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Mañueco busca salvarse de la crisis por los incendios que cerca a su Gobierno

Mañueco en su visita al puesto avanzado del incendio de Monsagro (Salamanca).

Laura Cornejo

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Castilla y León vive su verano más negro. Desde el pasado 15 de junio, cuando se desató el incendio de la Sierra de la Culebra en Zamora, han ardido cerca de 60.000 hectáreas en toda la Comunidad. El pasado fin de semana se reavivaron fuegos que se creían controlados y surgieron varios nuevos. Las provincias de Zamora, Burgos, Ávila y León aún arden pero desde el pasado 19 de julio, momento en el que el presidente de la Junta se acercó al incendio de Cebreros, en Ávila, Alfonso Fernández Mañueco no ha vuelto a visitar una localidad afectada y mucho menos Zamora, la provincia más perjudicada hasta el momento. Porque el fuego engulle monte, vidas (hasta el momento hay dos víctimas mortales), viviendas y es posible que a algún gestor político. Desde hace un mes, afectados por el fuego y partidos de la oposición exigen la destitución del consejero de Medio Ambiente.

El primer gran incendio en la Sierra de la Culebra comenzó en un fin de semana precedido de una ola de calor, con una sequía extrema y con posibilidad de vientos y tormentas eléctricas. Sin embargo, la Junta no quiso declarar el riesgo alto de incendio, porque cada año comienza el 1 de julio y no antes. La naturaleza demostró que no se ciñe a calendarios con el incendio más grave de España. Tardó días en sofocarse porque el operativo no estaba al 100% en la primera jornada: faltaban agentes, maquinaria y bomberos y las condiciones meteorológicas favorecieron un fuego convectivo, impredecible y fuera de la capacidad de extinción.

Mañueco se acercó por esa provincia cinco días después. Tras visitar el puesto de mando avanzado, había comido con alcaldes y cargos de su partido en un pueblo de la zona y, al pasar por Villanueva de Valrojo, los vecinos patearon los coches oficiales, de donde no pudieron bajarse. Este lunes se ha conocido que la Fiscalía abre diligencias contra el consejero de Medio Ambiente de Castilla y León por aquel fuego, tras una denuncia de CCOO.

Un mes y dos días después de ese primer gran incendio, se produjo el segundo. El 17 de julio Losacio empezó a arder, y con él varios pueblos más, hasta arrasar más de 30.000 hectáreas. Cuando se creía controlado, se reavivaron focos. Pero Mañueco no ha vuelto a pisar Zamora, donde la indignación es el sentir general. Y Losacio sigue ardiendo. Igual que Quintanilla del Coco en Burgos, Montes de Valdueza en León, Vegalatrave en Zamora, San Juan de la Nava y Cebreros en Ávila. En medio de todo esto, el Gobierno autonómico ha tenido que enfrentar críticas de bomberos forestales que han mostrado en redes el pobre avituallamiento que les daba la Junta, basado en bocadillos. El clamor llegó hasta tal punto que el conocido chef José Andrés se plantó en la zona para darles de comer mientras que desde el PP se apuntaba a que las fotos de los bocadillos con tres rodajas de chorizo no eran más que una “anécdota”.

Este domingo, con varios pueblos de Burgos evacuados, entre ellos Santo Domingo de Silos, Mañueco tuiteaba que la “mano del hombre” estaba detrás de los incendios y que se lo había comunicado al ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, a quien pedía más esfuerzo de la Guardia Civil para que los responsables pasen a disposición judicial y poder llegar “hasta el final”. El discurso había pasado de las “anomalías climáticas excepcionales”, no al cambio climático del que su socio de Gobierno es negacionista, a apuntar a incendiarios o pirómanos.

El discurso se radicalizó este lunes de la mano del consejero de Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, que en una entrevista en la Ser aseguraba que los virulentos incendios se deben a una menor cantidad de trabajos silvícolas (circunstancia de la que no se responsabilizó), al cambio de uso del territorio y a la menor actividad agrícola y ganadera, también a una “anormalidad extrema climática” y a “determinadas nuevas modas del ecologismo respecto a la limpieza de las riberas de los ríos” que “dificultan la limpieza de los montes”.

Mañueco apuntaba a incendios intencionados y el consejero, a los ecologistas. También este lunes, y para evitar 'quemarse', el presidente desplegaba este lunes a sus consejeros: el de Presidencia, Jesús Julio Carnero, y la de Familia e Igualdad, Isabel Blanco, se reunían con el Cecopi en Zamora y acudían además al Puesto de Mando Avanzado de Losacio, sin pisar el recinto ferial Ifeza, donde los evacuados aguardan una tregua de las llamas. A su vez, el consejero de Sanidad, Alejandro Vázquez, y la de Educación, Rocío Lucas, asistían a un polideportivo de Salas de los Infantes donde se ha alojado a vecinos de varios pueblos de Burgos.

El ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, se acercó a la zona de los incendios de Burgos y dejó claras dos cosas: que “los incendios se apagan todo el año” y que las altas temperaturas se deben al cambio climático. Todo ello mientras el PP asume el negacionismo de su socio de Gobierno, Vox, que no solo pretende negar el cambio climático, sino la gestión del medio natural. Según el partido de extrema derecha, “hay que sacar de los despachos” a los que dicen a la gente del campo cómo hay que conservarlo. Pero además, Mañueco tiene que tragar más de un sapo, como el de hace unos días, cuando el vicepresidente anunciaba a través de Twitter “medidas de los consejeros de Vox” tras los incendios de la provincia de Zamora, desde un “concierto benéfico” a poner a los desempleados a limpiar los montes.

En este momento algunas fuentes del Partido Popular confirman a elDiario.es que las relaciones entre Mañueco y Suárez-Quiñones no pasan por su mejor momento, pero el presidente no acaba de tomar una decisión. Promover el cese del consejero sería reconocer que algo se ha hecho mal y en este momento la Junta se enroca en la ola de calor, en la maldad y en la negligencia de terceros.

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