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El TSJ de Castilla y León ratifica la condena de 13 años de cárcel a un hombre de Segovia por agresión y abuso sexual a sus dos hijas

Archivo - Sede del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, en Burgos. - TSJCYL. - Archivo

Europa Press

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El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León (TSJCyL) ha rechazado el recurso de apelación de un hombre condenado por la Audiencia Provincial de Segovia a cinco años de prisión por un delito de abuso sexual sobre una de sus hijas y a otros ocho años más por un delito continuado de agresión y abuso sexual sobre otra de sus hijas.

La Audiencia Provincial de Segovia dictó sentencia el 21 de julio de 2021 en la que se declararon probados que el condenado, de nacionalidad marroquí, en 2012, cuando su hija mayor, nacida en 1999, se estaba duchando y aprovechando que su mujer no estaba en casa, se metió en la ducha y “con ánimo libidinoso y para satisfacer sus deseos sexuales” comenzó a enjabonar a la pequeña, a pesar de su oposición, y a tocarle los pechos.

A pesar de la oposición de su hija, el condenado continuó con su actitud hasta que la niña pudo abandonar el baño y marcharse a su habitación, tras lo que el padre se presentó en el lugar y le dijo que no dijera nada, tras lo que dio a la menor dos euros que ella rechazó, pero que su progenitor dejó sobre la cama.

En el verano de 2013, aprovechando igualmente que la madre se encontraba trabajando, el acusado mandó a los otros hermanos a la calle a jugar y llamó a su hija mayor al salón, a quien pidió que le diera un abrazo, y aunque ella se negó él la cogió del brazo y empezó a restregarse contra su cuerpo sin que ella lograra apartarse puesto que la agarraba con fuerza.

En ese momento se dio cuenta de que su padre tenía una erección, y el acusado se bajó los pantalones y los calzoncillos, y cogió las manos de niña y la obligó a tocarlo, llegando a pegar su pene a los genitales de su hija, a quien besó en la boca y tocó los pechos por debajo de la camiseta.

Desde esa ocasión, el acusado realizó conductas similares en otras ocasiones no determinadas en número y algunos de los hechos se produjeron en la habitación de la menor, ya que mientras dormía, el padre se metía en la cama de su hija mayor, se tumbaba tras ella, la tocaba pechos, culo, piernas y vagina exteriormente mientras la niña permanecía inmóvil.

A principios de 2014, el condenado llamó a su hija menor, que entonces tenía 11 años, y le pidió que se tumbara en el sofá junto a él, que estaba en calzoncillos y con una camiseta puesta, a lo que la niña se negó y aunque su padre intentó agarrarle la pequeña consiguió marcharse.

Fue en el verano de 2014 cuando la hija pequeña, a la que el padre obligó a sentarse encima de él y comenzó a tocar, cuando le contó a su madre lo que le había ocurrido, quien le reprochó a su marido lo que había hecho, por lo que el condenado se marchó de casa y se inició el proceso de separación.

En febrero de 2018, sobre las 00,30 horas, tras una discusión entre la madre y su hija mayor en el restaurante en que trabajaba, la niña se se marchó y tras comprobar que su hija no había acudido a casa comenzaron a buscarla, y la localizaron sobre las 3 de la mañana llorando junto al domicilio familiar.

Tras entrar en casa la hija mayor le contó a su madre que su padre le había hecho años atrás lo mismo que había hecho con su hermana pequeña y que “había sido peor”, lo que llevó a la madre a presentar denuncia ante la Policía el 7 de febrero.

Tras el juicio, el padre fue condenado por delito de abuso sexual a cinco años de prisión y a indemnizar a su hija pequeña con 3.000 euros además de no poder comunicarse con ella durante cinco años, y a otros ocho años de cárcel por un delito continuado de agresión y abuso sexual a su hija mayor, a indemnizarla con 60.000 euros y a no acercarse ni comunicarse con ella durante 10 años.

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