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Ada Colau, ante las invasiones bárbaras

Colau en un acto en el Palau de la Música

Arturo Puente

Ada Colau es la quinta persona que más está sacudiendo la política europea este 2016, asegura Politico. El medio digital norteamericano, aterrizado en Europa hace algo más de un año, ha colocado la cara de la alcaldesa de Barcelona en un ranking de influencia que abre el alcalde de Londres, Sadiq Khan. El londinense representa la alternativa a la pujanza del populismo nacionalista de la era Trump.

El año pasado, precisamente, Politico puso al primer ministro húngaro, Viktor Orbán, en el lugar de Khan. Cosas de la “ley de la gravedad de la política”, explican los editores. Así, si Orbán era “el pionero de una marca en alza de la política nacionalista en el mundo occidental” que “mostró el camino para el triunfo impresionante del Brexit y de Donald Trump”, Khan es exactamente lo contrario.

Conjugando las dos listas –en la de este año también hay caras de la extrema derecha–, el panorama que dibuja Politico es algo parecido a las invasiones bárbaras de un imperio romano donde las certezas se difuminan a la vez que sus contornos territoriales: el año pasado los tambores de guerra los tocaba Viktor Orbán, pero este año están representados por el Brexit, Alternativa para Alemania –liderada por Frauke Petry, que ocupa el segundo puesto–, la deriva extremista de Polonia –el exprimer ministro Jarosław Kaczyński ocupa el número cuatro en el ranking de Politico–, o la conversión de Erdoğan, de modernizador de la democracia turca desde el centro-derecha a inventor del autoritarismo democrático.

Descritos godos, suevos y alanos, el medio perfila también la resistencia en el mundo de las luces: jóvenes valores políticos para los que cardus y decumanus todavía significan algo. Khan es el principal de ellos, elogiado por el digital como uno de los pocos centristas del ocaso laborista con capacidad para mantener el pulso en la capital británica.

La lista está hecha de nombres pero habla de fenómenos, la mayoría de ellos populistas, bien a través de sus protagonistas o de sus antagonistas. Khan está ahí para hablar del Brexit; Federica Mogherini para poner cara a la receta “más Europa”. A ojos de Politico, Colau viene a ser otra forma de resistencia al populismo, si bien en su caso desde la periferia, no solo geográfica sino también política.

Sin miedo a exagerar, de la de Barcelona en Comú se dice que podría tener sobre los hombros el futuro de una España que sorprende al mundo en los convulsos albores de 2017 por su impermeabilidad a la ola populista. Al menos, al populismo de derechas, porque la mirada internacional todavía no se pone de acuerdo sobre si Podemos cabe en el cajón de sastre de los populismos, sobre todo ahora que la etiqueta parece haber quedado escorada hacia la derecha más lenguaraz con la victoria de Trump.

Colau y el referéndum

Esta visión se completa atendiendo a que el pasado mes Politico hizo una lista con los próximos nueve “momentos Trump” en Europa. En ella no se hacía mención a Podemos, pero sí aparecía España. Lo que a Politico le preocupaba no eran las andanzas de Iglesias y los suyos, sino el referéndum anunciado por el Govern independentista catalán. En el artículo comparaban la incertidumbre que producía la victoria del magnate norteamericano con los movimientos de Puigdemont para romper con España.

Ante ese independentismo catalán que aparece como único factor disruptivo de la estabilidad española, Colau es la resistencia. “Su nombre es puesto con frecuencia en las quinielas sobre futuros presidentes de la región –o incluso, posiblemente, como candidata de la izquierda para la presidencia del Gobierno”, asegura la publicación, que destaca como hitos de su gestión las multas a los bancos por pisos vacíos, el freno al turismo fuera de control y la retirada del busto del rey de la sala de plenos.

Clara, de izquierdas, alternativa al “clima político fuertemente polarizado de Catalunya” y con posibilidades de ganar, no solo en la Generalitat sino en España. Así trazan en Politico un perfil de la alcaldesa que suena a 'eureka' de la piedra filosofal antipopulista. Y, pese a eso, hay algo que no acaba de encajar.

Colau consigue todo eso siendo “ambigua” respecto al referéndum catalán, del que aseguran que es “el asunto más candente en la región”. Colau, como Khan, está en la frontera donde las huestes germanas más aprietan pero, a diferencia del británico, su capacidad de contenerlas no es por ser muralla sino por ser bisagra. Cuando ella decida con cuál de los dos lados está, decidirá quién ha ganado.

Con la alcaldesa de Barcelona entran en la lista de fenómenos a tener en cuenta este año tres aspectos. En primer lugar, el independentismo como fenómeno que preocupa al establishment de Bruselas. En segundo, Barcelona, Catalunya y España como escenario estratégico en la nueva batalla global del populismo. En tercero, la fotografía de Colau y los suyos del lado del Imperio Romano.

Es este tercero la mayor victoria de un movimiento político heterogéneo que, desde las “ciudades del cambio”, presume de pagar la deuda, se define a veces como socialdemócrata, ha dejado de tontear con planteamientos que cuestionan la UE y, en definitiva, ha hecho de la aversión al aventurismo una forma de gobernar.

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