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Ana Barceló: “Hay un acuerdo en el Pacto del Botánico de desprivatizar servicios y lo seguiremos según los vencimientos de cada hospital”

La consellera de Sanidad, Ana Barceló.

Carlos Navarro Castelló

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Ana Berceló fue nombrada consellera de Sanidad Universal y Salud Pública en junio de 2018 en sustitución de Carmen Montón, por lo que ha dedicado casi la mitad de su gestión a la lucha contra la pandemia. Asegura que nunca se vió “superada” por la situación, reconoce que quizás faltaron restricciones antes de Navidad para frenar la tercera ola y cree que la Comunitat Valenciana alcanzará la inmunidad de rebaño “entre septiembre y octubre”. Además, se muestra convencida de que se alcanzará un acuerdo para crear la polémica empresa pública de salud que asuma al personal de las concesiones, unas concesiones que afirma que seguirán recuperando para la gestión pública tal y como establece el Pacte del Botànic.

¿La creación de la empresa pública para asumir al personal de los servicios privatizados sigue adelante o se ha descartado por la oposición de los socios de gobierno y los sindicatos?

Seguimos abiertos al diálogo y estamos manteniendo un diálogo tanto con los socios de gobierno como también con los sindicatos y con los portavoces de sanidad de las Corts. Entendemos que es un instrumento válido, es gestión directa al 100% con capital 100% público y con un único socio que sería la Generalitat. Por tanto entendemos que es gestión directa y que es un instrumento que es necesario para poder llevar a cabo la reversión de servicios públicos que estaban privatizados.

¿Por qué no los asume directamente la conselleria como se hizo con los trabajadores del hospital de Alzira?

Durante estos años desde la reversión de La Ribera la Conselleria de Sanidad ha invertido en el departamento en recursos humanos, en infraestructuras, ha aumentado la calidad asistencial con la implantación de nuevas especialidades en centros de salud y en centros de especialidades, y todo esto ha respondido a la necesidad de que la población que atiende el departamento de Alzira estuviera atendida y con unos niveles altos de calidad. Pero es cierto que la situación de los trabajadores que se incorporaron en su momento al departamento de la Ribera no ha concluido con un convenio. Se presentó hace unos días con el fin de dar respuesta a las reivindicaciones que plantean los representantes de los trabajadores que, por estar la administración dentro de un régimen jurídico distinto, no pueden acceder a esa reclamación de derechos.

¿Entonces estos trabajadores están como en un limbo jurídico?

No, están ocupando su plaza de personal fijo a extinguir, pero cuando nosotros asumimos la reversión entraron con un convenio y asumimos esos derechos, pero vencido el convenio, hay que negociar uno nuevo y en estos momentos el marco jurídico de las relaciones laborales es el del Estatuto de los Trabajadores mientras que la administración lo que regula es el personal estatutario y, por tanto, ahí hay un conflicto entre una legislación que se aplica en laboral y la legislación que se aplica al personal estatutario. El problema es que son legislaciones distintas y no tenemos ningún instrumento jurídico que lo permita porque el personal laboral no se puede convertir en estatutario.

¿Peligra la recuperación de la gestión pública del departamento de Torrevieja si esto no se soluciona?

No, yo creo que llegaremos a un entendimiento y a un acuerdo. Nosotros siempre hemos defendido que para acceder a una plaza de estatutario tenemos que seguir defendiendo los principios de igualdad, mérito y capacidad. Por tanto, no peligra. En lo que estamos trabajando ahora es en que la concesionaria nos haga entrega de toda la documentación que se le solicitó en octubre del pasado año para que podamos llegar al 15 de octubre con la información necesaria para hacernos cargo del personal, de las infraestructuras, de los sistemas que están en estos momentos instalados, de la contratación, de distintos servicios que están en vigor y que necesitamos conocer antes de asumir toda la gestión pública.

¿Han contactado últimamente con Ribera Salud para saber por qué no les remiten esa información?

No, ellos acudieron a los tribunales para suspender las normas de reversión, nosotros nos opusimos y el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana nos ha dado la razón. El auto lo que confirma es que Ribera Salud debe aportar la información que le ha solicitado la conselleria para que ese proceso de transición se lleve a cabo con la seguridad jurídica que requiere un procedimiento de este tipo.

Además, la delegación de Protección de Datos de la Generalitat Valenciana ha abierto una investigación por este tema. ¿Qué le parece?

Yo creo que como administración son conocedores de la obstaculización sistemática de la empresa Ribera Salud en este proceso, un proceso en el que además la empresa sabía perfectamente, cuando se hizo cargo de la concesión en 2006, que finalizaba el 15 de octubre de 2021. Por tanto, sabía perfectamente cuál era la fecha de la finalización del contrato.

¿Tienen una previsión de lo que habrá que invertir allí una vez recuperen la gestión directa?

