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El pueblo de Ciudad Real que cultivará cáñamo como medida de choque para frenar la despoblación

Una plantación de cáñamo en La Alpujarra granadina

Carmen Bachiller

Un municipio de Ciudad Real quiere recuperar el cultivo tradicional del cáñamo para evitar la despoblación. Santa Cruz de los Cáñamos es un pequeño pueblo con 550 habitantes de la comarca del Campo de Montiel, de tradición agraria con olivar, viña y más recientemente pistacho y almendra. También es uno de los 4.500 del país en vías de desaparición, según la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) que está incluido en el catálogo de Zonas Rurales Deprimidas de la Unión Europea.

El teniente de alcalde, Miguel Torres Sánchez, explica que muchos pueblos se mueren. “El problema lo tenemos en todo el Campo de Montiel. La población es vieja, la mayoría tiene más de 70 años, y los pueblos tienden a desaparecer. El cálculo que hemos hecho desde el Ayuntamiento es que aquí puede ocurrir en 20 años”.

Pero el pueblo, dice, no ha tirado la toalla. “Seguimos teniendo colegio y consultorio médico” que les permite mantener “la esperanza” pese a reconocer que “si no hay usuarios, es lógico que tiendan a desaparecer” y por eso “queremos buscar un tejido empresarial que nos proteja y nos permita vivir”.

El cultivo del cáñamo que el pueblo lleva en su nombre -y hasta en su escudo- ya existía en la localidad en el siglo XVI. Hasta llega a aparecer en ‘El Quijote’. En el municipio todavía conserva documentos que revelan que en aquel tiempo tenía la exclusividad de exportación a las Indias a través de Sevilla. “Es la seña de identidad del pueblo”, dice el teniente de alcalde, “que nos ha permitido volver a soñar”.

Ahora quieren volver a plantar, crear una cooperativa y comercializarlo, según explica uno de sus impulsores, Miguel Ángel Rubio. “Las semillas del cáñamo son un superalimento que en grandes superficies se está vendiendo a nueve euros el cuarto de kilo y la misma cantidad de aceite hasta a 12 euros”.

España no es un país consumidor de cáñamo industrial pero sí en otros muchos países del mundo. “¿Por qué apostamos por recuperarlo? Pues porque queremos crear puestos de trabajo y en la Universidad de Castilla-La Mancha nos han confirmado que es un producto industrial muy demandado” y apunta países como China, Rusia, Holanda, Alemania y Estados Unidos.  “Hablamos de cáñamo industrial, no de marihuana”, matiza.

Es una apuesta productiva que, sin embargo, tiene algunos problemas derivados de su identificación con la marihuana. “Se ha utilizado siempre para elaborar papel, textiles, para limpiar suelos de productos químicos, para construcción a través del llamado cemento de cáñamo, biodiesel o incluso en el ámbito médico” pero llegó a prohibirse durante la dictadura franquista por las dificultades de distinguir entre la variedad legal del cáñamo y aquella que tiene componentes psicotrópicos (el THC) que dan origen a la marihuana.

Es el “cerdo vegetal” del que se obtiene de todo

Con el paso de los siglos, el cáñamo industrial fue sustituido por el algodón o las fibras de derivados del petróleo, pero a nivel mundial, explica, en los últimos diez o quince años y debido al cambio climático, hay una tendencia que apuesta por las fibras de origen vegetal. “En la Universidad Complutense de Madrid lo llaman el cerdo vegetal, del que se puede obtenerse de todo, incluso plásticos de origen vegetal y biodegradables y grandes firmas de coches ya lo están usando”. 

Este ingeniero informático y ex alumno de la Universidad Politécnica de Madrid explica que encontró “una buena aplicación a la informática a través de la cooperación al desarrollo”. Ha pasado por Kenia y por El Salvador. Y en este último país surgió la oportunidad de desarrollar un proyecto para evitar la creciente despoblación de Santa Cruz de los Cáñamos, el pueblo de sus padres.

