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CV Opinión cintillo

A quien lea

Bloquejats: 30 anys del col·lectiu l'Arnadí

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“Pot ser per significar aquesta intenció, i també per treure l’èmfasi,

 han escollit els signants per a el col·lectiu, un nom tan suculent,

senzill i festiu com el d’eixe postre casolà, fet amb una primera matèria

tan modesta i que es comença a menjar quan, acabat l’àpat, arriba el

moment, dels postres, els licors, el café i la conversa.

 De la renúncia al particularisme per arribar al que ens és comú: 

la condició de valencians, per exemple, tan útil i necessària per anar endavant.“ 

  •  Vicent Ventura i Beltrán. València- juliol del 1992 a l’estiu del 93. ‘Per anar endavant’. Pròleg al recull d’articles1: ‘Carabasses i moniatos’

Entre 1992 y 1994 publicó un centenar de artículos, con periodicidad semanal, el ‘Col·lectiu l’Arnadí’, compuesto por cinco profesionales con vocación pública. Actividad que compaginaron con la ‘Tertúlia La Traca’, que crecía con la asistencia y protagonismo del ‘Grup d’Amics de l’Arnadí’ y se reunió cada mes en torno a un invitado relevante, durante una cena de mesa única, seguida de coloquio. En la Traca actuaron políticos, empresarios, clérigos de diferentes confesiones, masones, sindicalistas, escritores, artistas y activistas que agitaban y nutrían la actualidad de la época. 

Carabassa santa

Llegada la Semana Santa en las mesas de nuestros pueblos–en la Ribera o en la Costera– no podían faltar, a  media luz, la fuente de austeras albóndigas de bacalao, trabadas con patata y perejil, junto al monumental Arnadí, calabaza confitada –con o sin boniato– “carabassa santa” cocida en cazuela de barro y adornada de almendras y piñones, algo chamuscados. Su configuración cónica presidía las estancias comunales con proyección piramidal, presencia untuosa y propio color  terroso-rojizo, entre ocre y  granate. En esta época singular del año, el recogimiento precedía a la explosión primaveral de la Pascua. De la penumbra monacal  a la rotunda despedida de las tinieblas. Mezcla de rasgos del Ramadán islámico, la Cuaresma procesional, el Sabat hebreo y de los Oficios rituales, el ayuno y la abstinencia  se sobrellevaban a base de incursiones a las albóndigas, animadas con ’all i oli’ y buenas dosis del suculento complemento, denso y goloso, del Arnadí “amb el seu caramull torrat i vidrenc”.

Reflexión y concordia

Esta tradición en el recuerdo de los cinco componentes del colectivo de escribientes les llevó a bautizar su aventura periodística con el nombre festivo y  sustancioso  de l’Arnadí. Duró desde julio de 1992 hasta poco más allá de 1994 a lo largo de un centenar de artículos escritos y compartidos, a partes iguales, por cinco profesionales vinculados y comprometidos con instituciones económico-empresariales con ánimo de que la tensión y el estrés de su quehacer diario trascendiera a la sociedad con ánimo clarificador,de concordia y responsabilidad, ante las circunstancias que se advertían decisivas para la evolución  integral del País Valenciano  en la última década del siglo XX en materias plurales y diversas: institucional, política, cultural, confesional, lingüística, artística, territorial, educativa convivencial, literaria, musical o festiva. Fueron dos años de trabajo arduo y constante para permear a los valencianos que leían, la oportunidad posible de emprender actividades y tareas en colaboración. En la que participan distintas manos (autores) con nombres y apellidos, bajo una sola responsabilidad. Por si hubiera necesidad de afrontar multas o penas  ante el cambio que se avecinaba con serios nubarrones para la causa de la libertad.

Escribidores

Tras los antecedentes y las motivaciones, el año 1991  el grupo de profesionales, convencidos de que además de destacar en sus cometidos diarios había que explorar un poco más allá. Su núcleo fundacional, cinco amigos con muchas dudas y bastantes coincidencias:  Tomás Escuder, escritor, pensador y navegante especializado en turismo hasta que se cansó de perder el tiempo en la Cámara de Comercio de Castelló (Castelló, 1946); Juan Esquembre, aventurero y director comercial del Puerto de València, especialista en comercio exterior y en asuntos de la madera (Villena, 1948); Vicent Martínez Riera (Manises,1949- València,2011) experto en comercio exterior y en ramos de violetas, con vocación pública ejercida en la Diputación de València de Antoni Asunción; Josep Martorell, figurante teatral, nativo del Cabanyal, cofrade vocacional de la Semana Santa Marinera,que dedicó su vida profesional a los valores de la Cámara de Comercio de València mientras fue posible (Cabanyal, 1949); Xavier Ribera, periodista y editor que sacrificó sus mejores años y su experiencias a las Cámaras de Comercio, de las que cobró la máxima ingratitud ((Carcaixent, 1947).

