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CV Opinión cintillo

A QUIEN LEA | La batalla de Madrid

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“Quan sòc a dos mil quilòmetres

de la meua terra

-i dic això de ‘meua’ per un simple

dret de circumstàncies-

pense, amb tristor,

el gran taüt que ès d’Homes polítics.

Doménec Canet. Carcaixent. Des del meu exili voluntari, 1971

Los valencianos hemos seguido con escepticismo como se despellejaban en Madrid, Pablo Casado, por el PP y Santiago Abascal por Vox. En el Congreso de los Diputados, con la excusa de la moción de censura, han malgastado tiempo y esfuerzo en un enfrentamiento, propio de patio de manzana, para dirimir cuestiones internas entre canes de la misma camada. Los valencianos, en perspectiva, deberían analizar cuánto y cómo han avanzado desde el 14 de marzo, pistoletazo de la Covid-19. Siete meses y el inicio de la “tardor” (otoño en lengua vernácula) es periodo ajustado para hacer acto de conciencia y contrición. La pandemia se inició con efervescencia, de las reivindicaciones para normalizar la financiación justa, adecuada, equivalente y proporcionada a las magnitudes del País Valenciano. 

Desde mediado el siglo XIX los valencianos se percataron que para medrar había que peregrinar a Madrid. ¿Cómo tenía que haber llegado un periodista valenciano—mi amigo Vicente Camarena Miñana-- al equipo de alta dirección en Renfe, con sede en la capital de España, si no se trasladaba con todas sus capacidades al gran núcleo de poder y oportunidades del oso y el madroño? Joan Baldoví, de Compromís,  único diputado valenciano en la Carrera de San Jerónimo, que no rinde obediencia a un partido con sede en Madrid, desaprovechó una oportunidad. Ya que la moción de censura propuesta por  Vox, carecía de viabilidad y trascendencia para los valencianos, la ocasión bien pudo aprovecharse para dejar patentes los agravios comparativos y las carencias que padece la Comunitat Valenciana y que la Generalitat que preside Ximo Puig parece haber olvidado. ¿No conviene? ¿No interesa? ¿Será que el idilio renovado entre los socialistas del PSPV, de Puig, y los compañeros del PSOE, de Pedro Sánchez, con José Luís Ábalos de oficiante, no lo aconsejan? No vale incordiar a los correligionarios cuando las aguas de la política española bajan embarradas.

José Luís Ábalos, es un caso reciente que evidencia que la fortuna profesional, empresarial y política está más bien en Madrid que no en València. La nómina es amplia. A finales del XIX, el ya marqués de Campo, don José Campo Pérez Arpa, clausuró casa y periódico—La Opinión—para cristalizar su carrera financiera y política en Madrid, donde, tras crear las primeras sociedades por acciones, compitió con el marqués de Salamanca en barcos e influencia. Ese desembarco en Madrid no tuvo reflejo en las ventajas que pudo reportar a los intereses valencianos. Cirilo Amorós, Antonio Aparisi y Guijarro—políticos-- o Vicente Wenceslao Querol – poeta--engrosaron la lista de los que acabaron en Madrid. Teodoro Llorente y Olivares, pupilo del marqués de Campo que heredó los restos del diario “La Opinión”, para fundar “Las Provincias”, inició la senda hacia la meseta –varias veces diputado conservador—y malversó sus raíces periodísticas. Vicente Blasco Ibáñez se encarriló en el universo parlamentario republicano en Madrid, con resultado de prisión. Hoy la calle que flanquea el Ayuntamiento de València que preside Joan Ribó, lleva el nombre de Félix Azzati, personaje siniestro que le sucedió en la dirección del diario blasquista “El Pueblo”. Mientras tanto Gloria Tello, concejala de Cultura, arrinconó en 2017 la memoria del principal intelectual valenciano del siglo XX, Joan Fuster—víctima de atentados terroristas—a un pasaje remoto enclavado en un grupo de viviendas que llevan el nombre de un Antonio Rueda, gobernador civil franquista, de nefasta memoria para la causa de la democracia y la libertad.

En 1969 Salvador Paniker publicó un libro de éxito, del que se hicieron una decena de ediciones, titulado “Conversaciones en Madrid”. La colección de entrevistas, de gran interés entonces y ahora, fue un reconocimiento al protagonismo de influencias que se ejerció desde Madrid en la dictadura franquista y que se ha incrementado en adelante. Paniker conversa en sus páginas con tres valencianos migrados al olimpo madrileño. Rafael Calvo Serer, miembro del Opus Dei y editor del desaparecido diario “Madrid”, clausurado por Manuel Fraga Iribarne en virtud de su pretenciosa Ley de libertad de prensa(1966).Antes de fundar Alianza Popular y la recidiva del Partido Popular que hoy preside Pablo Casado. El edificio del diario “Madrid”, en la madrileña calle Maldonado, fue literalmente dinamitado en 1971 por el descalabro económico que ocasionó su cierre. El psiquiatra e intelectual de Sollana, Juan José López Ibor, una eminencia en su especialidad, también tuvo que establecerse en Madrid para desarrollar su trabajo. Procedía del Colegio san Juan de Ribera, donde fue becario y aventajado alumno. Centro docente  de las élites intelectuales y profesionales valencianas, al modo adelantado de las actuales escuelas de negocios. Hoy en València no existen. El tercer valenciano relevante entrevistado  fue  el cineasta Luis García Berlanga, residente en Madrid, desde donde influyó en la filmografía española. De la que es un señalado referente.

Junto a ellos  una larga lista de destacados valencianos, se establecieron en Madrid. Abogadosy empresarios. Financieros—de frustrada vocación política-- como Ignàsi Villalonga y Joaquim Reig ( Banco Condal, Banco de València, Banco Central, Dragados y Construcciones, Autopistas del Mare Nostrum). Políticos, Manuel Broseta—asesinado por ETA--, José Antonio Noguera de Roig o el amigo de Joan Fuster y fundador del Partit Nacionalista Valenciá, el suecano Francesc de Paula Burguera o Emilio Attard Alonso,presidente del Banco de la Exportación. El único valenciano con experiencia en partidos políticos democráticos, antes y después de la guerra civil. Propietario de la cabecera del “Diario de València”, portavoz de la prebélica Derecha Regional Valenciana. Emilio fue  responsable del cambio de denominación oficial País Valenciano por Comunitat Valenciana.

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