Política de tertulias

Los directores de las principales tertulias sufren por su papel político. Josep Cuní habla “de una dinámica perversa y pervertida” y coincide con Mònica Terribas que los tertulianos “pueden convertirse en actores políticos, candidatos o formar parte de listas”. Las tertulias pueden ser “escaparate de lo que son los partidos”, según Jordi Basté.

La penetración política de los medios ha ganado otra batalla. Se plantea, además, la cuestión de las cuotas de representación partidista, a la que han sucumbido también los medios privados. No sólo Catalunya Radio, también 8tv y Rac1, por decir sólo los tres medios aludidos.

En otro sentido, reconocen lo rentables que son para los medios, con una audiencia de la que no pueden prescindir. Las tertulias tienen “un coste mucho más asumible que hacer reportajes, enviar unidades móviles o cuestiones que requieren más medios” (Terribas). “El nivel de rentabilidad coste-beneficio es desproporcionado con cualquier otro momento o programa por mucho éxito que éste tenga” (Cuní). El matiz de Jordi Basté es que salen más caras en la radio privada porque el presupuesto de ésta es más bajo.

Las tertulias como sustitución del periodismo genuino. Género híbrido y discutible. No lo ven del todo así los tres directores, pero admiten la presión competitiva hacia el espectáculo.

A estas alturas, cuestionar la existencia de las tertulias es del todo inútil, aunque no falten motivos, decíamos hace unas semanas en La banalidad de las tertulias. Corregir esta penetración partidista debería estar al alcance de medios y directores, conscientes como son estos del problema.

Terribas apunta una reflexión comparativa con los países de referencia, donde las tertulias no tienen esta importancia. Son casi inexistentes en Gran Bretaña. Tampoco la penetración política de los medios -públicos y privados, impresos y audiovisuales- es como en España. En esto, la diferencia catalana está en los detalles.