“Todos los pueblos afectados por la despoblación tienen problemas comunes muy graves como la falta de formación, no solo de sus habitantes sino de los actores municipales”. A eso se suma, dice, “la polarización política” derivada de la guerra civil y “la memoria transfamiliar” y por eso el proyecto incluirá la creación de “espacios de convivencia” e “intentar que los jóvenes y nos lo tan jóvenes se unan dejando a un lado las rencillas”.

Detrás del proyecto hay un trabajo de tres años y hasta recibieron un curso a través de la Fundación Biodiversidad que les sirvió para encauzarlo. Hace apenas tres meses decidieron constituirse con la personalidad jurídica de Organización No Gubernamental (ONG) bajo el nombre de Lazos Verdes, Santa Cruz de los Cáñamos y Tecoluca por el desarrollo rural sostenible.

La ONG Lazos Verdes ha apostado por una labor de “evangelización” porque creen que “el pueblo no está perdido” y han buscado alianzas con varias universidades, empresas privadas, con “un socio con experiencia en proyectos europeos” como Solidaridad Manchega (SOLMAN) y con Apoyo Urbano, una ONG francesa que les asesora en desarrollo urbanístico.

Además, el municipio se ha hermanado con la localidad de Tecoluca, en El Salvador, “para impulsar el desarrollo económico de ambas municipalidades”. Una alianza que, espera, les permita acceder a los Fondos de la Agencia Española de Cooperación Internacional.

En su periplo se han entrevistado con la Fundación UCLM, con la Universidad Complutense y la Politécnica de Madrid y con la de Alcalá de Henares. También con la Diputación de Ciudad Real.  “Se muestran de acuerdo con el proyecto aunque no hay nada firmado”. Esperan,  además, recibir ayuda a través de los fondos europeos LEADER.

“Creemos que trabajando el cáñamo de forma artesanal podemos crear muchos puestos de trabajo y además de calidad”, sostiene el teniente de alcalde, con el único objetivo de fijar población. “En la primera fase queremos hacer un estudio de las tierras , del impacto ambiental y un estudio hídrico”.

Pero la recuperación del cultivo del cáñamo “es solo el primer proyecto porque hay otros muchos”, explica Miguel Ángel Rubio, quien apuesta por crear un Centro de Formación Rural o impulsar sectores como el turístico (en el municipio hay restos romanos, íberos, visigodos o árabes), el cultural, el agropecuario y las energías limpias. Hasta cuentan “con una base de datos de jóvenes que se han marchado del pueblo y a los que se ha comunicado el proyecto” porque tienen intención de invitarles a volver. 

En Talavera de la Reina investigan el uso del cáñamo en la industria textil

Precisamente, el cáñamo forma parte de un proyecto de investigación que se realiza en el Centro Tecnológico de la Confección ASINTEC de Talavera de la Reina (Toledo) para desarrollar tejidos que utilizan como materia prima la fibra de cáñamo.

Se trata de una iniciativa subvencionada por la Unión Europea, en la que trabajan España, Portugal y Francia y que tiene como objetivo la creación de una colección de prendas de hogar a partir de la fibra de cáñamo, un nuevo textil con valor añadido de acuerdo con el desarrollo sostenible.

ASINTEC es la Asociación para la Incorporación de Nuevas Tecnologías a la Empresa, una entidad privada sin ánimo de lucro, cuyo objetivo principal es la prestación de servicios a empresas en diversas áreas, con el propósito de lograr el fortalecimiento, la mejora de la competitividad y un mayor desarrollo del tejido empresarial.

El origen de ASINTEC se remonta a febrero de 1990, cuando un grupo de seis empresarios de confección de Talavera de la Reina, convencidos de la necesidad de actuar conjunta y coordinadamente para poder superar las múltiples carencias con las que se encontraban en sus empresas, crea ASINTEC.

El Gobierno de Castilla-La Mancha viene apostando por que el centro se convierta en un referente nacional y un revulsivo para la industria textil de Talavera de la Reina, seriamente afectada por la crisis económica.

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