Hay una previsión que está recogida en el plan de infraestructuras y en el presupuesto de 2021, teniendo en cuenta que el comisionado está instalado en el propio hospital y por tanto tiene la información de haber observado las necesidades que puede haber en el hospital y en los centros de salud. En atención primaria y especialidades hay previstos 3 millones de euros de inversión y en el hospital de Torrevieja son 11 millones. Hasta que no nos dé la información Ribera Salud sobre el estado de las infraestructuras no podemos saber si esas inversiones hay que incrementarlas o distribuirlas a otros niveles.

Pese a todo sigue habiendo un mantra, sobre todo por parte de los partidos de la oposición, de que la gestión vía concesiones es más eficiente que la pública. ¿Cuáles son sus argumentos para defender este proceso de recuperación de los servicios privatizados?

Consideramos que la sanidad pública invierte en la salud de todos los valencianos y valencianas y los beneficios en este caso de la concesión, porque otra cosa diferente es la sanidad privada, van al accionariado de esa empresa. Por lo tanto, la sanidad pública tiene capacidad para invertir en esa calidad y no desvía sus inversiones, que destina exclusivamente a la protección de la población que tiene que atender. Evidentemente los parámetros por los que se mueve la concesión no son los mismos por los que se mueve la administración. Nosotros estamos sujetos a principios de transparencia; estamos sujetos a la ley de contratos del sector público; tenemos que respetar los derechos del personal adscrito a la conselleria y además hay algo fundamental y básico: no nos regimos por un principio economicista. Eso no quiere decir que no busquemos una gestión eficaz y eficiente. El que sea eficiente no depende de la titularidad, sino de los principios que también están presentes en la gestión pública.

¿Por lo tanto, seguirá adelante el proceso de reversiones en el hospital de Dénia, cuya gestión adjudicada a Marina Salud (DKV y Ribera Salud) finaliza en 2023?

Seguiremos los plazos porque hay un acuerdo fundamental en el Pacte del Botànic de desprivatizar aquellos servicios públicos que están en manos de las concesiones. Por tanto, de acuerdo con los vencimientos de cada una de ellas, las iremos recuperando para la gestión pública. No debemos de olvidar a la población a la que estamos atendiendo.

¿Cuándo cree que se alcanzará la inmunidad de rebaño frente a la pandemia en la Comunitat Valenciana?

En principio según el ritmo de vacunación pero sobre todo con el número de dosis, si se mantuviera, pensamos que después del verano, en septiembre u octubre, podemos tener ya un porcentaje de inmunización de un 70%, pero todo depende también de que se cumpla el número de vacunas que recibimos en la Comunitat Valenciana.

¿Cómo se va a organizar la vacunación entre la población más joven?

Este es un tema que aún no se ha abierto. Está pendiente de abrirse tanto en la comisión de salud pública del sistema nacional de salud como en la interterritorial. Es un tema que aún no hemos abordado porque tenemos aún un corte de edad muy numeroso en el tramo de 40 a 49 años, con más de 800.000 personas. La siguiente franja sería la de 30 a 39 años.

Estamos en una incidencia acumulada que ha repuntado hasta los 40 casos por cada 100.000 habitantes. ¿Qué consecuencias tendría que superáramos el umbral de 50 casos que marca el riesgo bajo?

Aún es muy pronto para saber si lo vamos a superar, es verdad que estamos manteniendo un ligero aumento desde hace una semana, pero aún es pronto para ver si ese ligero incremento se va a estabilizar o va a continuar creciendo. En cuanto a las consecuencias, todo lo analizamos en el momento de tomar las decisiones. La interdepartamental fijó como fecha de finalización de las medidas que están en vigor hasta el 30 de junio y por tanto si a mitad de mes la situación cambiara en un sentido u otro se puede reunir en cualquier momento.

¿Las variantes del virus están influyendo en este repunte?

No, lo achacamos más a la movilidad porque estamos viendo que los fines de semana la movilidad se está produciendo, el tráfico se está incrementando y estamos también más abiertos a la llegada de turistas, que es muy bueno para nosotros. Además ya no hay toque de queda, ya no estamos perimetrados, hemos levantado medidas que ha quedado demostrado que impedían la tansmisión del virus y ahora, sin esas medidas, es normal que haya más contagios.

¿Les ha sorprendido que la mayoría de los vacunados en primera dosis con AstraZeneca opten por mantenerla también en segunda dosis en lugar de Pfizer?

No, yo creo que en estos momentos se tiene información para tomar una decisión. Lo que está claro es que no hay ningún problema en que se pueda vacunar con una dosis de otra vacuna y creo que estamos en unos porcentajes un poquito por encima de la media en inoculación de la vacuna de Pfizer, con un 25% o 26%.

Parece que por fin se van a poder celebrar las Fallas en septiembre, pero ahora hay un poco de malestar en el sector fallero porque consideran que los horarios de cierre de los casales fijados a las 23.00 horas son muy reducidos para preparar la fiesta en contraposición con los que tienen otros sectores. ¿Lo revisarán?

