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Los candidatos encarcelados entran en campaña tras el cambio de criterio de la Junta Electoral

Jordi Sànchez responde a las preguntas de los periodistas desde Soto del Real

Arturo Puente

De una campaña con la ausencia de los candidatos presos a una centrada en la prisión de Soto del Real. Las formaciones independentistas catalanas, ERC y JxCat, han tenido que reordenar sus agendas para acomodar la irrupción de sus líderes encarcelados en la recta final hacia el 28A. Para ambas formaciones, la apenas una semana que queda hasta la apertura de las urnas quedará marcada por las intervenciones que Oriol Junqueras, Raül Romeva, Jordi Sànchez, Josep Rull y Jordi Turull pueden ya realizar por videoconferencia desde la cárcel.

Mientras que a nivel del conjunto de España todos los focos están puestos sobre los dos debates entre candidatos a la presidencia que se celebrarán en RTVE y Atresmedia, en el panorama doméstico catalán la atención de los medios se fija en los eventos en los que se prevé la participación de los independentistas encarcelados. Por primera vez desde octubre de 2017, los electores podrán ver y escuchar el mensaje directo de sus representantes y los periodistas hacerles preguntas. Primero fue Jordi Sànchez, que este jueves participó en una rueda de prensa en la agencia EFE, seguida, el viernes, por otra rueda de prensa de Oriol Junqueras en la agencia ACN.

A partir de aquí, la agenda de ambos partidos ha quedado trufada de actos de los presos. Este sábado, Jordi Turull ha protagonizado un acto de JxCat en La Seu d'Urgell, mientras que a Josep Rull se le ha autorizado otro en Reus este domingo. El mismo día, Junqueras y Romeva participarán en un acto de ERC en Cambrils, y ya el lunes Sànchez entrará en directo en un mitin de Barcelona. Además, varios de ellos ofrecerán entrevistas a medios de comunicación, siempre mediante videoconferencia.

Las autorizaciones de la JEC van llegando a los partidos casi hora por hora, por lo que los comités de campaña apenas saben de antemano qué intervenciones pueden ofrecer. Eso contando que la tecnología no falle. La intervención de Turull de este sábado se ha retrasado durante más de tres cuartos de hora por fallos de conexión y, cuando las esperanzas de poder ver al candidato decaían entre el público, finalmente el exconseller ha podido hablar solo durante un cuarto de hora.

La novedad que se produce en esta campaña gracias al uso de videoconferencias desde la prisión contrasta con lo que ocurrió en las últimas elecciones al Parlament, cuando toda participación de los encarcelados fue vetada. De hecho, fuentes jurídicas de los partidos destacan la aparente “contradicción” que supone permitir actos, ruedas de prensa y entrevistas a unos candidatos, y no haberlas permitido mientras han desempeñado labores de representación parlamentaria. “Han tenido miedo de la imagen que estaban dando al mundo”, opinan esas mismas fuentes.

En el lado contrario se ha situado la candidata del PP por Barcelona, Cayetana Álvarez de Toledo, quien calificó de “auténtico escándalo” las ruedas de prensa ofrecidas por los presos. La cabeza de lista se preguntó por qué un preso acusado de violación no podía dar esas mismas ruedas de prensa, pese a que no hay noticia de que ningún reo en esta situación haya reclamado celebrarlas. “Una cosa es no ser una democracia militante y otra ser una democracia estúpida”, aseguró. Con todo, un país con peores estándares democráticos como es Turquía también permitió que el encarcelado líder kurdo Selahattin Demirtaş hiciera campaña desde la cárcel, con vídeos y comparecencias en actos políticos.

La JEC autoriza con el aval del Supremo

El origen de este vuelco en la campaña se encuentra en un cambio de doctrina de la Junta Electoral Central (JEC), ayudado por la decisión del Tribunal Supremo. Durante casi un año y medio el tribunal electoral se consideró incompetente para decidir sobre la posible participación de los reos de rebelión en campaña. Así lo hizo en diciembre de 2017, ante la campaña de las elecciones catalanas convocadas gracias al 155, cuando dejó en manos del instructor de la causa, el magistrado Llarena, la garantía de los derechos políticos de los candidatos. En aquel momento, ninguno de ellos pudo participar de forma en actos electorales o ruedas de prensa.

De nuevo, a principios de este mes, los magistrados de la JEC se reafirmaron en aquel acuerdo para asegurar que el órgano competente para aceptar o no la petición de Jordi Sànchez de participar en un debate no era la JEC, sino la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo que juzga a los candidatos. Fue tras eso cuando, la semana pasada, el magistrado Marchena, presidente de la sala, devolvió la pelota a sus colegas de la JEC, lo cual produjo un cambio de criterio en su seno por el que se abrió la mano a permitir la participación de los presos en campaña.

Apuesta total por los presos

Una vez se ha abierto la veda para que los candidatos internos en Soto del Real participen en la campaña, los partidos independentistas se han volcado para maximizar su presencia. Si la apuesta por los encarcelados ya era clara cuando ambos partidos decidieron encabezas sus listas con ellos, la apuesta por la imagen de los presos como revulsivo electoral es completa tanto en ERC como en JxCat.

“Esta imagen ilustra mejor que nada que Jordi Sànchez aparte de ser un preso político es un rehén del Estado español”, reaccionaba el jueves la portavoz del Govern, Meritxell Budó. “Les ganaremos estas elecciones a tus carceleros”, tuiteba Gabriel Rufián junto a una fotografía de sí mismo junto a la pantalla desde la que comparecía Oriol Junqueras. Ambos partidos han realizado además vídeos y gráficas para difundir por las redes con las imágenes y palabras de sus candidatos.

Especial revuelo causó la primera imagen ofrecida de Jordi Sànchez, al lado de una bandera españolas y el retrato del rey Felipe VI. Estos elementos, que están colocados en la sala porque se usan en las comparecencias telemáticas de los internos con los juzgados, generaron una oleada de indignación entre la opinión pública independentista, al considerarlos un intento de humillación del candidato. Tras la primera rueda de prensa, los realizadores de las dos siguientes optaron por realizar planos cortos que sacaban los elementos políticos de la imagen ofrecida.

Pese a que ambos partidos saben que contar con los discursos de los presos, y con sus imágenes, suma para las campañas, los partidos también son conscientes de que algunos de los discursos de los presos, con información parcial, pueden generar interferencias respecto al mensaje que la campaña desea trasladar. Así ocurrió en el caso de Jordi Sànchez, quien después de que Carles Puigdemont y la candidata Laura Borràs exigieran el reconocimiento de la autodeterminación, volvió a abrirse a investir a Pedro Sánchez sin más exigencias que una mesa de diálogo.

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