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Los críticos del PDeCAT ofrecen a Pascal seguir en la ejecutiva si da un paso al lado

Interior del Palacio de Congresos de Barcelona, donde el PDeCAT celebra su cónclave

Neus Tomàs

Cerca de 2.000 delegados tienen en sus manos decidir el futuro del PDeCAT. Deben determinar si, como parece más que probable, el partido nacido hace solo dos años de las cenizas de Convergència se integra en la Crida Nacional per la República, el nuevo movimiento creado por Carles Puigdemont y que aspira a articularse a partir de otoño en forma de partido de cara a las siguientes citas electorales.

Los delegados votarán pero como ocurre siempre en estos cónclaves antes las decisiones intentan cocinarse en las reuniones previas. Y es en estos encuentros donde se ha evidenciado con crudeza la distancia que separa a Puigdemont y la actual coordinadora del PDeCAT, Marta Pascal, quien insiste en que hay posibilidades de llegar a un acuerdo que permita integrar las diferentes sensibilidades en la nueva ejecutiva.

La actual dirección propone duplicar el número de integrantes de la ejecutiva y pasar de 12 a entre 20 y 30. La propuesta inicial pide que los asociados escojan una presidencia, una o varias vicepresidencias, una nueva figura de secretario general, dirección ejecutiva, un comité nacional que se amplía a entre 80 y 100 personas, y un consejo nacional ampliado.

Pero para el sector que lidera Puigdemont el problema no son los números sino las personas. En concreto la figura de Pascal a quien considera un problema para forjar el espacio independentista transversal que quiere que sea la Crida Nacional per la República.

Los exconsellers Jordi Turull y Josep Rull, en otro tiempo enfrentados y ahora aliados, están participando desde la cárcel en estas negociaciones. Pascal se reunió este viernes con ellos en la cárcel de Lledoners para buscar una fórmula intermedia. Los presos también recibieron la visita de dos de los dirigentes más destacados del sector afín a Puigdemont, el conseller de Interior, Miquel Buch, y el conseller de Territorio, Damià Calvet, mano derecha de Rull.

Turull y Rull son defensores acérrimos de integrar el partido en el movimiento que lidera Puigdemont. En un artículo que ambos publicaron esta semana junto a sus compañeros Quim Forn y Lluís Puig afirmaban que “la decisión más trascendente de la asamblea del PDeCAT debe ser responder positivamente a esta Crida Nacional y articular los instrumentos necesarios para culminar la creación de este nuevo espacio político a lo largo del otoño de este año”.

Según fuentes del propio PDeCAT, Rull y Turull en su reunión en la cárcel habrían ofrecido a Pascal que dejase la coordinación del partido y aceptase que su mano derecha, David Bonvehí, asumiese la presidencia de la formación. Paralelamente se crearía una comisión que pilotaría la transición hasta que el PDeCAT se integrase del todo en la Crida Nacional per la República. Pascal podría quedarse, aunque no al frente del partido.

Bonvehí, a diferencia de la coordinadora, no tiene tan mala relación con Puigdemont y algunos de sus más estrechos colaboradores. Fuentes próximas a Pascal, por su parte, han negado a este diario que esos sean los términos de la negociación que está encima de la mesa, y aseguran que no hay nada cerrado. En público, Pascal insistió en que “no hay diferencias insalvables” y explorará hasta el último momento la posibilidad de llegar a un acuerdo con el sector crítico.

El origen de la discrepancia entre Puigdemont y Pascal se remonta a la pasada legislatura cuando la coordinadora del partido defendió en más de una ocasión que el PDeCAT no podía aparecer como una formación secuestrada por la CUP y abogó hasta el último momento por que el ahora expresident convocase las elecciones y no se aprobase una declaración unilateral de independencia.

La configuración de las listas electorales para el pasado 21-D fue también motivo de discrepancia y, una vez más, tuvo que mediar Artur Mas, para intentar acercar posiciones. Finalmente Puigdemont se salió con la suya y acabó diseñando una candidatura a su gusto. Ahora, el núcleo duro de esta lista es también quien fija la estrategia del grupo en el Parlament.

Por contra, Pascal ha podido marcar, hasta ahora, la estrategia de sus diputados en el Congreso y la prueba es que, pese a que Puigdemont era partidario de una abstención, el PDeCAT voto a favor de la moción de censura que presentó Pedro Sánchez para desalojar al PP del Gobierno.

Debate ideológico

En la ponencia política que se debatirá este fin de semana se señala que Catalunya debe encaminarse al estado propio en forma de república y añade que “la acción política desde el exilio será relevante para estructurar la reivindicación nacional”.

“Sin renunciar a ninguno de nuestros objetivos y anhelos, ha llegado el momento de estructurar una acción política posibilista que consolide de manera progresiva los avances hacia un nuevo Estado”, añade el texto.

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