La Traca

En 1991 los protagonistas junto con a un nutrido grupo de amigos, conocidos y curiosos, pusieron en marcha la tertulia que llamaron: ‘La Traca’, “que volia parlar  al voltant d’un sopar de germanor, d’aquells temes diversos que inquietaven als convocats. Més que res, si provocaven por o es referien a assumptes prohibits. L'heterogeneïtat dels companys de la tertúlia i la dificultat de comunicar a l’opinió pública els seus continguts i maneres de pensar, feu que aquella iniciativa fora sustituint·se per el ‘col·lectiu l’Arnadí,’ que amb els seus articles  pretenia encarar solucions a alguns dels problemes que afecten al poble valencià, traslladant la seua particular visió de la realitat i dels esdeveniments. L'eixida en societat del col·lectiu fou mitjançant articles amb periodicitat setmanal al diari ‘Levante’.El primer escrit es publicà en juliol de 1992.  Es titulava: ‘L’odissea dels disgustats’.” Así se manifestó  el editorial publicado en febrero de 1994, en el número 1 de su medio de comunicación interno dirigido al “Grup d'amics del col·lectiu l’Arnadí” del que  se publicaron dos ejemplares.

Desenlace

Quienes vivieron aquellos tiempos, de inquietud y zozobra, saben que, coincidiendo con el último quinquenio del siglo XX, se orquestó la ‘reconquista’ del poder a cargo de la derecha, que llevaba desde 1982 en manos del PSOE-PSPV ,en el País Valenciano hasta 1995. El cambio llegó al gobierno de España cuando, en 1996 José María Aznar, líder del PP confesó sus conocimientos y facilidad para hablar catalán en la intimidad. El   último artículo del Col·lectiu l’Arnadí se publicó a principios de 1995 bajo el título :’Bloquejats’. El enunciado reflejaba la tensión del momento de pausa o final. Las bravatas, las amenazas y las presiones reales aconsejaban una parar cuando zozobraba el proyecto civil de l’Arnadí que el orden establecido no soportaba ni estaba dispuesto a consentir. Acallar voces es un deporte arraigado en la derecha política y económica doméstica, Antes se habían editado dos  volúmenes recopilatorios de los artículos  aparecidos entre 1993 y 1994. El primero –’Carabasses i moniatos’–prologado por el periodista y activista valenciano, Vicent Ventura i Beltrán y el segundo –’Piuletes i tronadors’--, cuya introducción la protagonizó el periodista, escritor y comprometido cooperativista, fundador de Caixa Popular, Josep Maria Soriano Bessó.

Posibilismo

Los últimos años del gobierno del PSOE, presididos por Joan Lerma, se caracterizaron por el posibilismo. Término que acuñó  el laureado historiador Josep Fontana conocedor  y testigo del tema, en diciembre de 1995, cuando el desembarco del PP, capitaneado por Eduardo Zaplana en el País Valenciano ya estaba consumado. Porque la opción de avance socia,l racionalización y valencianidad que representó el PSPV se batió en retirada. Dejó en la estacada y a su suerte las acciones de progreso, a las instituciones y entidades que las avalaban y a las personas que arriesgaron sus intereses, su vida profesional y la seguridad en su trabajo. Con el propósito de apoyar una acción de gobierno en la Generalitat que se sintió asediada por el resuello de las formaciones políticas reaccionarias, principalmente el Partido Popular y  los grupos de presión económica afines. Con el telón de fondo de la crisis económica de la década de 1990, hasta el punto de que no se distinguía entre las organizaciones empresariales y los partidos políticos: eran los mismos.

Coro mediático

Estuvieron acompañados por un coro mediático formado  por bastantes medios informativos que, desde entonces, se decantaron por servir a los intereses ideológicos del poder establecido. Confirmando  así la claudicación en la defensa de la libertad de prensa y de la  objetividad en su misión informativa. Deriva que sigue vigente en los momentos presentes. Se distinguieron de manera significada en esta labor de contrapoder, el diario ‘Las Provincias’ y su directora María Consuelo Reyna  –primero liberal y luego retrógrada– que actuaron primero como portavoz del ala más rancia de UCD y después como impulsores del desembarco de Eduardo Zaplana,  a modo de gobernante plenipotenciarios en la Generalitat Valenciana, mediante el conocido ‘Pacto del Pollo’(1995) con Unión Valenciana, el partido creado de la nada por el fabricante de brochas y pinceles,  Vicente González Lizondo. En la transacción intervinieron personajes del mundo empresarial: José María Jimenez de la Iglesia, Leonardo Ramón Sales y Federico Félix. Este último cedió los despachos de la federación de criadores y comercializadores de aves para cerrar la negociación. En un escenario y con resultados similares a los que han propiciado la alianza entre los dos partidos de derecha centralista, PP y Vox, en 2023.

Miedo a la libertad

Coincidió y no por casualidad, con distintos episodios  de persecución y hostigamiento – ‘aquella perseguida vida nostra’ que cantó Raimon– contra varios de los componentes y simpatizantes del ‘Col·lectiu l’Arnadí’, exactamente como les fuero anunciados – o quizás con más saña– por el presidente de la Cámara de Comercio de València, José Enrique Silla Criado, el día que presentó la dimisión de su cargo en enero de 1995. Le sucedió su vicepresidente, Arturo Virosque Ruíz, transportista autodidacta que consumó el primer despido colectivo en una corporación de derecho público en España, en la Cámara de Comercio de València. La sentencia judicial por la que se obligó a la Cámara a readmitir a los despedidos – ilegal e injustamente– que recurrieron al Tribunal de lo Social  del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana en 1998, sentó jurisprudencia en España, al ser reafirmada en su totalidad por el Tribunal Supremo en 2000.

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