Hospitales reclutan a estudiantes de Medicina para reforzar las llamadas de supervisión por el coronavirus
El Ministro de Sanidad, Salvador Illa, anunció una contratación masiva y excepcional de residentes y licenciados en Medicina para reforzar las plantillas de los hospitales que hacen frente a la emergencia del coronavirus. El decreto habilita incluso a las comunidades autónomas para contratar a estudiantes en el último curso del grado para apoyar al personal sanitario, pero algunos hospitales van ya más allá y están reclutando a alumnos voluntarios para desempeñar tareas administrativas, sobre todo la asistencia telefónica para supervisar la sintomatología de los contactos de contagiados y que se encuentran en cuarentena en sus domicilios.
El Hospital Clínic de Barcelona, referente para enfermedades infecciosas de la ciudad, ha sido el primero en aprovechar 70 de los estudiantes de la Universitat de Barcelona adscritos a su centro para agilizar un servicio de llamadas que empieza a estar saturado en muchos lugares. El Hospital Santa Creu i Sant Pau, por su parte, cuenta ya con 90 estudiantes voluntarios de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) para distribuirlos en funciones administrativas como esta o, si es necesario, logísticas como el acondicionamiento de nuevas unidades de cuidados intensivos. Entre los voluntarios, que acabarán de conocer este lunes su futuro cometido, hay también alumnos y profesores de su Escuela de Enfermería.
“Son jóvenes que evidentemente no pueden llevar a cabo tareas asistenciales, pero sí de apoyo, por ejemplo a nivel administrativo al servicio de epidemiología”, explica Meritxell Cucala, responsable de voluntariado del Sant Pau.
Son miles los estudiantes de Medicina que, pese a no haber finalizado sus estudios, se han ofrecido en toda España para arrimar el hombro en la crisis sanitaria desatada por la propagación del COVID-19. En Catalunya lo han hecho con una bolsa de voluntarios elaborada por el Consejo de Estudiantes de Medicina de la comunidad y que ya cuenta con 2.500 universitarios. A través del Colegio de Médicos de Barcelona se ponen a disposición de las administraciones. Algo parecido se ha puesto en marcha desde el Colegio de Médicos de Madrid, abierto también a jubilados, aunque en cuando a los estudiantes aseguran que no hay nada concretado.
Voluntarios en Cantabria y el País Vasco
Otras comunidades en la que empieza a haber contactos decididos a incorporar a estudiantes para luchar contra el coronavirus son Cantabria y el País Vasco. En Vitoria, una provincia donde el virus está causando estragos, los estudiantes de Enfermería atenderán el teléfono desde el Hospital Psiquiátrico de Álava, situado a las afueras de la ciudad, en turnos de mañana, tarde y noche.
En Cantabria, los 330 alumnos de Medicina que se han ofrecido voluntarios esperaban detalles para conocer los detalles de lo que deberán hacer. “Están interesados en que colaboremos con el 112 por las llamadas de control y con los servicios del Instituto Cántabro de Servicios Sociales (ICASS) para la gente que necesita mayor que necesita asistencia”, explica María Sasía, estudiante de 3º.
“Hay que medir bien dónde podemos ayudar y dónde suponemos un estorbo. Todos queremos salvar vidas y si por esta vía podemos contribuir a descargar el sistema sanitario no podemos sino implicarnos”, reivindica esta estudiante.
A excepción de los estudiantes de 6º, a quienes la Administración ya puede contratar, el resto de alumnos sólo pueden prestar su fuerza de trabajo como voluntarios. Aun así, muchas administraciones tampoco tienen claro su encaje legal a la hora de asumir este reto. Es el caso del Servicio de Emergencias Médicas (SEM) de la Generalitat, que admiten a eldiario.es estar estudiando la incorporación de voluntarios para atender a las llamadas de emergencias (112) y asistencia sanitaria (061), también desbordadas por la alta demanda debido a la epidemia. “Hemos de ver cómo lo encajamos con las estructuras de trabajo que tenemos”, añaden fuentes del SEM, que ha creado en los últimos días 50 nuevas posiciones (que implican a 300 personas) para responder al alud de llamadas de la ciudadanía.
“Aligeramos el trabajo de los médicos”
Víctor García, estudiante de 5º de Medicina en la UB, se pasó varias horas de este domingo encerrado junto a otros cinco compañeros en una sala del Clínic para contactos de contagiados para conocer su evolución y si presentan sintomatología compatible con la que provoca el COVID-19. “Les preguntamos si tienen tos, fiebre, sensación de falta de aire... Y si dicen que sí, ponemos la llamada en espera y avisamos a un residente o un médico. Así aligeramos su trabajo”, resume este joven. En total son 70 como él que van rotando en grupos pequeños por si se contagian.
La idea surgió precisamente de un grupo que cursaba la asignatura de Medicina Preventiva y Salud Pública con dos médicas del servicio del hospital, Anna Vilella y Anna Llupià. “Los estudiantes tenemos suficientes conocimientos como para cubrir este servicio y la idea es ampliarlo por si es necesario”, explica García.
Más allá de los hospitales, en Catalunya los estudiantes de Medicina voluntarios también han sido contactados por el servicios como el Banco de Sangre, para ayudar a hacer llamadas proactivas debido a la caída de donaciones que han registrado por haber tenido que cerrar unidades móviles en espacios hoy clasurados como universidades o colegios. Se calcula que la reducción es de entre el 20 y 30%.
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