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El fiscal acusa a un funcionario de la cárcel de Brians 2 de torturas y amenazas a un preso

El funcionario acusado, en el banquillo

Oriol Solé Altimira

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¿Qué ocurrió en la cárcel de Brians 2 (Barcelona) a finales de 2016? A la pregunta deberá responder la Audiencia de Barcelona, que este miércoles ha escuchado a un exinterno acusar a un funcionario de prisiones de una agresión y varias amenazas de denuncias falsas por violar a un compañero de celda. El fiscal da credibilidad al interno y pide 4 años y dos meses de cárcel al funcionario, que niega los hechos y reclama su absolución.

El juicio ha puesto de manifiesto las dificultades de los internos para denunciar malos tratos en los centros penitenciarios. De los hechos no quedó constancia documental porque la dirección del centro penitenciario, según ha explicado el mosso d'esquadra que investigó los hechos, tuvo conocimiento de la denuncia un mes después de su presunta comisión, y por entonces las imágenes de las cámaras de seguridad ya no constaban los registros.

Según la Fiscalía, el funcionario de prisiones agarró al interno y le propinó tres puñetazos en el pecho después de que el preso acudiera a auxiliarlo porque el techo de un despacho ubicado junto al comedor de la cárcel se estaba desprendiendo por una fuga de agua. Pero no se quedó aquí, ya que en las semanas posteriores, mantiene el fiscal, el funcionario quiso “atemorizar” al interno amenazándolo con que lo denunciara falsamente por haber violado a otro interno.

A diferencia de otros casos, en los que son varios los mossos que desfilan como testigos de la acusación, en el juicio de este interno solo ha declarado el autor del atestado, a propuesta del fiscal. El agente no presenció los hechos pero ha explicado que, tras lo que le explicaron funcionarios y presos, concluyó que hubo un “trato discriminatorio” del funcionario, que según el agente “menoscabó” al interno “diciendo que era un violador”.

La versión del expreso, que ya ha recuperado la libertad, ha sido el relato de un clima de terror en la cárcel impuesto por el funcionario. “Él era muy conocido en Brians porque tomaba represalias contra los internos, sobre todo en los cacheos. Te castigaba, estaba allí como un 'sheriff' superior, era prepotente, narcisista, se creía el no va más”, ha aseverado sobre su relación con su supuesto agresor.

Respecto a los hechos concretos enjuiciados, el denunciante ha recalcado que el funcionario lo agarró y le dio “unos cuantos puñetazos en el pecho” durante el episodio del techo desprendido, que acabó con el funcionario diciendo “ya hablaremos”. En las semanas siguientes, ha proseguido, el funcionario se dirigió dos veces a él para instarle a que no explicara lo ocurrido en el comedor: “Me dijo que me acusaría de violar a mi compañero de celda si contaba algo”.

El acusado lo ha negado todo. “En 29 años de servicio siempre he desarrollado mis funciones como marca la ley y jamás he tenido los comportamientos violentos de los que se me acusan”, ha manifestado en su turno de última palabra. “No toqué al interno, solo le dije 'stop'”, ha agregado sobre el episodio del comedor. Tras abrirle un expediente que está pendiente de la resolución del juicio, el funcionario fue trasladado a la prisión de Puig de les Basses (Girona), donde sigue trabajando a día de hoy.

Antes su defensa ha afirmado que el caso tiene “motivaciones espurias” y ha insinuado, sin pruebas, que podría ser una represalia al funcionario por haber actuado contra la red de funcionarios detenida por tráfico de droga el pasado mes de febrero. Sin embargo la denuncia del interno es de 2017.

La prueba del algodón era una funcionaria que presuntamente presenció la amenaza de denuncia falsa. Pero su memoria se ha vuelto borrosa durante su declaración como testigo. A diferencia de lo que explicó en fase de instrucción, cuando ratificó la presunta amenaza de denuncia falsa, este miércoles la funcionaria ha dicho no recordar los hechos. Y ha reconocido que su relación con el acusado no era la mejor. “Estaba bastante incómoda con su presencia”, ha dicho. El juicio ha quedado visto para sentencia.

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