Un sencillo truco para ahorrar de 20 a 50 euros al mes con el pan que compras cada día

Pan

Jordi Sabaté

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El pan ha sido tradicionalmente en España, y en general en Europa y África, la principal y básica fuente de hidratos de carbono en la dieta. Aunque en países como Italia este papel también se reserva a la pasta. Al fin y al cabo, también harina de trigo.

Su consumo se aconseja, tanto en la forma integral como en la dieta mediterránea, como base energética de la pirámide nutricional. Pero en la actualidad, en la que hemos reducido la cantidad de esfuerzo físico que realizamos y en la que los azúcares ocultos están en tanto platos y como en las bebidas que consumimos, la recomendación es moderar su ingesta.

Una víctima de la inflación

Por tanto, es normal que sobre, incluso que sobre bastante pan de un día para el otro. Se trata de un producto que fundamentalmente es harina de trigo, un bien escaso que en estos tiempos de guerra en Ucrania, el llamado “granero de Europa”, ha disparado su precio casi un 40%. En el caso del pan, el valor ha aumentado un un 14,9% en el último año.

En el caso del pan, el precio ha aumentado un 14,9% en el último año

Es difícil encontrar una barra de pan del más barato por menos de 1,2 euros -si exceptuamos el llamado “pan de máquina” que se vende en grandes superficies y que ha sido previamente congelado-; si sumamos 30 días, el coste se puede elevar a 36 euros al mes como mínimo. Pero si vamos a panes de calidad, por ejemplo de molde, con semillas, o con nueces o aceitunas, el precio puede duplicarse o triplicarse.

¿Estamos dispuestos a tirar a la basura de 36 a 90 euros al mes?

Seguro que no, y menos en el contexto actual inflacionista y con el Euribor escalando de forma preocupante. Y tanto menos cuando muchas veces apenas consumimos una tercera parte de la barra o la hogaza.

En consecuencia, la mejor forma de ahorrar un dinero, en muchas ocasiones importante, es congelar el pan y tenerlo así disponible para ulteriores días, evitando tener que tirarlo a la basura. Si calculamos el consumo de 1/3 del pan por día, el ahorro puede suponer que compremos pan 10 días al mes en lugar de 30.

Esto es, a 1,2 euros la barra, aproximadamente 12 euros al mes, con un ahorro en torno a los 20 euros más o menos. Si el pan es de hogaza grande el ahorro puede ser superior, pero imaginemos también un consumo de 1/3 por día. Y otorguémosle un precio de 2,5 euros por pieza. El gasto será de 25 euros al mes en lugar de 75, con lo que ahorraremos de media 50 euros.

Cómo congelar bien el pan

Por lo tanto, aprender a congelar bien el pan, de modo que al descongelarlo quede como recién salido del horno, esto es crujiente por fuera y tierno por dentro, es básico para el ahorro doméstico. También hay que saber descongelarlo bien.

En esencia, el proceso no tiene más secreto que saber conservar el máximo de humedad en el interior de la barra y el mínimo en la corteza, de modo que no se ablande y pierda su consistencia.

Para ello, en primer lugar, conviene calcular la cantidad de pan que vamos a consumir inmediatamente después de comprarlo. El motivo es que así podemos poner a congelar el sobrante lo antes posible. Esto es, al regresar a casa, y separar el que consumiremos. De este modo, el pan recién hecho conserva al máximo su humedad.

Es fundamental congelar el pan sobrante nada más llegar a casa tras comprarlo, para que retenga el máximo de humedad

También así evitamos un exceso de cortes y separaciones que abrirían en exceso la miga, exponiéndola a la sequedad. Si se trata de pan de hogaza, en teoría es mejor comprarlo entero que cortado.

Pero en la práctica es mucho mejor que nos lo corten, o cortarlo nosotros en casa, porque ello permitirá luego sacar del congelador solo las partes que nos interese consumir sin exponer a descongelación el resto. La solución perfecta, no obstante, es disponer de un cuchillo de sierra eléctrico para congelados.

De todos modos, tanto si es entero como cortado, o si es de barra o de hogaza, la recomendación es utilizar una bolsa de plástico de congelación para guardar el pan e introducirlo en el congelador lo antes posible. También se puede envolver en papel de filmina, pero debemos asegurarnos de que no dejamos aberturas.

Si nuestro combi tiene modo de congelación exprés, lo aplicaremos para evitar de este modo que el agua del pan pueda formar pequeñas gotas que se congelen como cristales, ya que estos rompen la estructura de la miga y facilitan la perdida de agua hacia la corteza en la descongelación.

La congelación exprés está especialmente indicada en panes de hogaza y semiesféricos, ya que el frío normal tarda más en llegar al corazón de la miga. Esto es lo que pasa con panes “de máquina”, que han sido previamente congelados.

Estos, tras la primera descongelación están en aparente buen estado, pero una vez se vuelven a congelar, como su estructura ya estaba rota tras la congelación inicial, la siguiente descongelación deja una miga con aspecto de chicle y una corteza blanda y estropeada.

El descongelado

Es un aspecto que también importa, aunque la técnica es muy sencilla. Solo saca la porción de pan del congelador que desees consumir y déjala descongelar a temperatura ambiente. Si son rodajas, en unos pocos minutos las tendrás descongeladas.

Si se trata de barras u hogazas enteras, lo mejor es poner el horno a 200º y una vez caliente dejar el pan en su interior de dos a tres minutos para que el golpe de calor lo descongele respetando su textura.

Evita el microondas, porque generar vapor en la miga la reblandece. También la nevera, porque el pan se humedece demasiado al no poder evaporarse parte del agua durante la descongelación.

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