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La CUP exige compromisos inmediatos sobre los Mossos pero reconoce “coincidencias” con ERC en la agenda social

Los diputados electos de la CUP Xavier Pellicer y Laia Estrada.

Arturo Puente

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Las negociaciones entre ERC y la CUP avanzan, lentas pero con pasos hacia adelante. Este martes los equipos de ambas formaciones han vuelto a reunirse para superar el enconamiento sobre el modelo policial y han tratado sobre cuestiones como el programa social del nuevo Govern o el calendario hacia la autodeterminación. Dos asuntos en los que los anticapitalistas han reconocido “coincidencias” con los republicanos y para los que se han emplazado a hablar más a fondo en “espacios de trabajo” específicos. Con todo, la CUP sigue manteniendo su apuesta por obtener compromisos concretos e inmediatos en materia policial, más allá del debate que pueda hacerse a medio o largo plazo.

En la rueda de prensa ofrecida tras el encuentro, el diputado electo Xavier Pellicer ha dejado claro que los suyos no se conforman con la propuesta de ERC y Junts, que optan por abrir una comisión de estudio sobre el modelo policial en el Parlament. La CUP ve bien esta fórmula para hacer una revisión en profundidad de varios aspectos que le preocupan, pero exige también, antes de iniciar la legislatura, que los partidos suscriban promesas sobre asuntos “que no pueden esperar” en materia de seguridad pública y de acusaciones penales de la Generalitat, sin los cuales el partido no dará luz verde a la investidura.

En concreto, la CUP ha vuelto a señalar cuatro aspectos, como son la moratoria sobre las balas de 'foam', la no intervención de la unidad antidisturbios de los Mossos en procesos de desahucio, la retirada o rebaja de acusaciones penales contra activistas por parte de la Generalitat y que haya una correcta depuración de malas prácticas en el cuerpo que evite la “impunidad”. “Todos los escenarios están abiertos”, ha subrayado Pellicer, que ha dejado claro que “aún no hay acuerdo” y que “no serán la muleta” de un Govern que no haga avances en estas cuestiones.

Pero la intención de ambas formaciones, cuando quedan diez días para el inicio de la legislatura, era dejar atrás el foco sobre las discrepancias en materia de seguridad y comenzar a hablar sobre el programa de gobierno y el papel de los anticapitalistas en la nueva legislatura. Sobre la primera cuestión, ERC y la CUP han abierto tres espacios de trabajo: vivienda, servicios públicos y autodeterminación. Unos temas que se abordarán en futuras reuniones pero en los que la CUP ya ha avisado que reclama una reversión de buena parte de las políticas del último Govern, como un plan de desprivatizaciones.

Desde la CUP afirman que en el encuentro de este martes han constatado “avances” en la propuesta de rescate social, un ámbito sobre el que ERC quiere centrar las conversaciones con los anticapitalistas para atarlos al acuerdo y, de paso, contrapesar el alma más liberal de Junts en el Govern. Pero, pese a reconocer este acercamiento, de nuevo la formación de la izquierda independentista subraya que su apoyo está condicionado a que se abra un “nuevo ciclo” y, por tanto, a un cambio manifiesto respecto a la pasada legislatura.

Uno de los espacios en los que debe visualizarse este giro de 180 grados es precisamente el Parlament. Después de la querella de la Fiscalía contra el presidente Roger Torrent por una presunta desobediencia al Constitucional al no impedir unos debates sobre la autodeterminación y la monarquía, la CUP recuerda que su propuesta es tomar responsabilidades en la Mesa de la Cámara para garantizar que los diputados puedan “hablar de todo”. “Ni queremos ni buscamos sillas”, ha advertido Pellicer, que ha indicado que su propuesta de entrar en la mesa debe servir para asegurarse de que el Parlament no quede subordinado a la “represión” de los tribunales.

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