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Alberto Sánchez Mascuñán, el comunista que regresó de México a la clandestinidad de la Valencia de posguerra

Alberto Sánchez Mascuñán en una fotografía cedida por la familia.

Lucas Marco

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El comunista Alberto Sánchez Mascuñán (Cartagena, 1913 - México DF, 1995) regresó en 1944 a la clandestinidad de la España de posguerra, cuando ya estaba perfectamente asentado en el exilio mexicano. Recaló en València desarrollando actividades de propaganda del Partido Comunista hasta que fue detenido por la Brigada Político Social, la policía política del régimen. Sánchez Mascuñán, coprotagonista del libro Aquí no hemos venido a estudiar (Arpa, 2020) del periodista Enric Juliana, se salvó de milagro del pelotón de fusilamiento y, tras 16 años encarcelado en la prisión de Burgos como preso político del franquismo, regresó a México con su familia.

Su nieta, la directora de cine mexicana Andrea Álvarez Sánchez, ha lanzado junto a Teresa García Azcárate un proyecto de microfinanciación para conseguir fondos en la recta final de la película. “Somos todos herederos del exilio español”, dice por teléfono en conversación con este diario. La documentalista ha digitalizado y transcrito 80 horas de grabaciones de las cintas que recogen los recuerdos que contaba su abuelo en las tertulias que organizaba los domingos con amigos y familiares, un testimonio histórico de gran valor.

“Las cintas las recuperé de un sótano y estaban llenas de hongos, aún tenían una importancia y trascendencia porque son parte de la historia. Todos estos años yo transcribía las cintas cuando podía”, cuenta la autora del documental.

La cinta cuenta con entrevistas a la esposa de Sánchez Mascuñán y narra las aventuras del clandestino en su viaje de regreso a España, así como su actividad en València al frente de los comunistas que resistían la tremenda represión de la posguerra.

Andrea Álvarez también rememora sus recuerdos de infancia y las increíbles peripecias de su abuelo: “Siempre conocimos su historia, había cosas desde niños que no sabíamos, lo escuchábamos en estas tertulias, yo y mi hermana éramos chiquitinas, fue mucho más natural que para mi madre que le ocultaron que estuviera en la prisión y luego fue todo un drama, fue muy fuerte enterarse que su padre vivía en una prisión”, señala.  

El proyecto se ha desarrollado durante años. La nieta de Alberto Sánchez Mascuñán ha ido recopilando material que le ha servido para trazar la aventura vital del clandestino. “Siempre me acuerdo muy bien de mi abuelo, cuando mi abuela murió él estaba muy triste y le acompañé a España para que se despidiera de sus amigos republicanos. Yo apenas había entrado a estudiar cine pero me me llevé cámara de video y grabé algunas cosas”, recuerda la directora. 

El pasado está presente está cada vez más cerca de ver la luz. Sin subvenciones y con muchas horas de trabajo voluntario, la microfinanciación ha dado el espaldarazo definitivo.

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