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CV Opinión cintillo

Juventud, divino tesoro (electoral)

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En las recientes citas electorales la juventud se ha convertido en la “tronista” por excelencia en el afán de los partidos políticos por buscar adeptos. Recordando aquel casposo programa de televisión “Mujeres, hombres y viceversa”, hemos visto cómo los proyectos políticos buscaban, de manera flagrante, la atención de este target para intentar acercarles sus mensajes.  

No lo tenían fácil pues casi el 60% de las personas jóvenes en España no se sienten representados en el sistema político nacional, según la encuesta 'Rompe el cristal', realizada por el Consejo de la Juventud de España (CJE). Este 23J los equipos de campaña se enfrentaban a un público desencantado y sumido en el hartazgo con pocos anhelos de conectar con las propuestas políticas. En las recientes elecciones autonómicas y municipales pudimos ver cómo algunos candidatos y candidatas intentaron, de manera fallida, articular estrategias digitales para llegar a este target. 

Quizá os estaréis preguntando: ¿Cómo puede ser que las campañas modernas, con gran peso en redes sociales, no calen entre los grandes consumidores de estas plataformas? ¿Cómo es que en este contexto, en el que la información fluye de la manera más rápida y atractiva de la historia, no conecten con la juventud?

La respuesta es fácil: el tsunami de desafección política entre la juventud no es un problema de comunicación, es un problema político. Las personas jóvenes no se ven representadas con sus intereses, ni sus inquietudes, ni sus necesidades en el sistema político y es por ello que les cuesta atender a estos inputs comunicativos políticos. 

Como la distancia política entre partidos y juventud es una tarea tediosa y la premura del adelanto electoral no lo ha puesto fácil, los partidos políticos han centrado sus esfuerzos en estrechar lazos a nivel comunicativo con este grupo de población. Si lo han conseguido o no es difícil de determinar, pero de lo que sí tenemos certeza es de algunos errores y aciertos de los que nos hemos podido deleitar en esta campaña:

Errores:

- Generalizar. Los partidos políticos se dirigen a las personas jóvenes como un colectivo homogéneo dejando de lado que este sector de la población aglutina personas con realidades económicas, culturales, sociales, etc…totalmente diferentes. 

- No hablar en el mismo idioma. No han sabido modelar sus mensajes políticos a un lenguaje compartido por la juventud ni en forma ni en contenido. Los representantes políticos no pueden hablar igual al conjunto de la juventud como lo hacen con sus organizaciones juveniles. 

- No abrazar el cambio cognitivo. Si hay algo que caracteriza a las generaciones más jóvenes es la hiperconectividad permanente. Los mensajes políticos siguen siendo lineales, estáticos y buscando la reflexión a la que acostumbran las campañas “en papel” y esto entra de lleno en contradicción con la manera en la que los jóvenes consumimos y absorbemos los contenidos en un mundo en el reina el dinamismo y el transmedia. 

Aciertos:

- Conectar con referentes jóvenes. Participar en espacios y formatos con personas referentes ajenas a la clase política (que no están desvinculadas) nos ha permitido conectar con su lado más humano. Y lo que es más importante, refleja un intento de acercamiento al universo (sin generalizar) actual en el que vive y construye la juventud. Un ejemplo de esto lo vimos con la participación y el impacto de Pedro Sánchez en el podcast de la Pija y la Quinqui. 

- Creer en los nuevos canales. Con el objetivo de sacar el máximo partido a nuevos canales como TikTok ha sido fundamental su adaptación a los códigos y contenidos de esta plataforma. En esta línea vemos a un claro ganador: Vox ha aumentado sus impactos en TikTok consiguiendo el doble de seguidores que los otros 3 principales partidos juntos. 

- Campañas “poperas”. Hemos podido observar como algunas formaciones han ido un paso más allá y además de carteles, propuestas y pancartas han apostado por crear comunidades, hacer de sus debilidades virtudes con la guerra de memes y estructurar sus campañas como si se tratasen más de un icono pop que de una persona candidata a la presidencia del país. Este aire fresco y creativo se ha agradecido entre la población más joven en un momento en el que la saturación electoral era palpable. En esto lo ha sabido hacer muy bien el equipo de Sumar. 

Si algo ha quedado claro tras estas elecciones es que se ha abierto una nueva ventana para la comunicación política dirigida a la juventud. Lo que queda claro es que ningún partido político puede acabar con la desafección solo con una comunicación efectiva, aminorar esta distancia pasa por atender y resolver sus principales problemas. ¿Será esta nueva legislatura en la que veremos a los y las dirigentes resolviendo esta asignatura pendiente con la juventud?

  • Nerea Sanabria  es consultora de comunicación política en LaBase.
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