuatro años ha dado poco tiempo para grandes proyectos. Lo dice el alcalde Guarido a eldiario.es en una entrevista telefónica. “No es que hayamos hecho una cosa espectacular o especial”. Para el alcalde, la clave reside en haber puesto en el centro los intereses de los ciudadanos. “No hemos despilfarrado, ni metido en líos macroeconómicos como hacía el PP”, algo que agradecen, “también los votantes de la derecha”.

“Ha dejado el Ayuntamiento sin deudas”, explica en un banco de la Plaza Mayor de la ciudad, Luis, un vecino jubilado de 68 años que, aunque no ha votado a Guarido, se siente conforme con la mayoría absoluta de Izquierda Unida. En 2018, el Ayuntamiento logró tener superávit, frente a los más de 27 millones de euros que llegó a dejar el PP. Marisa, una ama de casa casada con un empresario local, apunta a que el consistorio ha invertido dinero donde hacía falta. “Están ahora despejando la muralla y han empezado las obras en un puente de las afueras. Cosas que eran necesarias”, concluye.

Pero el gran problema de Zamora: la pérdida de población, no se ha revertido. Según datos del INE, la provincia pierde ciudadanos a un ritmo alarmante. En dos décadas el número de habitantes se ha reducido en 20.000, la capital resiste algo mejor, pero hay síntomas preocupantes. Cada vez más carteles de 'se alquila', 'se vende' y 'se traspasa'. Marisa cuenta, con orgullo de madre, que ha tenido suerte porque sus tres hijos viven en la ciudad y no han tenido que emigrar a otras más pobladas. Dos de ellos trabajan en la empresa de su marido. “Espero que cuando se jubile sigan con el negocio. Si no, no sé lo que harán”. En un momento en el que el futuro parece gris, los zamoranos han decidido que sea un alcalde de Izquierda Unida (el único en una capital de provincia) quien les gobierne, aunque sea para tener más certidumbre durante los próximos cuatro años.

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