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Tres de cada cinco euros recortados en la sanidad catalana han salido de la atención primaria

La medicina primaria en Catalunya arrastra un recorte del 21% desde 2010

Arturo Puente / Pablo J. Álvarez

La sanidad es una de las partidas que más ha sufrido el tijeretazo presupuestario en Catalunya desde 2010 que, ocho años después, aún no se ha acabado de revertir. Y, dentro del sistema de salud, la parte más afectada ha sido la atención primaria. Tres de cada cinco euros recortados en la sanidad han salido de los ambulatorios, pese a que el gasto en el área que es la puerta de entrada al sistema sanitario supone menos de un tercio del gasto total en salud.

Los datos presupuestarios son elocuentes sobre el estado de la sanidad primaria en Catalunya. En 2010, año que tiene el récord de gasto total, la Generalitat destinó a la sanidad casi 9.883 millones de euros. De estos, 3.192 se presupuestaron para la atención de familia y otros servicios de primaria como pediatría, ginecología u odontología. Siete años después, los presupuestos para 2017 inyectaban al conjunto de la sanidad 8.850 millones, consolidándose un recorte del 10,5%, mientras que la primaria se quedaba en 2.519 millones, arrastrando un recorte del 21% respecto al año récord.

Hay que tener cuenta además que en estos datos oficiales sobre el gasto en sanidad primaria se incorpora una parte importante de la factura farmacéutica. Si sacamos esta de la ecuación, la inversión solo en atención primaria se reduce aún más, debido a que los gastos en medicinas son más constantes, de en torno a los 1.000 millones anuales. La Generalitat reconoce que, desde 2018, la atención primaria ha supuesto siempre menos del 18% de su presupuesto en sanidad.



La primaria asumió el mayor recorte a pesar de ser el área que resuelve todas las consultas que no requieren derivar al paciente al especialista ni hospitalización, es decir, cerca del 80% de ellas, según el sindicato Metges de Catalunya. Por eso el pronunciado recorte ha repercutido especialmente en los ambulatorios a pie de calle y en los profesionales que trabajan en estos. La evolución del número de facultativos de familia así lo refleja. Según los datos oficiales del Institut Català de la Salut (ICS), en 2010 la atención primaria contaba con 6.645 médicos, que se redujeron a 5.725 en 2017. El descenso en enfermeras es similar.

La pérdida de 920 facultativos de familia en ocho años es otra de las reivindicaciones principales del sindicato Metges de Catalunya, quienes junto a la CGT han convocado una huelga en la atención primaria que ha comenzado este lunes y prevé alargarse hasta el viernes. Los trabajadores hablan de una “precarización sostenida” de sus puestos de trabajo y una sobrecarga que repercute, entre otras cosas, en los minutos que pueden dedicar a cada paciente, que han caído drásticamente. 

Desde el ICS admiten la falta de médicos, pero argumentan que la bolsa de empleo para estas especialidades está vacía desde hace años. Aun así, en las últimas negociaciones con los sindicatos se han comprometido a incorporar al sistema 201 efectivos y a ofrecer contratos largos y estables a los residentes para que no opten por ir a hospitales o directamente por marcharse al extranjero. La Administración también les ha ofrecido recuperar las retribuciones variables al 100% en 2019 –los médicos calculan que han perdido un 30% de su poder adquisitivo durante la crisis– y que ninguna jornada ordinaria finalice pasadas las 20 horas, pero de momento las protestas se mantienen inalteradas. 

Además de las demandas laborales, los médicos exigen por primera vez en esta huelga que la inversión en la atención primaria pase de representar el 18% del total del presupuesto de Salud al 25%. Alcanzar este porcentaje es una reivindicación histórica del sector no solo en Catalunya, también en otras autonomías.



“Se ha generado una situación tan desagradable que muchos compañeros se van a la privada, a otros países e incluso a otras comunidades que están mejor”, explicaba este lunes durante la manifestación Montserrat García, médica en el ambulatorio del municipio de Gironella. Los profesionales exigen además una ratio máxima de un médico de familia para cada 1.300 pacientes, 1.000 en el caso de los pediatras. Con este tope, aseguran los médicos, tendrían garantizado no hacer más de 28 visitas diarias, cinco de ellas no presenciales, de forma que podrían dedicar a cada paciente unos 12 minutos.

Médicos, enfermeros y otros profesionales sanitarios reclaman una apuesta decidida del Govern por la sanidad y, en especial, por la sanidad catalana, en los próximos presupuestos. Pero, aunque el vicepresident económico Pere Aragonès ha manifestado su intención de “revertir los recortes”, en el caso de la asistencia primaria esto no será tan fácil. Volver a un nivel de gasto de 2010 en salud requeriría que el Govern inyectase unos 1.000 millones más en esta partida. De ellos cerca de 700 se le deben a la atención primaria.

Hay que recordar que fueron los anteriores presupuestos, los de 2017, los primeros que aumentaron el gasto sanitario en ocho años. Pero lo hicieron de forma más tímida a lo que ahora les reclaman los sindicatos, ya que la cuenta total aumentó 400 millones, de los cuales ni siquiera la mitad se destinó a la primaria. La razón de que la primaria sea siempre la olvidada es que las mediáticas listas de espera se reducen (o se alargan) con la inversión en sanidad hospitalaria y de especialista.

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