Revisar, revisamos constantemente todas las restricciones para intentar ir adecuándolas al momento y a la situacición epidemiológica, por lo tanto, seguiremos analizando los datos para poder en la medida de lo posible ir aliviando esas medidas. Hay que tener en cuenta que cada sector tiene una actividad diferente y de ahí que los horarios sean diferentes, muchos tienen su actividad sobre todo en exterior. Como digo, mantendremos reuniones y contactos con el mundo de las Fallas para seguir evaluando con ellos la evolución, igual que hemos hecho con las actividades falleras que se podrán llevar a cabo a partir de septiembre, en la misma línea de diálogo y de buscar la situación que les permita llevar a cabo cualquier actividad compatible con la situación que tengamos.

¿Qué previsión tienen con los hospitales de campaña?

De momento se quedarán hasta final de año y, depende de la situación, continuarán. No tenemos ahora mismo ninguna prisa y de hecho en algunos de ellos se está vacunando, se están haciendo pruebas PCR. Por lo tanto, están aún algunos de ellos en activo. El de Castellón, además, tendrá que albergar las urgencias por la reforma que se va a hacer en el Hospital General. Por lo tanto, no tenemos en estos momentos ninguna necesidad de tomar decisiones.

¿Ahora que parece que de momento ha pasado lo peor de la pandemia, visto con perspectiva, qué decisión cambiarían o qué autocrítica se puede hacer en cuanto a la gestión?

Cuando termine todo podremos hacer un balance y una reflexión porque creo que debemos aprender de esta pandemia y de todo lo que ha trastocado. No solo en la actividad económica, o en la crisis social, sino que valoramos cómo ha respondido el sistema sanitario, qué enseñanzas podemos extraer de ahí para estar preparados ante cualquier otra pandemia que ojalá no vuelva a ocurrir. Ahora somos más conscientes de que somos vulnarables, de que vivimos en un mundo globalizado donde nadie imaginaba que un virus que se escapa de la ciudad de Wuhan terminaría llevando al mundo a una pandemia con tantos muertos y tanto dolor.

¿Pero, de las decisiones que han tomado, cambiaría alguna aunque sea más fácil verlo ahora, a posteriori?

Yo creo que lo iremos viendo, veremos como en una película el principio y el final y entonces veremos si en un punto concreto teníamos que haber tomado otra decisión.

¿Quizás uno de esos puntos fue no haber tomado medidas más drásticas antes de las pasadas fiestas navideñas?

Sí, también es cierto que había en el ambiente por la llegada de la Navidad, una cierta relajación y muchas ganas de relacionarse, además porque son unas fiestas tan entrañables que hay mucho contacto físico y las relaciones se multiplican. Por lo tanto, todo influyó y hay que analizarlo cuando termine todo esto.

¿En algún momento llegó a sentirse superada y se planteó si iba a poder con esto?

Bueno, ese momento no se ha producido. Decir que estoy desesperada y no puedo con esto no se ha dado. Yo creo que esta conselleria cuenta con muy buenos equipos tanto en los servicios centrales como en Salud Pública que han dado lo mejor, no solo en los departamentos de salud y en la parte asistencial, que por supuesto también, sino en el motor de esta casa, donde se han entregado y no han contado ni días, ni horas, ni fines de semana. Yo creo que ese potencial y ese alinearse perfectamente con la situación que estábamos viviendo no nos ha permitido pensar en nada más, solo en hacerle frente al virus y decirle “aquí estamos y no vas a pasar”.

¿Destacaría algún momento tanto para bien como para mal?

Es toda una situación la que se ha vivido. Esta pandemia ha causado muchos muertos, pero también mucho dolor y quienes tenemos responsabilidad no somos ajenos al dolor. Formamos parte de la sociedad y estamos inmersos en ella y por tanto también te haces cargo. Yo me he hecho cargo de lo que estaban viviendo personas que no han podido despedirse de sus familiares, personas que han fallecido y que la única mano que han tenido aferrada a ellos ha sido la de un sanitario, la de un médico, la de una enfermera, la situación que estábamos viviendo en las residencias, donde estaban en momentos dramáticos de soledad, de un virus que causaba estragos. Todo eso también producía dolor y esta consellera veía y leía las cifras y no ha sido ajena al dolor y a lo que había detrás de esos números.

¿Y dentro de la situación, ha tenido algún momento, digamos, menos malo?

Bueno, cada vez que ha salido una persona de la unidad de cuidados intensivos (UCI), cada vez que una persona se ha salvado o ha recibido un alta en un hospital ha sido motivo de alegría, una alegría compartida, hemos visto los aplausos de los sanitarios cuando sale alguien de la UCI y supera la enfermedad. Hemos visto los aplausos de la sociedad hacia el personal sanitario que se ha entregado. Todo eso son motivos también de alegría, de esperanza, de sentimiento, de ser una sociedad solidaria dentro de la tragedia que hemos vivido, y eso abre también un mundo de esperanza, la sociedad va a aprender mucho de esta pandemia.

¿Nos queda mucho para seguir llevando mascarilla?

No lo sé, ahí estamos. Yo creo que llegará mucho antes evidentemente la retirada de la mascarilla al aire libre. No sabemos todavía cuándo, pero en los espacios cerrados, en el ámbito público, tardaremos bastante más.

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