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Feminismo no es adoctrinar

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La censura de Ayuso a que la Ministra de Igualdad visitara un centro escolar el Día de la Mujer, no ha sido solamente una demostración de autoritarismo y un desprecio hacia la democracia, que legítimamente eligió un Gobierno como el de España. Con el argumento esgrimido para hacerlo, muestran más. Me refiero a señalar que conmemorar el Día de la Mujer y hablar sobre igualdad pueda constituir adoctrinamiento, como dijo el alcalde de Madrid, Almeida.

A finales del 2020 vivimos tres manadas en la Comunidad Valenciana donde tres menores fueron violadas en tres diferentes localidades por múltiples hombres, alguno de ellos también menor. Los vídeos de las agresiones fueron, también, difundidos. Por esta razón, el pasado mes de febrero llevé a Les Corts Valencianes la necesidad de implementar la educación sexoafectiva en la Estrategia valenciana contra la violencia sexual.

El Partido Popular se abstuvo de aprobar la propuesta por no haberle aceptado una enmienda donde exigía que del contenido educacional debía ser conocedora las familias y que este contenido debía ser impartido por sanitarios y psicólogos. Y esto, está muy relacionado con entender la igualdad como adoctrinamiento.

Sin embargo, la realidad es que cualquier familia puede acceder siempre a cualquier contenido educacional que se le imparte a sus hijas/os. Enfatizar siempre que el contenido sexoafectivo debe pasar por un filtro parental es tener en mente que los padres puedan vetar un contenido clave para constituir unas relaciones saludables. En otras palabras, se trata del PIN parental que pretende La OMS ha indicado que la educación sexoafectiva de niñas/os y adolescentes es un derecho. Por mucho que una familia quiera educar a su hijo en el machismo, no se puede permitir que los colegios, y mucho menos los públicos, no dispongan de los mecanismos para asegurar una educación en respeto e igualdad.

Por otra parte, que esta educación sea impartida por sanitarios o psicólogos es no entender, o no querer entender, el origen de las violencias sexuales que padecemos las mujeres. Estoy segura que las chicas violadas recibieron un taller de un sanitario en sus colegios enseñándoles a poner un condón. Todas lo hemos recibido. Ese tipo de educación ya la tenemos y no sirve para cambiar una estructura asentada en que violar es posible porque las mujeres son ciudadanas de segunda. Además, decir que los talleres deben ser impartidos por psicólogos recuerda a cuando el Partido Popular negaba la existencia de la violencia de género y opinaba que se trataba de un problema puntual de un hombre puntual que tenía un problema con el alcohol, las drogas o mental. Y no es así.

Cuando los problemas son estructurales, se necesitan de soluciones interdisciplinares que cambien los valores de la sociedad. La violencia sexual no es un problema de una chica que ha tenido mala suerte por haberse cruzado con un loco, al igual que la violencia de género no eran problemas de pareja. Y ninguna familia que quiera vivir en esta sociedad puede ponerse en contra de la igualdad.

Con estas lógicas que arrastra el Partido Popular es lógico que cuando su gobernanza depende de VOX, terminen aceptando PINs parentales y nieguen el concepto de violencia de género sustituyéndolo por el de violencia intrafamiliar. Es triste que no hayan aprendido nada acerca de los debates que ya se tuvieron sobre violencia de género y que ahora trasladen sus lógicas equivocadas a la violencia sexual, porque así avanzaremos el doble de lentas. El Partido Popular debe decidir si realmente está al lado de la igualdad y, eso, no es adoctrinar. 

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