Mas acusa a ERC de incumplir el pacto del 27-S y recuerda que podría no convocar las elecciones
Las citas electorales tienen una liturgia que se ha ido consolidando al compás de la prueba y error. Uno de los momentos cruciales de la ceremonia ocurre durante la campaña, cuando los socios de facto que concurren con diferentes marcas representan un distanciamiento, con diferentes grados de virulencia. Los partidos intentan con esto diferenciarse de sus competidores cercanos para, por un lado, polarizar el voto entre ambos y, por otro, amortiguar la penalización que podría tener la alianza.
Artur Mas es buen conocedor de la táctica electoral. El president ha representado este martes un golpe de autoridad al poner en tela de juicio el pacto suscrito con ERC para celebrar elecciones el 27 de septiembre, culpando de ello a los de Junqueras. A juicio del president, que ha concedido una entrevista a El Punt Avui televisión, el pacto de estabilidad con Esquerra “no se está cumpliendo al 100% ni en todo momento” puesto que “alguna votación parlamentaria se pierde”. Pese a eso, ha asegurado el líder de CiU, “si se mantiene todo tal como está no hay ninguna razón para plantear algo diferente a lo que se acordó”.
CiU marca perfil, vuelve a meter el debate independentista en la agenda y se recuerda portador de la llave electoral. No es la primera vez que las dudas planean sobre la intención de Mas de convocar elecciones. El mes pasado Junqueras aseguró que la convocatoria electoral, y por tanto el cumplimiento del pacto mediante el cual ERC aprobó los presupuestos, era “un elemento de incertidumbre”. “Nosotros esperamos que sí que haya”, apuntó el independentista sobre los comicios del 27-S, “pero aún no están convocadas oficialmente”.
En aquella ocasión Esquerra salió en tromba a desmentir las dudas de su presidente. Pero a un mes de las elecciones municipales en las que los socios parlamentarios compiten por el voto independentista en los municipios, volver a recordar que es el president quien lleva la batuta de un cada día más olvidado procés soberanista es una herramienta que Mas utiliza a su favor.
Fricciones tras la aprobación de los presupuestos
Las palabras de Mas recuerdan algunos de los capítulos que más dolores de cabeza han ocasionado a los convergentes desde el pacto de enero, por el que Esquerra se comprometió a apoyar los presupuestos a cambio de elecciones en septiembre. Una vez aprobados las cuentas anuales, los diputados de Junqueras se han permitido gestos de rebeldía poco frecuentes en la anterior etapa.
A finales de enero los independentistas forzaron la comparecencia del president en la comisión de investigación a raíz del caso Pujol, algo que fue visto como una deslealtad intolerable por CiU. La Comisión de sobre el Fraude, donde el representante de ERC es Oriol Amorós, ha sido motivo de fricción entre los socios. La diputada convergente Meritxell Borràs acusó a ERC de ser “el portavoz de la fiscalía y del ministro Férnandez Díaz” en la comisión, a lo que Amorós respondió airado, cuestionando la voluntad de CiU en esclarecer los casos de corrupción.
Una discrepancia similar entre CiU y ERC volvió a ocurrir con motivo de una moción presentada por ICV-EUiA en la que se proponía recusar al conseller de Salut, Boi Ruíz, por sus políticas de recortes sanitarios. ERC salvó a Ruiz de la recusación, pero censuró sus políticas y reclamó paralizar el consorcio sanitario de Lleida, algo a lo que el Conseller hizo caso omiso.
También motivo de discrepancias entre los dos principales partidos catalanes ha sido la confección de candidaturas para municipales. Mientras ERC ha firmado pactos con diferentes agrupaciones de críticos del PSC en la mayoría del territorio, en Girona CiU ha conseguido birlarles a Avancem, la corriente que agrupa a la mayoría de excargos del PSC en la capital gerundense.